La tragedia y la desgracia se asoman por el palacio de los marqueses de Luján. Jimena (Paula Losada) sigue en su descenso a los infiernos del delirio. Tras narcotizar a Catalina (Carmen Asecas), la hija de los duques de los Infantes se encuentra entre la espada y la pared, especialmente porque la hija de los marqueses de Luján está siendo buscada por Pelayo (Michel Tejerina), la heredera tomará una decisión que pondrá en riesgo la vida de todos los habitantes de La Promesa: provocará un incendio.
Finalmente, Manuel (Arturo Gª Sancho) ha regresado. El aviador ha vuelto de su escapada secreta y ha visto cómo en el palacio está cundiendo la anarquía y cómo la desgracia va asomándose poco a poco. Y es que su esposa está completamente desquiciada. La heredera de los Infantes descubrió por Jerónimo (Andreas Muñoz) fue la principal impulsora de que ingresase en su sanatorio, dado su estado.
Jimena ha estado en una fase completamente paranoica, dado que rehuyó a Alonso (Manuel Regueiro), quien quiso saber cómo se encontraba y evitó que entrase en su alcoba, donde tenía a Catalina recluida. Su suegro sigue preocupado y tiene pensado en que los padres de su nuera visiten el palacio, dado el empeoramiento del estado de Jimena. Una decisión en la que está de acuerdo Cruz (Eva Martín).
La heredera de los duques de los Infantes busca hacer estallar todo por los aires, literalmente. Por ello, ha ido al hangar de su marido para hacerse con un bidón de gasolina. La socialité se escondió justo en el momento en el que Pelayo y Jerónimo se reunían para hablar de la desaparición de Catalina. El conde está muy preocupado por su amada y está tentado en avisar a sus padres. Sin embargo, el falso lacayo y socio le advierte de que puede ser peor el remedio que la enfermedad y logra persuadirle.
Aunque su socio en la venta de armas de contrabando se le escapó un comentario sobre que registrarán toda la mansión, incluidas las zonas del almacén donde tienen escondidas las mercancías ilícitas, queda la duda de si Jimena es consciente de la inesperada revelación que le ha dado el conde y el lacayo. Ésta, escondida, estaba más pendiente de no ser descubierta con el bidón que de escuchar realmente la conversación. Por otro lado, dado su estado mental, queda la duda de si sería tomada en serio.
Y es que nadie se está percatando de las intenciones de Jimena. Su marido, nada más llegar, fue a ver a Jana (Ana Garcés) la zona de servicio. A pesar del entusiasmo de los amantes, la doncella le ha compartido su preocupación por el estado de Jimena. A pesar de la discusión del heredero del marquesado con sus progenitores, Manuel quiso hacerles ver a Arturo y Cruz que lo que ellos han vivido, él lo ha padecido desde el casorio.
Lo que nadie ha podido ver es que las intenciones de Jimena son muy claras: ¡quiere matar a Catalina! La heredera del ducado de los Infantes ha esparcido la gasolina por todos sus aposentos y con Catalina aún sedada. Ésta comenzó a hablar a solas, confesando el odio que le profesa a su cuñada, en quien está canalizando todas sus frustraciones. Jimena culpa a la joven de ser la que ayudó a construir “ese aparato del demonio”, hablando así de la avioneta de su marido.
Antes de provocar el fuego, Jimena jura su venganza contra su cuñada. “Pero eso se acabó. Ahora, Catalina, vas a pagar por todo el dolor provocado, vas a pagar, aunque sea lo último que hagas”, dijo antes de tirar la vela al suelo, incendiando toda su habitación, con la pobre Catalina todavía yaciendo en la cama y dormida, mientras Jimena se pone a danzar alrededor del fuego, claramente perturbada.
El episodio termina con el fuego asolando al palacio de los marqueses de Luján, dejando la incógnita de qué va a pasar. En los breves adelantados del episodio 251, puede verse cómo está ardiendo toda la alcoba de la socialité, la cual sigue junto con su cuñada. La tragedia se asoma al palacio de La Promesa, ¿morirá algún personaje?