Xavier Sardà fue junto a Albert Rivera los protagonistas de la segunda entrega de 100% Únicos en Telecinco. El presentador y el que fuera líder de Ciudadanos respondieron con todo tipo de detalles a las preguntas que les plantearon los 30 participantes con Trastorno del Espectro Autista, que participan en el programa de Guillermo Fesser.
Una de las cuestiones en las que ahondaron fue el sueldo que tenía Sardà cuando presentaba Crónicas Marcianas, del que se acaba de hacer su reencuentro en Telecinco. El programa, por cierto, fue todo un acierto para la privada de Fuencarral, al conseguir un 14,2% de cuota y casi 1,3 millones de espectadores el pasado martes.
En un primer momento, el presentador fue algo reaceo al airear su caché, pero finalmente lo acabó haciendo. "En Crónicas Marcianas me gané muy bien la vida. Me pagaban muy bien. Era en pesetas. ¿Cuánto es 50 millones de pesetas? 300.000 euros los tres primeros meses y si seguíamos, más", aseguró.
"Por decirte algo concreto y dejarme de puñetas, pero ya veis que soy un poco tocho. Me ha costado, ¿eh?", dijo en tono de broma para añadir después lo siguiente: "Si no hubiera funcionado, hubiera sido una operación dejar la radio. Por suerte, funcionó". Y es que el late night fue todo un éxito en los últimos años de la década de los 90 y comienzos de los 2.000.
El momento más emocionante fue cuando Sardà recordó a su hermana Rosa María, fallecida en 2020 a causa de cáncer. "Cuando muere mi madre, yo tenía ocho y Rosa María 23 o 24. Por lo tanto, a los dos pequeñajos ella nos hacía de madre", explicó.
"Los fines de semana, Rosa nos llevaba a mi hermano Juan y a mí al teatro. Y a veces estaban ensayando una obra y podíamos estar sentados en el patio de butacas. Me marcó para mi trabajo en la radio, para tantas cosas. Poder ver cómo se crea una obra de teatro y ver cómo la representa. Ella ha hecho cine, televisión, pero como en el teatro...[nada]", dijo. "Me enseñó a ser persona, a valorar el talento y a querer incondicionalmente".
Sardà también habló de la muerte de su hermano Juan por VIH: "Mi hermano pequeño murió en aquella época en la que todo el mundo moría del Sida. Rosa era incondicional y decía: 'Pasé mucho miedo, angustia y, después, vergüenza'. El trato a los enfermos no puede ser que nos aterrorice. Había que convivir con esa enfermedad que por suerte ya no es mortal".