Las mañanas televisivas se han convertido en franjas horarias marcadas por magacines de actualidad e información política. Salvo Aruser@s de laSexta, que combina la información con el humor, el formato de tertulia política y social impera en Espejo Público de Antena 3, Mañaneros de La 1 y Vamos a ver de Telecinco.
Sin embargo, años atrás se confiaba en un modelo diferente de televisión, en el que las mañanas eran sinónimo de programas de cocina, salud, bienestar y consejos varios. Así fue como surgirían formatos exitosos en la década de los 90 como Saber Vivir o La Botica de la Abuela.
La ausencia de redes sociales ayudó a que estos espacios televisivos destinados a la salud y a la naturopatía cobrasen peso y se convirtiesen en auténticas audioguías para espectadores de todas las edades. Eran remedios y tratamientos poco convencionales, sin fármacos y 100% naturales, pero contados de una forma dinámica, cercana y familiar.
La Botica de la Abuela, precursor de un nuevo concepto
Aunque muchas crean que primero llegó a nuestra televisión el mítico Saber vivir, que aún sigue en antena en las mañanas de los fines de semana en La 1, lo cierto es que antes de que dicho programa se convirtiera en referente en audiencia y repercusión, en 1996 comenzaba a emitirse La Botica de la Abuela.
Gontzal Mendíbil fue el creador y director del programa La Botica de la Abuela, un nuevo concepto de televisión que buscaba llevar a la pequeña pantalla las pequeñas dolencias más comunes y los remedios más efectivos al respecto. Tal y como aseguraba Mendíbil a la prensa de la época, su inspiración fueron los programas de Arguiñano, pero enfocados en los remedios de salud de la abuela.
Mendíbil, sociólogo y músico de profesión, consiguió dar forma a un formato televisivo que alcanzó unas cuotas de audiencia de alrededor de 1.500.000 espectadores y una audiencia media de algo más del 27% de share. Una auténtica revolución. A esto se le sumó un libro homónimo que se convirtió en el más vendido dentro de los catalogados como de no ficción.
El equipo de La Botica de la Abuela lo conformaban 32 personas (documentalistas, biólogos, médicos y el presentador del programa, Txumari Alfaro). Pero, sin duda, el alma mater de todo fue una mujer de 76 años que hizo las delicias de la televisión española, Maite Zumeta.
Viuda de un boticario y nacida en Tolosa (Guipúzcoa), trabajó durante 19 años en el negocio familiar. A lo largo de su vida, se sirvió de remedios naturales y caseros para cuidar y criar a su familia, basándose en los consejos que le enseñó su abuela, Serafina Zabaleta. Con mucho carácter, Zumeta consiguió meterse en el bolsillo a la audiencia española cada mañana, levantando pasiones y conmoviendo al público en general. La propia Maite llegó a asegurar: “Los remedios de la Botica son los medicamentos de cuando no había medicamentos”.
Txumari, la cara visible
Al frente de La Botica de la Abuela se encontraba Txumari Alfaro, un naturópata que dirigía una famosa consulta desde una década antes. Con titulación en naturopatía por el International College of Natural Health, fue pionero en el tratamiento de la salud natural desde finales de los 80, siendo de los primeros en llevarlo al formato televisivo.
Se presentaba a sí mismo como un experto en remedios de medicina casera y natural, con grandes conocimientos en iridología -disciplina capaz de diagnosticar enfermedades como el análisis del iris-, pero también en medicina tradicional china, como la acupuntura.
De personalidad controvertida, se convirtió en un rostro consagrado de la televisión española de finales del siglo XX y ganó prestigio al entrevistar en su programa a expertos médicos e introducir remedios naturales en diferentes formatos.
Sus consejos no han estado exentos de polémica, ya que numerosos medios y comunidades médicas expresaron públicamente su malestar por sacar de contexto algunas de sus palabras. Se le acusó de ofrecer remedios basados en pseudociencias, como la urinoterapia o el hecho de asegurar públicamente en una conferencia que frente al cáncer no se debía hacer nada.
La nueva etapa de 'La Botica de la Abuela'
En enero de 2003 saltaba la noticia de que La 2 de TVE recuperaba este espacio con 65 nuevos programas de la mano de Inés Almagro, que durante más de 12 años trabajó en una botica, y de Pedro Luquin, naturista-boticario.
Posteriormente, en febrero de 2010, Cuatro reforzó su programación matinal con el microespacio La Botica de la Abuela, conducido por Carmen Sánchez Risco. A partir de éste desarrollaron una línea de productos y complementos vitamínicos y alimentarios dirigidos al público en general.
¿Qué fue de Txumari Alfaro?
Dos años después se incorporaría a la plantilla de Sabor a ti, de Ana Rosa Quintana, hasta que finalmente en el 2000 Antena 3 le ofrecería un programa propio, similar al primitivo, bautizado como La Botica de Txumari. No obstante, fue un fracaso en términos de audiencia y solo se mantuvo en antena entre enero y abril de aquel año.
Posteriormente, entre septiembre y diciembre de 2005, pasaría a colaborar en el espacio A tú lado, de Emma García. Dentro del mismo conducía la sección Los consejos de Txumari, aunque la sección no logró gran recorrido.
En 2007 publicó el libro Un cuerpo para toda una vida y en septiembre de 2008 pasó a colaborar en el programa Salud a la carta de laSexta junto al cocinero Bruno Oteiza. Finalmente, en mayo de 2011, recalaría en Intereconomía TV para emitir el programa Los consejos de Txumari, una sección breve que él mismo dirigía y presentaba. Pero, al igual que anteriores experiencias, el formato corrió la misma suerte y permaneció poco tiempo en antena.
El tramo final de su carrera profesional lo enfocó en impartir conferencias y charlas sobre medicina natural, así como a escribir varios libros sobre terapias naturales de gran aceptación en toda España. De igual modo, siguió pasando consulta centrándose en su experiencia televisiva y en los remedios que ofrecía por aquel entonces.
La Botica de la Abuela consiguió franquiciar su modelo de tienda de salud y belleza mediante métodos naturales en dos establecimientos piloto en Bilbao. A raíz de ahí, fueron extendiéndose hasta otros puntos de España como Madrid, Vitoria y Canarias. Una mezcla entre tienda de productos naturales y salón de belleza que incluía cabinas de masaje y estética con tratamientos naturales.