Antena 3 estrena este miércoles 10 de enero y en abierto los dos primeros episodios de la serie Camilo Supertar. Una fuerte apuesta para frenar el impacto de La isla de las tentaciones de Telecinco, y además, promocionar esta producción que se estrenó en la plataforma atresplayer el pasado mes de noviembre.
Alejandro Jato interpreta al cantante levantino Camilo Sesto, y en la producción se cuenta cómo en un arrebato de inspiración decide adaptar en los años 70 el musical más moderno y transgresor de la época, Jesucristo Superstar, un éxito internacional que, en plena dictadura, consigue revolucionar el país y hacer historia. Y a raíz de este suceso se nos narra otros momentos de la vida profesional de Sesto, como su participación en el Festival de la OTI de 1973.
Y es que en aquel año, cuando Camilo ya había acariciado el éxito, le llegó la propuesta, o quizá la imposición, de representar a España en este certamen musical, una suerte de Eurovisión de las Américas. El Festival OTI de la Canción o Festival de la OTI, cuyo nombre original era Gran Premio de la Canción Iberoamericana, daba sus primeros pasos, y de hecho, celebró por primera vez en 1972 en Madrid, presentado por Rosa María Mateo y Raúl Matas desde el Palacio de Congresos de Madrid. Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, España, Panamá, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela participaron en aquella edición, en la que Marisol defendió al país anfitrión con el tema Niña, de Manuel Alejandro.
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Y un año después, le tocó el turno a Camilo. En Camilo Superstar se ve cómo el de Alcoy fue llamado a RTVE, y le hicieron el ofrecimiento de ir a la OTI. Su manager lo recibió como una gran noticia; él, sin embargo, se negó. En teoría, le preocupaba no ganar, por su buena posición en el mercado en ese momento, y le hicieron el ofrecimiento de que ganaría. Un tongo como una catedral, en otras palabras. Del mismo modo, le deslizaron que le convenía llevarse bien con la única cadena de televisión de España en ese momento.
Sin embargo, llegado el día del certamen, alguien le consoló por no ganar, y eso que todavía ni siquiera había subido a cantar. El pescado ya estaba vendido, pero no como él estaba esperando. Su concurso fue con el tema Algo más. Juan Carlos Calderón estaba al mando de la orquesta, y Camilo logró un quinto lugar. No obstante, el tema se convirtió en un éxito de ventas. Su no-victoria se debería a la mala situación económica de RTVE, que no podría costear el concurso de ser el ganador, según la serie.
¿Qué hay de cierto en esta trama de la serie? Con el paso de los años, Camilo demostró que no guardaba buen recuerdo de la OTI. Que lo “enredaron”. Que el certamen estaba “amañanado”, que “lo que menos importa es quién se suba al escenario”. En una visita que hizo a Zapeando en 2016, el de Melina y Vivir así es morir de amor habló de sus experiencias festivaleras, y narró que “nunca quise ir a Eurovisión. Ese tipo de cosas no me gustan, están todas amañadas” y dijo que en dicho certamen musical “todo hecho de antemano”.
Lo cierto es que Camilo Sesto no fue el único artista de la época que fue, sin ganas ningunas, a un festival de televisión. Un año más tarde, en 1974, Televisión Española eligió de manera interna a Peret para representar a España en el concurso musical que ese año se celebraba en Reino Unido y que supuso la victoria del grupo ABBA con el tema Waterloo. Canta y sé feliz, compuesta por el propio Peret, fue la rumba que defendió y que logró un décimo puesto con diez puntos.
La participación de Peret en Eurovisión no fue algo voluntario, tal como relataría el catalán años después; literalmente, acudió obligado y amenazado, según sus palabras. Tal como explican en el blog Hablemos de Eurovisión, el cantante y compositor no había realizado el servicio militar, por lo que representar a España en el Festival sería el modo de prestar servicio al país. El catalán no accedió de primeras a tal proposición, por lo que llegó a recibir amenazas de muerte y su familia y él tuvieron que llevar guardaespaldas.