Este pasado viernes 12 de enero, First Dates ha vivido un auténtico pique entre regiones digno del Grand Prix. A pesar de tener nombres que podían denotar un origen vasco, tanto Aitor como Nerea proceden de la Meseta Central, mientras que el joven es de Madrid, la soltera es de Toledo. Ambos han vivido una ‘guerra’ a la hora de defender tanto sus provincias como sus respectivas comunidades autónomas en una cita de lo más insólita.
Él tiene 22 años y se gana la vida como instalador de fibra óptica, aunque su pasión es ser recortador. El joven quiso hacer esa diferencia entre el toreo y el recorte. “Sé que el toro me puede quitar la vida, pero que él va a seguir con vida”, justificaba. Le compartía a Carlos Sobera que comenzó a ser recortador con 16 años. Además, Aitor le comentaba al presentador que le gusta el rap y que componía, pero que no enseñaba sus letras. “Compongo para mí solo”, expresó.
Aitor buscaba una chica “atenta, abierta de mente” y con la que “comparta gustos”. Entraba en escena Nerea, una joven de 20 años que trabaja de camarera y que es de Toledo, pero que vive en Madrid. “Para mí, el amor es como encontrar a un mejor amigo. Poder confiar y contarle todo. Saber que esa persona va a estar ahí, dispuesta a ayudarte”, comentaba a las cámaras.
La toledana confesaba al equipo del dating show que aún no había tenido pareja. “No he tenido ese feeling con alguien y decir que quiero algo serio”, confesaba. A la hora de presentarse, parecía haber química entre ambos. “Se me han iluminado los ojos. He visto su cara y me ha atraído bastante. Ese vestido verde le quedaba como un guante”, compartía el recortador a las cámaras.
“Me parece un chico bastante guapo. Entra dentro de mi prototipo. La verdad, su personalidad me ha gustado bastante. Iba bastante nerviosa. Entre él y yo, hemos perdido un poco los nervios haciendo cualquier gracia. Me ha gustado bastante”, señalaba la camarera al equipo. Curiosamente, Aitor le comentaba que su familia materna procede del pueblo de donde es originaria ella.
La cita comenzaba bien, aunque se torció ligeramente cuando pasaron a la mesa para cenar, dado que salió el tema del horóscopo. Aitor le compartía a Nerea que él no creía en esas cosas. El joven también quiso saber si la toledana era receptiva a su afición por el recorte. La camarera confesaba que no le atraía mucho esa afición suya, pero le tranquilizó saber que no es excesivamente forofo y agradeció saber que no le llamaba la atención el toreo.
En lo que ambos coincidieron fue en su afición por el rap, lo que hizo que la cita no decayese y fuese a más. Nerea le confesaba a Aitor que no había tenido pareja. El madrileño quiso comentar lo positivo de ello, señalando que nunca le habrían puesto los cuernos. Lo que Aitor no esperaba fuese que Nerea le mostrara su tatuaje con los cuernos de Maléfica, la villana de La bella durmiente. “No me los han puesto porque ya los llevo puesto”, dijo entre risas.
Eso sí, entre ambos surgió un pique en lo referente a la gente de Madrid y cómo era de diferente respecto a la de Castilla-La Mancha. Ella defendía ser de Toledo “a muerte”. Aitor no quiso entrar en polémicas, pero sí le lanzó una pullita. “Es verdad, allí vais con piedras en las manos”, dijo entre risas.
Se generó así un pique en el que ambos entraron de lleno y del que disfrutaban. “No voy a tener esta discusión, cojo el bolso y me voy”, dijo Nerea en tono de vacile. Ambos, después, pasaron al fotomatón, donde debían mirarse fijamente sin reírse. “¿Sabes que no lo vamos a conseguir, verdad?”, comentaba la toledana.
Lejos de alejarlos, los continuos piques y vaciles entre madrileños y toledanos les gustó a ambos. A la hora de la pregunta sobre una segunda cita, ambos se mostraron dispuesto a seguir conociéndose.