No innovan. Y eso que tienen que resistir a la polarización del país y a las plataformas. Demasiada política interna por un lado y demasiada crónica de sucesos, por el otro. Muchos vídeos locutados, pero pocos redactores en exterior para contar las noticias; a menos que sea, obviamente, en directo. Emplean a prestigiosos corresponsales en el extranjero, pero emplean demasiado a menudo los chroma key –en la jerga periodística audiovisual, el fondo verde– en vez de contar las crónicas a pie de calle. No está en cuestión la credibilidad informativa de los contenidos, sino el atractivo de los mismos. Porque en televisión el continente es igual de importante. De la ecuación, en cualquier caso, habría que apartar a los todo noticias de Rai News 24 y Sky Tg 24, de destacable calidad informativa y que, a menudo, son la excepción que confirma la regla.
Los telediarios italianos, tanto públicos como privados, están perdiendo espectadores. Según los recientes datos acerca del último año, publicados estos días por el diario La Repubblica, las audiencias de los informativos transalpinos son claramente a la baja. Entre 2022 y 2023, los telediarios de los canales generalistas de la Rai –la televisión pública del país– han perdido 578.000 espectadores en la franja nocturna, mientras que los de Mediaset un total de 238.000 espectadores.
El principal telediario del país, el TG1 –el informativo del primer canal público del país, Rai 1– ha perdido 336.000 espectadores, manteniendo sus todavía 4,3 millones de espectadores. El TG2 pierde 160.000 espectadores y conserva 1 millón diarios en sus ediciones vespertinas; mientras que el TG3 –que se emite en Rai 3, una cadena cuya programación es la que más se parece a La 2 en España– pierde 82.000 espectadores, frente a un total de 1,7 millones actuales.
El telediario privado más seguido del país es el TG5, que se emite en Canale 5, ha perdido 149.000 espectadores pero manteniendo los 3,5 millones actuales; siendo así la principal competencia del TG1 de la Rai que, aun siendo el informativo más seguido en Italia, es que más audiencia está perdiendo en términos absolutos.
¿A qué se debe esta bajada de la audiencia en los telediarios italianos? Para tener más nociones acerca de lo que está ocurriendo, uno de los más reconocidos periodistas del país, Gianni Riotta –corresponsal en Nueva York para el Corriere della Sera, periódico del que también fue subdirector; codirector de La Stampa; y director del diario económico Il Sole 24 Ore–; entrevistado por EL ESPAÑOL, ofrece tres llaves de lectura para interpretar correctamente este fenómeno. Un fenómeno que, por un lado, tiene un factor común en todos los países del mundo, aunque luego haya especificidades italianas que explican la bajada de los informativos concretamente en país con forma de bota.
El elemento común que involucra a los informativos televisivos, a nivel internacional, es de carácter tecnológico: “La televisión generalista, en todo el mundo, está atravesando un periodo de dificultad marcado por la existencia de las plataformas digitales”, explica Riotta, quien también fue director del TG1 de Rai 1 entre 2006 y 2009. “Los menores de 40 años, hoy, miran la televisión de otras formas. Ya no existe el ritual de antaño donde las familias se reunían y estaban pendientes de la televisión, por tanto, hay una disminución fisiológica de la audiencia, debido a un público multiplataforma”, detalla Riotta.
“Las nuevas generaciones no miran la televisión generalista y, en general, el público hoy sigue los telediarios cuando quiere, utilizando aplicaciones como Rai Play”, la plataforma italiana equivalente a RTVE Play en España y que tiene mucho éxito entre los usuarios transalpinos. Pero aclara que esto “no está pasando no sólo en Italia, sino también en el resto de Europa y en Estados Unidos”.
Uno de los factores que más están incidiendo, ahora mismo, en la pérdida de espectadores en los telediarios de Italia, para Gianni Riotta, es de corte político: “El país está extraordinariamente polarizado”. Según él. "la RAI, hace muchas décadas”, refiriéndose Riotta a la época anterior a los años noventa –cuando la política la protagonizaban los democristianos, los socialistas y los comunistas–; “como televisión pública, respondía realmente como representación del país. Había una mayoría social con elementos comunes en lo referente a los gustos, a los hábitos de consumo, a las tradiciones y a la educación, por ejemplo”. Y aclara: “Esto ha dejado de existir”, en buena parte, también debido a la polarización política de la sociedad transalpina.
Pero luego hay cuestiones más informativas, de contenido, visuales, técnicas; que influyen muchísimo en los telediarios italianos vistos desde una óptica productiva. Los informativos transalpinos no son especialmente atractivos y, para Gianni Riotta, director de la Escuela de Periodismo de la Universidad LUISS de Roma, está claro que hay un “empobrecimiento de la oferta”, lo cual para él “no se debe a quienes los producen ni a la clase política de un momento determinado, sea de derecha o de izquierda”.
Un exceso de crónicas de sucesos
El problema está, fundamentalmente, en la escaleta. "Si en una edición de 30 minutos se dedican más de 15 minutos a la política interna, inevitablemente, cansa”. Hay otro elemento que, toda persona que viva en Italia, puede apreciar sin duda alguna con gran facilidad en los informativos generalistas del país: “Hay un uso excesivo”, a veces incluso abuso, “de las crónica de sucesos, cuando Italia, sin embargo, es uno de los países más seguros del mundo atendiendo a las estadísticas mundiales de homicidios por cada 100.000 habitantes”, contextualiza el periodista. Y aclara: “Está claro que hay tragedias que impresionan a la opinión pública, pero el exceso de crónicas de sucesos cansa a las personas. Y terminan incluso aburriéndose”. Falta innovación: “¿Acaso alguien queda sorprendido cuando ve, hoy en día, un telediario italiano?”.
Hablando de qué posibles recetas se podrían emplear en Italia para aumentar las audiencias, según Gianni Riotta, la clave está en la polarización y más concretamente en la disminución de la misma. “Los programas de debate es bueno que aplicaran un viejo truco”. Y pone un ejemplo muy fotográfico: “¿Mejor vender Coca-Cola, Pepsi o ambos?”. Riotta, buen conocedor de los medios de comunicación, explica por qué es mejor la tercera opción: “Si un supermercado vende sólo Coca-Cola, los que prefieren Pepsi no entrarán. Si vende sólo Pepsi, serán los de Coca-Cola los que optarán por no comprar en este establecimiento. Pero si hay un supermercado que vende tanto Coca-Cola como Pepsi, allí entrarán todos”.
Y añade: “Si tú creas un programa de debate, en la actualidad, donde no se entiende claramente la preferencia política del presentador; donde dicho programa se convierte en el espacio en el que todos debaten y donde ninguno grita; y donde los espectadores terminan pensando que han aprendido escuchando las diferentes posiciones y donde luego elaborará su propia opinión; eso aumentará muchísimo la audiencia”.
En Occidente, no sólo Italia está sufriendo el fenómeno de polarización. A partir de su conocimiento profundo del periodismo y la sociedad norteamericana, conversa con EL ESPAÑOL acerca de cómo la polarización actualmente ésta afectando también a los Estados Unidos: “Cuando llegué a Nueva York como corresponsal la CNN era una cadena que funcionaba casi como una agencia de noticias, a veces era incluso aburrida. Hoy, sin embargo, canales como la CNN o la NBC son televisiones de izquierda y otras como FOX son claramente de derecha. Hace décadas, cuando hablaban los grandes presentadores como Walter Cronkite (CBS), Peter Jennings (ABC) o Dan Rather (CBS); todos los estadounidenses se quedaban mirando las noticias”. Otra época.