Una vez más, El Hormiguero ha servido como el mejor escaparate para promocionar las ficciones de las plataformas de pago. Y así, tras la visita de Miguel Bernardeau para hablar de Zorro el pasado lunes, este 24 de enero Miguel Ángel Silvestre acudía al programa para promocionar la segunda temporada de Los enviados, la serie dirigida por el argentino Juan José Campanella, que también acudía el programa. Se estrena esta semana, en la plataforma SkyShowtime.
“¿Te puedo llamar actor o actor y empresario?”, preguntaba Pablo Motos a Silvestre nada más empezar la entrevista. Y es que el castellonense ha embarcado en un restaurante. “Es algo muy rocambolesco”, reconocía, sobre cómo cenando con Álex González en un restaurante de Paco Roncero coincidió con Marcos Llorente y Antoine Griezmann, y han acabado montando un restaurante, Rhudo. Todo comenzó con una charla en la que pensaban en qué echaban de menos en un restaurante. “Os pusisteis pedo y dijisteis…”, resumía Pablo Motos, a lo que Miguel Ángel le daba la razón.
En ese momento, una hormiga salía de la mesa para preguntar si hay una “habitación secreta”. “Hay habitación secreta. Una sala que no me dejan hablar de ella, que tiene ascensor directo desde el parking”, narraba. Algo que se vio, desde fuera, como un exceso de información. “Me van a matar…”, bromeaba el invitado.
Sobre la serie, Silvestre y Campanella apuntaban que Los enviados trata de dos sacerdotes del Vaticano que van a lugares donde se ha producido un milagro para estudiarlo. Y “en esta segunda temporada están en un pueblo de Galicia, invitados por Pepón Nieto, para investigar el caso de tres monjas ciegas, que tienen visiones y localizaron a una chica desaparecida”.
Relacionado con el contenido de la ficción, Pablo Motos quiso saber si el director cree en los milagros. “La segunda temporada en sí es un milagro, lo hemos vivido así”. A pesar de esa matización, reconocía que sí creía en ciertas cosas que se escapan al conocimiento, como sentir la muerte de una persona cercana. “No sé si son espíritus, una parte de la mente no estudiada, pero me interesa mucho”, admitía. Además, habló de algunas historias de fantasmas que han tenido lugar en su familia, como un tío que en el lecho de muerte pidió que abriesen la ventana porque un amigo, que había fallecido, estaba fuera. Abrieron la ventana “viento que entró, y mi tío que se muere”.