El actor y humorista Goyo Jiménez ha vuelto este lunes a El Hormiguero, programa al que acudía para promocionar su nueva obra de teatro, Misery Class. Y, como sucede en las visitas de muchos humoristas, la entrevista que le realizó Pablo Motos estuvo más cerca de la sucesión de chistes y chascarrillos que de una conversación al uso.
Su nuevo espectáculo se llama Misery Class, y ahora mismo se representa en Madrid, aunque pronto hará gira por España. Un título que debe a King África, cantante con el que coincidió una vez en un viaje, donde los dos volaban en First Class. “Yo no pagaba”, aclaraba Goyo, quien tenía que acudir a una cita profesional. “Alguien dijo: viajamos atrás, y King África dijo, ah, misery class”, y por esa razón ha titulado así al montaje.
Para el invitado, la misery class es “cuando tienes la sensación de que en el viaje de la vida te ha tocado el peor asiento. Es como ser influencer, te vas a un hotel, tiene una terraza enorme, y vas al minibar y sacas lo que hay y compras lo que has comprado en Mercadona”, aseguraba.
Sobre miserias y viajes, Jiménez reflexionaba cómo al tomar vuelos en compañías de bajo coste se produce “una competición a ver quién de los dos gana”. Y detalló el caso de las maletas que pesan más de la cuenta. “La gente con las maletas abiertas poniéndose cosas encima. Para que no lleves más peso en la maleta lo llevas encima y el avión pesa lo mismo”, reflexionaba, como algo que carece de sentido. Preguntaba: “Si pagas 30 euros por ir a Dublín y 60 por la maleta, dónde va la maleta, ¿en primera?”.
En un momento dado, Pablo Motos le preguntó por su opinión de las redes sociales, y el invitado explicó que él es de Albacete, donde tienen “la mejor feria del mundo”. Y que cada año el regalo de moda varía. “Un año eran megáfonos y todo el mundo tenía. Y las redes sociales eso, darle megáfonos a todos, a los tontos también, para que se escuchen y se coordinen”.
Uno de los momentos más espectaculares del invitado durante su visita fue cuando se puso a improvisar con el público, tal como hace en sus shows. Y también contó una de sus “experiencias misery” más extrema. Se encontraba en Santiago de Compostela y no tenía dinero, porque se lo habían gastado todo de fiesta. Como se trata de una ciudad en la que hay muchas tradiciones, como la de abrazar al apóstol, él y sus amigos comenzaron a arrojar monedas a una pila, como si fuese una tradición. Y la gente comenzó a repetir el gesto. “Y las recogimos. Como fue en una iglesia, se puede considerar cristo monedas”, bromeaba.