Hace unos días conocíamos que Fariña había vuelto a vencer en los tribunales. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Vilagarcía de Arousa, en Pontevedra, desestimó la demanda frente a Atresmedia, Bambú Producciones y Netflix Internacional que interpuso el exnarcotraficante Laureano Oubiña por vulneración al derecho al honor.

La sentencia recoge que la serie basada en la obra de Nacho Carretero realiza una "construcción narrativa a partir del panorama del narcotráfico en Galicia, particularmente en la década de los ochenta y principios de los noventa del siglo XX, abordando cómo la visión de la opinión pública fue variando hasta comprender la gravedad en todos los planos de la sociedad, particularmente en el desarrollo de las generaciones más jóvenes".

El juez entiende que no se trata de "un trabajo puramente periodístico" sino ante "una producción audiovisual que lo que pretende es una elaboración artística con el fin de dotar a la trama de una coherencia interna y fomentar así el intéres". O en otras palabras: "El espectador medio no espera de una serie de ficción que refleje al 100% la realidad de los hechos", pues con ese fin existen otro tipo de formatos "como los documentales".

[Su influencia no está en Instagram, sino ir a 'El Hormiguero': cómo los influencers necesitan la tele]

"La serie puede apartarse de la realidad de los hechos" por ser "un ejercicio del derecho a la producción y creación artística". Esa alteración no supone "por sí mismo la vulneración de ningún derecho fundamental de los alegados por el demantante". "No se trata de una "altetación desproporcionada de la realidad".

"Esta es una sentencia importante para que los creadores no nos sintamos intimidados ni limitados", celebraba el propio Carretero, autor del libro que dio pie a que Atresmedia diera luz verde a la ficción y que luego acabaría saltando al catálogo Netflix.

Y es que, según señaló el guionista Cristóbal Garrido, "hoy Fariña no se habría podido hacer". "Uno de los problemas a los que nos enfrentamos son los crearance (autorizaciones) de los abogados porque las plataformas exigen que nadie en el planeta tierra pueda demandarlas. Es agotador, es desespeante y muy ridículo", aseguró.

El mensaje pone de manifiesto el control que exigen estas compañías cuando alguien les presenta una historia en sus despachos. Lo hacen para evitar verse salpicados en polémicas y, sobre todo, por miedo a las demandas. Por eso, cuando un productor firma con Netflix, HBO o Prime Video se asegura una jugosa cantidad de dinero, pero a cambio, pierden poder de decisión de su proyecto.

Los casos de 'Veneno', 'Instinto' y 'La mesias'

Pero no todo el mundo está dispuesto a aceptar estas condiciones. Por ejemplo, Los Javis escribieron Veneno para Netflix, pero finalmente acabaría en Atresmedia. "La gente se preguntaba por qué cambiamos Netflix por atresplayer, pero luego entendía por qué. No hay que tener vergüenza a exigir lo que se merece y lo que se vale, aunque luego eso te exija el compromiso de hacerlo bien", decía en estas páginas Javier Ambrossi.

"Por encima de todo siempre hemos sido muy inconscientes. Decíamos que nuestras series éran nuestras. Éramos dos micos y nos decían que había que entender el tema de los derechos. Hemos sido muy obcecados con poseer nuestras cosas", añadía. "Hay cosas en las que tienes que marcar tus límites. Y no lanzarte a cosas sin hablarlas antes y que te cuenten bien. Hay que ser consciente de lo que uno quiere hacer, sentarse a negociar...".

'Veneno'.

"No voy a ir a Estados Unidos si a mí lo que me ha llevado hasta aquí es poder decidir el casting, los guionistas, hasta el foquista. Lo que funciona de nosotros es que decidimos todo", aseguraba Calvo. Su caso es muy similar al de Michael Coel, la creadora de la serie I May Destroy you (Podría destruirte), que rechazó un millón de dólares de Netflix por no aceptar sus condiciones para tener el control total de la obra. La joven consiguió que la ficción viera la luz al firmar un acuerdo con BBC y HBO en el que mantenía el control creativo de la serie.

En este sentido, Carlos Montero, creador de Física o Química, nos apuntaba que "tener el control absoluto tiene otras contrapartidas no tan buenas. A lo mejor no puedes estar en determinadas plataformas o ciertos sitios. Tú también tienes que equilibrar". "Yo tampoco busco el control absoluto, pero sí sobre mi obra", remarcaba.

La visita de Lola Lolita a 'Operación Triunfo'

Instinto, el thriller erótico de Mario Casas, siguió un camino parecido al de Veneno. Antes de que Movistar diera el visto bueno a su producción, Bambú Producciones se lo ofreció a Netflix. Por entonces, el proyecto era sustanciamente diferente y contaba con Miguel Ángel Silvestre como protagonista. El gigante de streaming lo descartó y acabó recalando en Movistar rebajando, quizás, el contenido de alto voltaje.

Otro ejemplo de lo que estamos hablando en La Mesias, de Movistar. Los Javis escribieron la serie para Prime Video, sin embargo, Amazon Europa acabó desechando el proyecto "más arriesgado" de los creadores de Paquitas Salas. Se habla de que cada uno de los siete capítulos que componen la temporada rondaría los dos millones de euros de presupuesto.

El asunto nos lleva a Operación Triunfo en último lugar. El canal 24 horas del talent show cortó la charla que estaba dando Lola Lolita a los concursantes a la academia. Ocurrió cuando la influencer explicaba que Universal Music había retirado todas sus canciones de TikTok. Una censura que se explica porque la discográfica es la encargada de gestionar los discos y las giras del programa de Gestmusic.