Hoy llega a su fin Operación Triunfo. Una noche emocionante en la que se elegirá a su ganador o ganadora. ¿Será Naiara? ¿Juanjo? ¿Martin? ¿Ruslana? ¿Lucas? ¿Paul? Las encuestas dan por vencedora a Naiara, que se la jugará todo con Sobreviviré, de Mónica Naranjo. Un tema que ya cantó Ainhoa Cantalapiedra en la segunda edición y que la llevó en volandas a la final y su posterior victoria. No obstante, habrá que esperar hasta el filo de la medianoche para conocer al duodécimo vencedor del formato.
Sea como sea, gane quien gane, quien habrá triunfado sin ninguna duda será el colectivo LGTIBQ+. Y es que la historia de amor de Juanjo y Martin habrá sido un paso más en la visibilización del colectivo. Porque aunque anteriormente ya hubo una historia similar protagonizada por Agoney y Raoul, la forma en la que se ha desarrollado el romance y la visibilidad que ha tenido ha sido completamente distinta.
En esta ocasión, aunque los jóvenes han tardado en mostrar sus sentimientos o manifestar muestras de afecto, lo cierto es que lo han hecho de una manera muy clara. Algo que no se ha visto de tal manera en el formato y mucho menos en un reality de estas características. Nada que ver con lo que pasó en su día con los citados Raoul y Agoney o con Han y Aritz en Gran Hermano.
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Y eso ha sido y es de vital importancia para los adolescentes LGTBI para que encuentren referentes en televisión, para que vean que no están solos y que no son ningún bicho raro, para que en medio de esos miedos encuentren un programa o una historia a la que agarrarse y les provoque una sonrisa cómplice que les de fuerza. ¿Os imagináis lo que hubiera sido para gente de nuestra generación de los 80 o 90 una historia así, ya no en el Operación Triunfo de TVE sino en el de Telecinco?
Quizá en las grandes ciudades los avances sean mayores en temas de derechos. Pero, ¿y en los entornos rurales? Es cierto que ha habido grandes pasos en materia de inclusión, pero sigue habiendo bastiones irreductibles al cambio y más tras la entrada de la extrema derecha en ayuntamientos y gobiernos autonómicos.
De hecho hace tan solo unos días asistíamos atónitos a cómo en la Comunidad Valenciana se ha molestado tanto la ultraderecha con una campaña del Orgullo del PP, que han salido a vociferar en una rueda de prensa que no la apoyan y se han sacado de la manga un festival para hacer competencia al Benidorm Fest.
"Un festival como Dios manda" en el que prime "la composición musical" y se dé "visibilidad a la canción en castellano" no vaya a ser que se escuche antar en lenguas cooficiales o se vea a dos bailarines enseñando el culo en la actuación de Zorra, Nebulossa.
También habrá sido un triunfo personal para Juanjo y Martín. Primero con ellos mismos porque este programa les habrá permitido conocerse mejor e ir desprendiéndose de esos miedos que aún les perseguían. El Juanjo de la final no es el Juanjo de las primeras semanas donde le costaba mostrarse tal y como es.
Y segundo con sus familias. Porque si en algún momento hubo un ápice de contrariedad hacia esta relación o la propia orientación de sus hijos, este programa también ha sido un importante viaje hacia la aceptación y el respeto. Y esa habrá sido la mejor operación para conseguir el triunfo.