Una noche más, Cupido buscó volver a hacer que sus flechas del amor surtieran efecto en una nueva entrega de First Dates. En esta ocasión, buscó darse una oportunidad en el amor Irene, una camarera asturiana de 33 años que estuvo durante unos años en un convento y que ha decidido conocer a su media naranja tras haber “cerrado ese capítulo” de su vida. Una mujer “sin complejos” que, eso sí, sorprendió por hablar abiertamente de sus simpatías por Vox.
“Me enorgullezco de decir que soy votante y simpatizante de Vox”, dijo rotundamente en el dating show de Cuatro. De hecho, es tan seguidora del partido de extrema derecha, que no dudó en decir que le gustaban los hombres como Santiago Abascal. “Me lo vistes con un mono de albañil y digo, pues sigue siendo un macho ibérico. Y si abres la boca, más todavía”, confesaba.
Carlos Sobera buscó saber más sobre el tipo de hombre que le atraen a la ovetense y, aprovechando que compartió que le gustaban los varones como Abascal, el presentador le preguntó qué le parecían físicamente el resto de líderes político. Sobre Pedro Sánchez, aseguró que éste tenía “un puntín”, pero que le faltaba “hombría”. Menos atractivo le pareció Alberto Núñez Feijóo. “Es muy paradín, un maestro de novicios. Un quiero ‘pero no puedo’: 'Yo os guío corderitos' pero al final, nada”, sentenciaba.
Su cita era Álvaro, un cocinero de 30 años procedente de Madrid. En el momento de entrar, Sobera le preguntó a Irene cómo definía a su cita, como un macho alfa como Abascal, un maestro de novicios como Feijóo o un hombre con su puntín como Sánchez. La ovetense lo clasificó como el presidente del Gobierno, considerando que tenía su “puntín”.
Eso sí, conforme proseguía la cita, Irene añadió una categoría nueva en la que incluyó al madrileño. “Conocido afable, otra categoría nueva”, confesaba divertida al equipo del dating show. La cena seguía su curso, aunque la camarera comentaba que al cocinero “le faltaba sangre”. Finalmente, se abordó dos de los temas más espinosos que podrían tocarse en una cita: religión y política.
Ambos tuvieron un desencuentro relacionado con la riqueza de la Iglesia Católica. Esto provocó que la ovetense revelase su ideología al chef. “Sin problema te digo que soy votante y simpatizante de Vox”, afirmaba rotundamente. “Todo lo que dicen ellos, es que lo aplaudo. No quitaría ni una coma”, le dijo a su cita. “Yo estoy muy cansada de que aquí los únicos que puedan decir algo sean los de izquierdas”, añadía.
Unas palabras que no causaron gracia al cocinero, quien se definió “de izquierdas”. Álvaro intentó mostrar respeto por las opiniones de su cita. “Son tus ideas, no te las voy a cambiar”. A pesar de la revelación, Álvaro quiso repetir cena con Irene. Es más, decidió invitarle a la cena, para que la siguiente la pagase ella y así “verla otra vez”. Sin embargo, aunque inicialmente la ovetense parecía aceptar, su decisión final fue la del no, argumentando que al chef le faltaba “un poco más de chispa”.