laSexta estrenaba ese jueves una nueva edición de Batalla de restaurantes, el nuevo programa de Alberto Chicote para el prime time de la cadena, y que compite de forma directa con la nueva gala de Supervivientes. Tras buscar la pasada semana la mejor fabada asturiana, en una emisión que fue seguida por casi 445.000 seguidores de media (4,3%), el programa viajaba en esta ocasión a Murcia para encontrar el mejor caldero de la mano de cuatro exigentes restauradores.
En esta ocasión, los participantes eran Liborio Saura (copropietario del chiringuito Al lío) Antonio López (jefe de cocina de Freiduría Mar Menor), Clara Agüera (Maloca) y Adrián Ros (chef ejecutivo de La Solana).
Cada semana, el programa muestra cómo cuatro restaurantes de la misma ciudad y especializados en el mismo plato local, en este caso, el caldero, se enfrentan para obtener un premio de 10.000 euros y el reconocimiento de ser el mejor en su campo. Para ello, los propietarios de los locales se valoran entre ellos, puntuándose en una horquilla del 0 al 10, en seis categorías: espacio, cocina, comida, servicio y precio. Además, también puntúan la especialidad regional en la que compiten. A esas notas se suma una última, la de Chicote, que puede dar un vuelco, o no, a la media obtenida hasta el momento.
En varias ocasiones hemos visto una gran competitividad en el programa, hasta el punto de que los comensales han dado todo ceros a sus rivales. En esta ocasión la cosa no fue para tanto, pero también hubo estrategias. Así, por ejemplo, Clara pidió permiso para cambiar las primeras votaciones que dio a La Solana, y, como se acabó descubriendo, su objetivo era bajarle la media.
En la entrega de este 14 de marzo, Adrián, que es intolerante al gluten, puso en algunos aprietos a sus compañeros, sobre todo, con cuestiones como la limpieza. Tanto es así que sus compañeros le lanzaban puyas sobre que debería dedicarse a ser inspector de Hacienda, que se le iba a dar genial las inspecciones.
Tras darse las votaciones los concursantes, Clara y su restaurante Maloca despuntaban en las votaciones con un 6,7. Luego iba La Solana con un 5,9, Al lío con un 5,4 y cerraba la cola la Freiduría Mar Menor, a la que representaba Antonio, con un 3,7. De todas las categorías solo aprobó con un suficiente el espacio y el precio, y su comida en general y su caldero eran lo peor puntuado con una media de 2,3.
Este jefe de cocina, junto a su mujer, se había puesto al frente del negocio que antaño permaneció a sus suegros, y por eso, vio muy injusta las votaciones. Por ello acabaría llorando ante las cámaras del programa. “Me duele”, decía Antonio, que se quitaba las gafas para secarse las lágrimas. “Me queda mucho por aprender, lo sé, pero de momento tengo mi casa bien, la atiendo todos los días, y pase lo que pase va a seguir siendo así siempre”, aseguraba.
Finalmente, la nota de Alberto Chicote no varió la clasificación, y Clara acabó alzándose como la ganadora de los 10.000 euros del premio final.