Cada 19 de marzo, por la festividad de San José, se celebra el día del padre. Y en TardeAR, en Telecinco, este martes, Antonio Hidalgo ha recibido una sorpresa en el plató. Haciendo una suerte de juego, Ana Rosa Quintana daba paso a Antonio Hidalgo, pero no se refería al colaborador del formato, sino al hijo de este, escritor, y llamado igual.
Antonio (padre) se quedó alucinado con la visita, y no pudo evitar emocionarse, con alguna lágrima asomando a sus ojos. “A ver, a ver, tampoco te emociones tanto”, bromeaba Antonio (hijo), quien fue presentado por Ana Rosa como un escritor de “mucho éxito”. “Voy a ver si puedo recuperar el habla, porque esta encerrona...”, atinaba a decir Hidalgo.
El colaborador había preparado una serie de vídeos, como es habitual en su sección, para comentar el día del padre, pero no le dieron ocasión. “Venía hoy si tenías que ir con la intención de dar consejos para ser buen padre”, decía el escritor con un humor similar al de Kike Quintana. “Está aquí mi hijo, no me atrevo”, bromeaba Antonio Hidalgo.
“Yo iba a decir lo primero que lo importante de los padres es jugar con tus hijos, como por ejemplo, al fútbol”, decía entonces el colaborador, que permitía así a su hijo contar una anécdota de su infancia sobre su “carrera frustrada de futbolista”. Antonio (hijo) estuvo en un equipo de fútbol infantil, que entrenaba los sábados por la mañana, “y el primer día que le acompañé terminó el partido todo lleno de barro. Yo estaba ahí muerto de frío. Y le dije: eres lo más malo que he visto jugando al fútbol en la vida, no te vas a ganar la vida con esto jamás, y se fue llorando en el coche”. Antonio Hidalgo hijo deslizó entonces que el colaborador es “el único padre de la historia que se ha hecho más amigo de los padres del equipo contrario que de los de mi equipo”.
En un momento dado, Antonio Hidalgo (padre) se puso serio, y dijo: “Yo voy a aprovechar para decir públicamente que no he sido un buen padre”. “Eso es mentira”, aseguraba su hijo. “Porque me tocó una época así, tú lo sabes, muy agitada profesionalmente, y yo ahora me arrepiento de no haber estado más”, reconocía, con las lágrimas saltadas. Tras esto, padre e hijo se fundieron en un abrazo, y antes de despedirse, el escritor agradeció a Ana Rosa la labor de “reciclaje” que hace dando trabajo a su padre.