Se ha convertido en una de las revelaciones de la cuarta edición de El desafío. Pablo Castellano se postula como uno de los favoritos para ganar el talent show presentado por Roberto Leal y que emite este 22 de marzo su segunda semifinal. El empresario y marido de María Pombo se alzó como ganador de la primera semifinal y se convirtió en el primer finalista de esta temporada. El influencer, además, se enfrentaba de nuevo a uno de sus retos más complicados: la apnea. “Fue una terapia de choque, porque nunca he sido muy de agua”, reconoce.
Sin duda, el empresario ha vivido una de las evoluciones más interesantes de esta cuarta edición. Pablo Castellano comenzó por la parte baja de la tabla, llegando incluso a perder en la sexta gala, cuando se enfrentó a la prueba de El puente. Sin embargo, tras llegar a estar en la parte más baja del ranking, el influencer comenzó a remontar, llegando a juntar dos victorias seguidas y escalando poco a poco en la clasificatoria, hasta llegar a liderarla, tomándose la revancha de la apnea, que fue justo su primera prueba en el programa, siendo el primer concursante en repetir la prueba
“Nada más comenzar, me tocó enfrentarme a la apnea. Nunca he sido muy de agua, así fue enfrentarme a ello de golpe. Además, me puse malo”, reconocía en un encuentro con los medios en el que estuvo presente BLUPER. Arquitecto de profesión y gran amante del diseño de interiores, lidera el Grupo Arrachay, junto con su hermano Jacobo. Se trata de una empresa de tradición familiar que está especializada en construcción y rehabilitación de interiores.
También reconocido influencer, cuenta con más de 549.000 seguidores en Instagram, su perfil ha sido más conocido por ser el marido de María Pombo y El desafío le ha dado la oportunidad de que el público no sólo le conozca, sino también de poder mostrar una faceta diferente a la que tiene en redes sociales. “Es totalmente distinto estar en un programa como este que lo que uno enseña en las redes. Aunque no sea en directo, lo que haces en El desafío no tiene filtros, es tal cual”, reconoce.
“En el concurso, van a ver nuestra frustración, nuestros llantos, nuestra rabia. Estamos en un plató ante 30 cámaras y con 200 personas trabajando y otras 300 de público mirándonos. Soy una persona tímida, cuando he ido a discotecas, era más de barra que de ir a la pista. Eso también ha sido un reto”, prosigue.
Y es que para el arquitecto, se trata de una toma de contacto directa con un formato televisivo clásico, no relacionado ni con el mundo de los influencers ni con el docu-reality que ha protagonizado con su esposa para Amazon Prime Video. “No es sólo estar en un plató, es que durante un momento te conviertes en el centro de atención, durante las pruebas. También está en que entrenamos durante una semana, pero la prueba puede salir bien o mal y no se puede repetir”, comparte.
Dado que María Pombo participó en la segunda edición de El desafío, su apoyo ha sido fundamental para superar las pruebas. “Me ha dado muchos consejos, ya me puso en sobreaviso y, luego, ha sido muy comprensiva de saber que, si un día llegaba tocado, sabía los motivos”, confiesa, revelando que fue su esposa la que le “impulsó” a aceptar participar en el talent.