El programa Más vale tarde ha tratando este viernes la celebración del juicio a Dani Alves, y el llamativo despliegue de seguridad que ha habido al respecto, y el “compadreo”, tal como lo ha definido Cristina Pardo, que el futbolista ha tenido con uno de los mossos d'esquadra.
Para la abogada y criminóloga Beatriz de Vicente no había trato de favor ninguno, ni siquiera en la forma en la que se ha tratado a la prensa. “Yo me acuerdo de la víctima en estas imágenes. No estoy diciendo que haya trato de favor”, aseguraba Cristina Pardo, la presentadora del formato, que se vio interrumpida por la abogada. “Déjame que acabe mi reflexión”, pidió Pardo, que aseguró que si ella ve a Alves entrar a los juzgados “en estas condiciones, dándoles palmadita en la espaldas a los agentes de los Mossos d'Esquadra y sonriendo y demás, simplemente digo que me acuerdo de la víctima”.
“A un agente no se le toca amigablemente. Ahora bien, que se pongan unas vallas no es un trato de favor. Es una medida de seguridad dependiendo de la fama que tienen determinadas personas”, aseguraba de Vicente. Unas palabras con las que no estaba de acuerdo Iñaki López, que cree que las vallas eran para que el futbolista se pasee sin la molestia de la prensa.
La abogada pedía que no se hiciese esa lectura, e interrumpió en varias ocasiones a los demás colaboradores, recibiendo algún toque de atención a Beatriz de Vicente. “Bea, te pido por favor que me hagas caso cuando te digo que te esperes un segundo”, le advertía. La periodista Loreto Ochando de El Plural tomó la palabra y también fue interrumpida.
El caos en el plató era tal que Cristina Pardo tuvo que alzar la voz y tirar de las orejas a los colaboradores. “Yo os voy a decir una cosa. Es importante que a Iñaki y a mí nos hagáis caso cuando os decimos las cosas. Porque hay más temas, hay más gente, y no nos hagáis que estemos aquí pegando gritos”, pidió la presentadora. Eso provocó que la conversación terminase después de que Beatriz de Vicente dijese que ella cree que no hay un trato de favor hacia Alves. Tras esto, el programa cambió de tercio, y contó la historia de unos niños de 3 a 5 años que tienen que andar más de un kilómetro de la escuela al comedor, y que realizan el recorrido todos cogidos a una cuerda.