Este pasado miércoles 15 de mayo, San Isidro le dio suerte a Óscar Díaz. El concursante madrileño se alzó con el bote 1.816.000 euros de Pasapalabra tras 153 entregas batiéndose en duelo contra Moisés Laguardia. Por supuesto, el que el traductor le haya ganado la batalla final al contable le obliga también al zaragozano a despedirse del concurso presentado por Roberto Leal.
El contable no dudaba en compartir su alegría y le daba la enhorabuena a su compañero. Una clara muestra de deportividad, dado que Laguardia no lograba el bote tras estar en 245 programas. El premio mayor se le resistía. Eso sí, se va a su casa con el acumulado de 162.000 euros que tenía. No obstante, vuelve a surgir una pregunta incómoda entre el público, ¿por qué Moisés está obligado a despedirse también del concurso si no se ha hecho con el bote?
Llevaba todo el día anunciándose, que era Óscar el que terminaría haciéndose con el bote tras completar correctamente todas las fases del concurso y lograr acertar todas las letras del Rosco. A cambio de los 1.816.000 euros, el madrileño se despedía de los 89.400 euros que ya tenía acumulados. Pero una vez más, el público plantea la cuestión que rondó tras ser eliminado Orestes después de que Rafa se hiciese con el bote de 2,2 millones de euros.
Al pasar Pasapalabra a Antena 3, surgió la pregunta de si se mantendría la regla de que eliminaba al concursante que perdía el bote y se despedía en el mismo programa en el que su rival ganaba. Ya en Telecinco, se creó que la prueba de la ‘silla azul’, que permitía al concursante que acumulaba menos aciertos en el Rosco poder luchar por su permanencia frente a uno nuevo.
Anteriormente, el concurso eliminaba a aquel jugador que acertaba menos preguntabas en la prueba del Rosco, a pesar de que ninguno de los dos participantes se hiciese con el bote. Esta regla cambió, creando la prueba de la ‘silla azul’. Ahora bien, sí que se mantiene la eliminación automática de la prueba del Rosco si surge un ganador del bote.
Partir desde cero
En una entrevista para El Confidencial, Carlos Adán, uno de los concursos emblemáticos en la historia del formato, dio una explicación muy sencilla de por qué se mantenía esta regla, vista ‘injusta’ por parte del público. “Cuando el programa estableció 'La silla azul' parecía raro que el perdedor, en el caso de que el otro se llevara el bote, no tuviera el derecho de volver”, explicaba en la entrevista, para después comentar por qué era evidente después de que Pablo Díaz perdiese contra Julio Escartín en marzo de 2017.
“Pablo quedó eliminado cuando llevaba 47 programas concursados y prácticamente ganados casi 50.000 euros. Si al día siguiente le hubiesen dado la oportunidad de regresar, hubiese concursado por un bote de 6.000 euros”, razonaba. En el caso de que Moisés se hubiera quedado, este tendría un acumulado de 162.000 euros, pero lucharía por apenas 6.000 euros.
De ahí, que Adán señalase en dicha entrevista como “absurdo” buscar completar el Rosco por un premio inferior al acumulado que tendría. “Otra opción sería la de fallar a propósito para volver a concursar al día siguiente, y los sucesivos, hasta que el bote crezca”, aclaraba, algo que sería anticlimático para un formato que, precisamente, lo que busca es que sus concursantes ganen, no que pierdan a propósito.
De ahí, que ahora Pasapalabra deba hacer borrón y cuenta nueva y tener a participantes que partan de cero, con los que el bote de 6.000 euros crecería de manera paralela al acumulado que lleven.