Aunque Pasapalabra ya ha dado la bienvenida a sus nuevos concursantes, eso no quita que el público siga pendiente de Óscar Díaz. El ganador del bote de 1.816.000 euros, que ha dejado uno de los momentazos televisivos del año. Ahora bien, de esa cifra, el madrileño verá reducido el premio en un 39,5%.

Esa es la cantidad que se llevará Hacienda de su victoria en el concurso presentado por Roberto Leal. Aunque el traductor se ha mostrado de acuerdo en que dicho porcentaje vaya a impuestos, no todo el mundo opina como él. Es lo que ha comentado Gonzalo Bernardos el pasado 17 de mayo en Más Vale Tarde.

A pesar de que Díaz no tenía problemas de que Hacienda le arrebatase casi un 40% del bote, sus palabras no lograron el consenso que quizás Iñaki López esperaba en el programa que presenta. El conductor vasco estaba encantado con la respuesta del madrileño, dado que “entiende perfectamente lo que cuesta un Estado de Bienestar”. Sin embargo, el economista y también colaborador de laSexta Xplica le respondió que lo veía “injusto”.

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De hecho, consideraba que el también jefe de prensa de torneos profesionales de golf “se equivocaba”. Eso sí, el economista argumentó el motivo por el que un concursante debe dejarse casi un 40% del premio que ha ganado, mientras que otro tipo de acciones llevan que se pague menos a Hacienda. “Si un señor, en lugar de coger y ganarse el dinero concursando por su saber, se lo gana especulando, va a pagar con la misma ganancia el 27,3%”, expresaba.

Bernardos buscaba hacer ver a Iñaki López que los porcentajes a la hora de pagar impuestos penalizan acciones como el saber frente a otras como el especular con viviendas. “Esta es la diferencia entre cómo están tributando las rentas que se obtienen a través del salario y las que se obtienen a través del ahorro”, expresaba ante la mirada del presentador.

“Creo que es injusto que a Óscar se le grave más de lo que se le gravaría por ganancias en Bolsa e inmobiliarias. Y creo que hay que darle ejemplo a la población porque en España nos sobran listillos y nos faltan inteligentes”, manifestaba. Eso sí, no dudó en alabar la capacidad del traductor, al ser “un señor que da un magnífico ejemplo a la población”, al incitar “a los jóvenes a estudiar y esforzarse”.

De ahí, que considerase que esa labor debería tener alguna exención de impuestos. “Es una renta muy trabajada. Hay muchísimas horas de esfuerzo y, quién se esfuerza, debe ser recompensado", concluía.