El rapero Arkano está siendo un gran concursante en Supervivientes 2024, pero sus fuerzas están flaqueando. En la gala de anoche de Supervivientes: Conexión Honduras, el artista expresó sus ganas de tirar la toalla, y hasta preguntó sobre la multa que tendría que pagar por su abandono.

“Quiero hablar con el programa para que me digan cuánto tengo que pagar de penalización para irme de aquí. Joder, qué mierda es esto. No quiero estar aquí, no puedo. No puedo, me quiero ir. Esto es un infierno”, expresaba elCampeón Internacional de la Red Bull Batalla de los Gallos 2015 y el Récord Guinness de tiempo improvisando rimas.

En Ni que fuéramos Shhh, el programa de Canal Quickie que bebe del espíritu de Sálvame, han hablado de estas ganas de Arkano de irse de Honduras. “Ayer vimos a un chaval, a Arkano, con un ataque de ansiedad, y no se lo llevaron como a la Borrego”, ha afirmado Kiko Matamoros. Y es que, como dice el colaborador, a la hermana de Terelu la mandaron a España por este motivo.

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Víctor Sandoval conoce bien Supervivientes, pues él mismo fue concursante, y ha puesto cifra al abandono de Arkano. “Cuando sepa lo que tiene que pagar, vuelve”, sentenciaba, apuntando que son “60.000 euros”. Según detallaron, la multa “se triplica por lo que ganas en una semana, pero se establecen unos términos”.

Sin embargo, como ya analizamos en estas mismas páginas tras el abandono de otros famosos de realities, como Oriana Marzoli en Gran Hermano, o Adrián Rodríguez y Azúcar Moreno en Supervivientes, existe un vacío legal que ayuda a cualquier concursante de un reality a librarse de la penalización que les impone el concurso.

Los concursantes tienen un contrato laboral con la productora. Es decir, son trabajadores. Y, como tal, pueden exigir los derechos de cualquier trabajador. Por lo tanto, nadie puede obligar a nadie a quedarse en un puesto de trabajo. Cualquier trabajador puede abandonar su puesto cuando desee.

Cláusulas más intimidatorias que reales

Lo único que les diferencia a los concursantes del resto del equipo es el contrato mercantil que firman para permitir emitir imágenes suyas como parte de sus derechos de imagen. Sin embargo, el bruto de su contrato es laboral. Algunas fuentes consultadas por este portal llegan a decir que “este tipo de cláusulas son más intimidatorias que reales” para que así el concursante se plantee si realmente quiere abandonar el concurso.

La escritora Lucía Etxebarría fue quien sentó precedente en ese sentido. Ella concursó en Campamento de verano, en 2013, y abandonó de forma voluntaria. A través de sus redes sociales explicó que “Tenía en el contrato la misma cláusula y no pague nada porque dicha cláusula es ilegal. Este chico no tiene que pagar nada, tampoco María Lapiedra. Nadie te puede penalizar por abandonar un trabajo”, dijo en 2018, en referencia al abandono de Adrián Rodríguez.