El programa Espejo Público se ha adentrado este martes, 21 de mayo, en la donación de órganos. Alonso Caparrós ha capitaneado un reportaje llamado Morir para dar vida, en el que se destacaba la importancia de donar los órganos para salvar las vidas de otras personas. Para ello ha contado con el relato de enfermos, donantes, familiares y médicos. “Alonso ha hecho el recorrido de la generosidad”, introducía el tema Miquel Valls.

Una de las personas que ha prestado su voz en esta pieza ha sido Carmen Lomana, que ha sido muy franca con cómo se sintió cuando tuvo que decidir si donaba los órganos de su marido. Una decisión que le llevó a perder el conocimiento, según ella misma ha relatado.

“Mi marido se pegó un golpe en coche. Cuando me llamaron del hospital pensé que no tenía nada. Le dije: Guillermo, estoy aquí, no te preocupes, que va a salir todo bien”, ha comenzado a relatar la colaboradora del programa, en una pieza del reportaje de Caparrós. Sin embargo, la cara de los médicos le hicieron comprender que la cosa no estaba como ella se imaginaba.

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“Señora, está muerto”, le dijeron. Algo que ella no comprendía, porque lo notaba caliente. Su esposo tenía muerte cerebral, y por eso tenían que desconectarle. “¿Me están diciendo que es el típico caso de trasplante de órganos?”, preguntó la empresaria. Algo que los doctores le confirmaron, pero no se atrevían a proponerlo.

Raphael le hizo “reconciliarse con el trasplante”

Dije: no voy a donar nada. Me cuesta tanto hablar de esto. Nunca habíamos hablado del tema, tomar una decisión así, no puedo”, narraba, sin poder ocultar la emoción.

Carmen se abrazó a su esposo, y cuando los médicos le decían que se despidiera para desconectarlo, Carmen cambió de parecer. “Dije: hagan lo que quieran, si va a servir de algo, yo no me voy a oponer, y me desmayé. Siempre dije: Dios mío, habré hecho bien”, siguió contando.

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Sin embargo, con los años, sabe que actuó de forma correcta, y que hablando con Natalia Figueroa y Raphael, que tiene trasplantado el hígado, “me reconcilié con el trasplante”. Eso le lleva, en ocasiones, a preguntarse que quién tendrá el corazón de Guillermo, su marido, que falleció en el año 1999 cuando contaba con 51 años.