Esta semana, la tragedia se cernía sobre el palacio de los marqueses de Luján de La Promesa. La antigua ama de llaves, la queridísima Pía, se quitaba la vida por la presión de tener que volver a convivir con su marido, Gregorio, y sintiendo que así ponía en peligro la vida de su hijo, Dieguito. Una desgracia que servía para dar salida a María Castro, quien está de baja por maternidad. La despedida de un personaje muy querido que se ha traducido en audiencia récord para la serie de época producida por Bambú.
El pasado 4 de junio, La Promesa firmó un excelente 14,2% de share y 1.085.000 espectadores. Cifras que recuerdan que la ficción creada por Josep Cister sigue siendo uno de los formatos que mejor rinde en las tardes de La 1. No le ha sido fácil a TVE que su mejor apuesta para esta franja de dura competencia se adapte a un horario que no era el suyo.
Tras dominar la sobremesa y dejando bajo mínimos a Amar es para siempre, La 1 decidió aprovechar lo bien consolidada que estaba la ficción para aprovechar su horario para el desembarco de la otra telenovela de época para sus sobremesas, La Moderna. A pesar de la gran apuesta por esta adaptación de la aplaudida novela Tea Rooms. Mujeres obreras de Luisa Carnés, los resultados no fueron los esperados. Sin querer, se provocó un efecto dominó que afectó también La Promesa.
En su nuevo horario, la ficción vio cómo su media habitual pasaba a estar por debajo del millón de espectadores. Con semanas en las que, incluso, se bajaba de los 800.000 seguidores. Pero no hay mal que mil años dure y 2024 ha sido el año de la recuperación de la ficción. Aunque hay jornadas en las que se ha bajado del millón de seguidores, lo cierto que son más los días en los que se superan.
No sólo en lo referente a la media de espectadores, sus datos de share han logrado volver a los de antes, incluso superarlos. Moviéndose habitualmente entre el 12% y el 13% de cuota, ha sido en este 2024 cuando La Promesa ha roto su propio récord de share, al alcanzar el 14,2% de cuota el pasado 19 de febrero, logrando una estupenda media de 1.133.000 televidentes.
Cambio de tramas
Esa misma cifra de share ha sido la que se ha obtenido con la muerte de Pía. La despedida del personaje encarnado por María Castro es un elemento más de cómo las tramas se han renovado completamente. Precisamente, una de las críticas que tenía la serie era un estancamiento en sus tramas (y que ha sido uno de los motivos también del descenso de sus audiencias).
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De ahí, que el salto del tiempo que se vivió el 22 de mayo fuese tan decisivo y ya comienzan a verse los primeros frutos. Los guionistas de la ficción han sabido escuchar a la audiencia en lo referente a cuándo toca renovar las historias. Ese salto temporal se antojaba más deseado que nunca, logrando entremezclar sabiamente salidas forzosas como la de Pelayo o la de Teresa (cuyas tramas se habían agotado) como otras más elaboradas, como fue la del caso de Abel.
Ese salto también ha permitido adelantar tramas que también pedían un impulso, como la situación de Jana dentro de la casa, la emancipación de Catalina, los movimientos de Alonso a espaldas de Cruz y, por supuesto, las secuencias de Manuel y Curro en las trincheras en plena Primera Guerra Mundial. Tramas que han llevado a La Promesa a una nueva etapa que está viéndose en la plena consolidación en su actual franja.
La Promesa está demostrando un poder reinvención que se ha convertido en una de sus mayores virtudes. En una franja nada amable, enfrentándose a TardeAR y una parte de Y ahora, Sonsoles, la telenovela de Bambú sigue incombustible y demostrando que sus tramas siguen atrapando. Unos datos que, por otro lado, impulsan también a que RTVE opte por su renovación por una cuarta temporada.