Jenifer acudió este lunes, 10 de junio, a First Dates con un claro propósito: encontrar al padre de sus hijos, pues desea tener "y muchos". "Supongo que sí, que me he enamorado", confesó a Carlos Sobera, explicando que fue novia de un chico que se parecía a Matías Roure físicamente. 

Además de empleada de gasolinera, es artista circense "de quinta generación", un oficio que apasionó a su cita de esta noche, Rafa. La de Burgos reconoció que, de entrada, el chico no era su tipo, pero aun así accedió a compartir mesa con él. 

Durante la velada, las risas no pararon de surgir, demostrándose así el buen humor de ambos. En primer lugar, el almeriense le echó a su compañera "33 o 34 años", cuando solo tiene 30. "Pero, ¿tú me has visto? Ahora porque estoy arregladita y tal, pero parezco una niña de 22", aseguró la participante del 'dating show' de Cuatro.

Esa misma edad le dijo a Rafa que tenía, si bien luego reculó: "¿Me sacas 12 años? Que no, Rafa, que es broma. Tengo 30". Más avanzada la cita, la conversación fue subiendo de tono. Ella aceptó que le gusta probar cosas nuevas en la cama, algo que tenía en común con el obrero. 

Este practica el 'shibari', es decir, atar con cuerdas, ya sea manteniendo relaciones sexuales o no. "¡Qué pijotero! Yo lo llamo: 'A mí átame con cuerdas'. Y ya está", soltó la comensal del restaurante de Mediaset.

Rafa y Jenifer, en 'First Dates' Mediaset España

"Me ha parecido físicamente normalillo. No me quiero sentir yo aquí una princesa, pero busco un Ken", afirmó Jenifer, dejando entrever que no deseaba compartir una segunda cena con Rafa. Sin embargo, el soltero jugó su última baza justo en momento de la decisión final.

'Volantazo' de Jeni

"Me has caído brutalmente bien, pero, para una segunda cita, en plan relación, no lo veo. Nos vamos de escapada si quieres, en tu furgoneta camperizada, y si se da la situación... Quizá un polvazo bien echado...", soltó la joven. 

Ni corto ni perezoso, Rafa mostraba a Jenifer su enorme lengua, con la que sabe hacer "nudos de cereza y todo". La chica no daba crédito, pero empezaba a pensarse mejor lo de la segunda cita. Así lo evidenció con sus comentarios sexuales: "Pedazo de lengua, madre mía. Tengo que probarla... Al menos ahí abajo"