Movistar Plus+ sigue ahondando en la historia de grandes artistas de la canción española e iconos pop. Tras Lola Flores, Raphael o Locomía, es el turno de la inigualable Lina Morgan. Desde el 17 de junio, la plataforma lanza un episodio semanal de la miniserie documental Lina, dirigida por Israel del Santo, reconocido por su labor como documentalista con El Palmar de Troya y Lola. “Ella era distinta y única, al algoritmo le hubiera explotado la cabeza intentando encontrarlo”, comparte.
“Fue a 100 balas [la productora de la ficción] y a Mediapro los que les surgió la idea. Llevamos ya muchos años trabajando con Movistar, hemos producido unas cuatro o cinco series de forma conjunta. Así que fue un trabajo en equipo el buscar historias lo suficientemente inspirados y motivadores para ser narradas y con personajes que mereciesen tener su propio documental. Lina Morgan cumplía con todos los requisitos”, explica el director en una entrevista concedida a BLUPER.
No obstante, sí que reconoce Del Santo que, en parte, había un deseo personal en narrar la historia de Lina Morgan. “Yo era muy joven, pero trabajé con ella en La noche de Lina. Es más, mi madre fue una de los realizadores de Hostal Royal Manzanares. Doy fe que cuando se apagaban las luces del plató y se acababa [el show], todos los días iba a la grada y saludaba uno por uno al público que había venido. Ella consideraba que había que cuidarlo, invitar a que vuelvan. Le traían flores, quesos, mantequillas”, recuerda.
A lo largo de tres episodios, la serie ahonda en todo un icono intergeneracional. Reconocida desde los años 50 sobre las tablas de los teatros madrileños, fue en los años 60 cuando debutó en el cine y en los 80 y 90 cuando alcanzó una nueva popularidad en televisión. Teatro, comedia, variedades, cine, series de televisión, Lina Morgan fue una artista multidisciplinar.
“Era la más versátil que había. Aprendió a cantar, bailar, hacer reír, encarnar papeles dramáticos. Le daba igual si era en teatro, cine o televisión. Excepto monólogos de stand-up, hizo prácticamente de todo. Por aquel entonces, se pensaba que un artista debía valer para todo, que formaba parte de su profesión. Quizás ahora el público está más segmentado y eso hace que los artistas se hayan especializado. Pero en su época, se tenía que ser completo y, además, bueno”, señala Del Santo.
Reivindicación y reconocimiento
A pesar de esa amplia popularidad entre el público, se le resistió el reconocimiento de la prensa especializada. Es más, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio que otorga el Gobierno le fue dada a título póstumo. Si bien, sí que logró galardones como tres TP de Oro a la mejor actriz por Compuesta y sin novio y la mítica Hostal Royal Manzanares, además de un Fotogramas de Plata a la mejor intérprete teatral por El último tranvía.
"Era única y distinta, al algoritmo le hubiera explotado la cabeza"
“Con este tipo de producciones, creo que ayudamos a redescubrir personajes de los que se cree que se sabe todo. Poco se habla de su papel protagonista en el drama cómico Una pareja… distinta, que José María Forqué rodó en 1974. En esta película, ella encarnaba a una mujer barbuda y madre soltera de una niña y se emparejaba con un hombre al que le gustaba travestir, que lo interpretaba José Luis López Vázquez. Una producción que se adelantó mucho a conceptos que se ven ahora y que fue hecho sin buscar que fuesen objeto de burla”, detalla.
Del Santo reivindica la figura de Lina Morgan como primera mujer empresaria y la primera que fue propietaria de un teatro en Europa. Asimismo, hace referencia a cómo su vocación por el oficio provocó una serie de habladurías que buscaron hallar una parte oscura en su vida. “Lo que más he descubierto es su capacidad de sacrificio por la profesión. Tal era su amor por ella, que no formó esa familia tradicional que con tan buenos ojos se veía para la época”, explica.
“Su vida era el teatro”
“No se le conoció tampoco pareja fija, sea de un sexo o de otro. Era una mujer cuya única preocupación era defender bien los personajes que encarnaba sobre el escenario o delante de una cámara. Ella misma no le dio importancia a su vida privada. Quiero decir, no le dio tanta relevancia como al propio teatro. Para ella, el teatro era su vida. Hacía tres sesiones al día, de lunes a domingos. Entre funciones, comía un bocadillo”, prosigue.
“No lo sé a ciencia cierta, pero seguro que cuando llegaba a casa, se comía un plato de berzas con su hermana y su fumaba un cigarrillo de su marca favorita, Winston. Después, a dormir. No sé si habría alguien como ella capaz de entregarse tanto por su vocación y si algo así es necesario”, reflexiona. Y es que, a diferencia de otras grandes estrellas de la época como Sara Montiel o Bárbara Rey, que “tuvieron una familia tradicional con hijos”, Lina Morgan no lo hizo.
"Siempre le persiguió una leyenda negra por no seguir los patrones tradicionales"
“Por eso, Lina Morgan tuvo detrás de sí una leyenda negra. Fue una mujer sin familia tradicional, con el pelo corto y llevaba pantalones. Para la sociedad de la época, algo oscuro debía guardar. Por eso, se le ha dedicado tanto tiempo a ver qué hay detrás de su condición sexual, de su herencia, de sus abrigos de piel. Nunca se ha visto otro caso de un actor o artista con mucho éxito al que se le haya hecho poner en duda sólo por eso”, explica.
Ruptura de narrativas
Lina aprovecha su naturaleza de no ficción para proponer una narrativa innovadora. Además de las clásicas escenas de declaraciones, varias de las figuras que conversan ante la cámara se convierten en aspirantes en un casting en el que evocan los momentos más emblemáticos de la artista madrileña. La serie documental ha querido contar tanto con artistas que combinan humor, interpretación y otras disciplinas.
Entre los ‘aspirantes’ en Lina están Silvia Abril, Goizalde Núñez, Joaquín Reyes, José Mota, Pablo Chiapella, Jesús Olmedo, Mariola Fuentes, María León, Pepa Rus, Manuela Velasco, Eva Soriano, Lorena Castell, Ladilla Rusa, Samantha Hudson, Pepe Viyuela, Anabel Alonso o Vinila vos Bismark.
“La idea del casting vino de la necesidad de hacer ver a los espectadores que las grandes estrellas de la comedia, las que ellos admiran actualmente, comparten más con Lina Morgan de lo que podrían imaginarse. Eso sí, para nosotros lo esencial era que comparten el oficio de cómico. La mayor parte de ellos sabe qué significa presentarse a un casting. Era un experimento”, explica.
"Tal era su amor por el oficio, que sacrificó su propia vida"
“Todos han pasado tiempo en casa sin que hubiera una llamada, todos han tenido que interpretar papeles que no les apetecía, todos han sentido alguna vez la mano abusiva de algún productor o empresario. Todos lo han tenido que pasar mal en un casting, porque no sabes si te van a coger o no. Todo eso lo vivió Lina Morgan 40 años atrás, en un mundo muy distinto del nuestro y siendo mujer”, reivindica.
Una estructura innovadora que recuerda que es la no ficción la que está provocando nuevos estilos narrativos en lo audiovisual. “En estos últimos años es cuando se está viendo. Creo que ha sido, en parte, por Movistar Plus+. Se nos ha abierto la veda a los creadores para generar un documental en el que podemos crear libremente mezclando distintos elementos narrativos”, comparte.
“Se ha abierto la mente a otras maneras de narrar y de dejar contar. Considero que es la no ficción la que más libertad creativa me da. Nuestros guiones son buenos porque están basados en la realidad. Tienen ese algo que el público agradecer ver”, concluye.