Un jueves más, El Hormiguero cuenta con su clásico debate, el último ya de la temporada, dado que el programa sólo tendrá una emisión más este lunes 1 de julio. Tras la visita de Anuel AA, Cristina Pardo, Tamara Falcó, Nuria Roca y Juan del Val se sentaron con Pablo Motos para tocar diversos temas. Por supuesto, el escritor volvió a erigirse como el más polémico.
Todo surgió después de que Pablo Motos comentase una sorprendente noticia. En Marbella se va a sancionar a los bañistas que orinen en el mar. La multa será de 750 euros. Las propias Trancas y Barrancas señalaron que era difícil descubrir al infractor, salvo que sea pillado in fraganti. “Esa multa es complicada”, comentaba la socialité. “La gente debería disimular un poco”, expresaba el autor de Bocabesada.
“No puede haber una señora o un señor que esté tomando el sol y que entra en el mar hasta donde le cubra y después vuelve rápidamente. Es evidente que ha ido a mear. No sé, disimula un poco, haz que nadas”, agregaba. “Hay, incluso, gente que se inclina un poquito”, añadía Nuria Roca. “Creo que será una medida disuasoria”, estimaba Cristina Pardo.
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Surgió así el debate, dado que Pablo Motos preguntó a la bancada cuáles eran las prohibiciones que les molestaban, Cristina Pardo comentaba su época de fumadora. “Ahora ya no fumo y me da más igual. Pero la época en la que sí lo hacía, me parecía muy desagradable el sentirme acorralada todo el rato. Iba a la playa y no se podía fumar. Me resultaba muy desagradable y tengo la teoría de que ese tipo de medidas no son del todo eficaces con los fumadores”, razonaba.
Fue después cuando Juan del Val comentó que considera que se “prohíbe poco”. “Habría que prohibir muchísimas más cosas. Por ejemplo, la gente que habla alto en los restaurantes, prohibido y con multa o los que se ponen la camiseta de un equipo de fútbol cuando tienen más de 11 años. La gente que come queso de postre, igual. Son cosas de pura lógica”, expresaba el autor.
“Juan, como si estuviera oliendo encurtidos todo el día”, expresó Pardo en tono de broma. “Desarrollo mi sentido común”, se defendió el escritor, quien se mostraba también en contra de que se llorase en la ópera, “no todos somos Julia Roberts”, destacó. como tampoco estaba a favor “de las tomas falsas en películas o series”. “Eso en los años 80, tenía gracia”, sentenció.