Como sucediera el año pasado, la audiencia volvió a respaldar la vuelta de El Grand Prix. El programa presentado por Ramón García en TVE lideró su franja de emisión este lunes al promediar un 15,2% de cuota de pantalla y 1.531.000 espectadores en La 1.

La primera eliminatoria — esta edición tendrá un total de siete— enfrentó a los pueblos de Bembibre y Almacelles. El primero fue quien se llevó la victoria después de una última prueba, El diccionario, en la que el municipio catalán vio cómo su marcador quedaba mermado hasta los 13 puntos al responder de forma errónea todas las preguntas.

Así, la localidad leonesa de Bembibre encabeza la clasificación con 24 puntos, a la espera de que lo que suceda en las otras seis entregas. Los cuatro pueblos con mayor puntuación se verán las caras en las semifinales, que decidirán los finalistas de esta edición.

Como suele ser habitual en El Grand Prix, los dos municipios demostraron su fair play durante el desarrollo de todos los juegos. Pero como en toda competición, las pruebas no estuvieron exentas de polémica. Para garantizar y velar por el juego limpio se encarga la árbitra Asun Langa.

La juez tuvo que intervenir en uno de los juegos más míticos, Los pingüinos matemáticos. En ella, cuatro concursantes de cada equipo, disfrazados de pingüino, deben ir corriendo a la casilla que muestre el resultado de la operación matemática formulada por Ramontxu. El que se equivoque o llegue el último, queda eliminado, de forma que gane el equipo que consiga mantener a más pingüinos.

'El Grand Prix' tira de VAR para aclarar una polémica del juego 'Pingüinos matemáticos'.

Pues bien, cuando quedaban dos pingüinos por cada equipo, se produjo un lance polémico. El representante de Bembibre tropezó y cayó al suelo, mientras que los otros tres se equivocaron de casilla. Así lo tuvo que explicar la árbitra. "Hemos visto una cosa muy rara", apuntó Ramón García.

"La primera pingüina se ha tropezado y los otros se han equivocado. Por lo tanto, el primero que se equivoca es el amarillo que ha caído en el 100", dijo la árbitra, mientras que el presentador dejó las cuentas claras: "Porque 46 + 44 son 90. No 100". 

El programa tiró de VAR -sistema de videoarbitraje- para enseñar la repetición de la jugada. Fue entonces cuando la afición del equipo amarillo, la de Bembibre, empezó a abuchear la decisión. "Se ha tropezado, no se ha tirado. Lo he visto muy claro", zanjó la árbitra.

Para acallar los pitos, el presentador se vio obligado a decir lo siguiente: "Esta señorita de verdad. No es que lleve un traje que imite al arbitraje. Recuérdales a lo que te dedicas". "Soy árbitro profesional de baloncesto", contestó Asun. "Algo sabe de esto", zanjó el vasco.