Nadia tiene 25 años y ha acudido a First Dates para encontrar el amor. Se define como una persona muy extrovertida, con facilidad para hablar con la gente, “y por eso estudié psicología”. “Me encanta escuchar a la gente, la empatía es una de las cualidades que destacan en mí”, admitía en su presentación. Suele enamorar a los chicos, pero en general, la cosa luego no acaba bien. En la actualidad sigue formándose, estudiando un máster en Criminología. “Tengo un TOC: no puedo ver zapatos volcados. Me parece que va a pasar algo negativo, tengo que ir a ponerlos bien”, explicaba también sobre su persona.

Amante del deporte, Nadia le contó a Carlos Sobera que, en el pasado, sí que tenía una inclinación especial por los chicos rubios, pero que se le pasó un poco. “Los interesantes somos los morenos o los canosos”, bromeaba el presentador. Sin perder ocasión, Nadia hasta llegó a proponerle a Matías que si la cosa salía bien, la próxima cita sería con él.

Para ella, el programa eligió a Carlos, un profesor de esquí y técnico deportivo de 28 años. Ya partían con algo en común, y es que los dos procedían de Granada, aunque ella sea natural de Ceuta. “Me defino como una persona extrovertida, deportista y aventurero, buscador de la adrenalina. Y me gusta que en el amor se dé la adrenalina, muchas emociones y experiencias, y a vivir la vida”, comentaba en su presentación.

Encantadísimo”. Así se presentaba Carlos al conocer a su compañera de cena. Al saber que ella es psicóloga, también se mostró contento. “Hace falta mucha salud mental, es lo que rige lo bueno de cada persona”, comentaba el soltero, que en su momento consideró estudiar psicología, aunque al final se decantó por Ciencias del Deporte.

La música estuvo presente en la cena de ambos. Y es que el programa puso un tema de Shakira, y les hizo que se levantasen a bailar. Algo que hizo mucha gracia a ambos, y que provocó que Nadia le preguntase por su altura. Él le respondía que 1,65, y ella comentó, a solas, que le gustan más altos. Sin embargo, la buena onda entre ambos era evidente.

Un problema de memoria

¿Carlos te llamabas, no?”, decía ella. Su acompañante le respondía que sí, y Nadia le devolvía la pregunta: que cómo se llamaba ella. El profesor de esquí, sin embargo, no recordaba el nombre. Y, en un intento equivocado, dijo que si era Naty. “Nathy Peluso”, bromeó ella, que le invitó a que usase su memoria. “No tengo de eso”, se excusó Carlos, que estaba viviendo un auténtico momento de tierra, trágame. Nadia le dijo que la primera sílaba era correcta, y entonces ya pudo acordarse.

Tras un problema a la hora de pagar (él no llevaba la cartera encima, y ella tuvo que invitarle), llegó la hora de decidir si tendrían una segunda cita. Primero respondió Nadia, y dijo que sí volvería a verle, porque le ha caído superbien. Y Carlos confirmó que él también volvería a quedar con ella, porque ha conseguido que se ría.