Estambul (Turquía)

Una vida perfecta aspira a convertirse en una de las sensaciones del verano. La serie turca logró convertirse en el segundo programa más visto del prime time del miércoles en su estreno, con un 11% de cuota y 817.000 espectadores (1.077.000 si se tiene en cuenta el simulcast con Divinity, estrategia que sólo se aplicaba al primer episodio de lanzamiento). Un potente thriller de la venganza de una mujer que tiene en Onur Tuna a uno de sus galanes. “Me encantaría trabajar en España”, comenta.

Dirigida por Çağrı Bayrak, quien estuvo detrás de Erkenci Kus: Pájaro soñador y con guion de Yılmaz Şahin, Tugrul Küçükmustafa y Çagla Kizilelma. Una vida perfecta narra el ascenso de una mujer que hará todo lo posible por llegar a la cima de la élite y la jet set de Estambul. Şebnem (Hilal Altınbilek) nació en la adversidad. Sin embargo, eso le dio fuerzas para lograr lo que siempre soñó: ascender en la escala social y codearse con la élite y jet set de Estambul. Un patito feo que terminó convertida en todo un elegante y despiadado cisne negro.

Tras ser uno de los galanes de las primeras temporadas de Pecado original, en la que encarnó a Alihan Taşdemir, quien fue marido de una de las hermanas protagonistas, Tuna prosiguió su exitosa carrera con Doctor Alí y Verdad oculta. El intérprete vuelve a entrar en un proyecto cercano a las intrigas en el que nada es lo que parece. El artista se mete en la piel de Mesut Öztürkmen, un inteligente y carismático policía con gran éxito en sus relaciones sentimentales.

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Tras estudiar Psicología, Mesut decidió convertirse en agente de la ley. Durante los casos que investiga, hace gala de su intuición y perspicacia. Sin embargo, una nueva misión le llevará a indagar en la vida de Şebnem y su entorno en un complejo caso que no culminará como preveía.

Mesut es un hombre con muchos conflictos internos y que tiene muchas preguntas que debe responderse a sí mismo. Es un papel completamente alejado de lo que soy yo. Es un hombre al que le falta tener sentido de familia porque no recibió el cariño maternal cuando era niño. Su progenitora lo abandonó cuando era pequeño. Sabe que sigue viva, pero nada más. Tampoco tuvo el amor de su padre”, explica en un encuentro con la prensa en el que estaba presente BLUPER, en el Palacio Feriye de Estambul.

Onur Tuna en la rueda de prensa de 'Una vida perfecta' en el Palacio Feriye de Estambul (Turquía). Mediaset

La vendetta de una mujer

“A pesar de ello, quiere cambiar su vida y formar una familia. Intenta ser buen marido y buena persona. Por ello, quiere dejar el cuerpo de policía, pero duda de ello. Es un papel muy rico en matices, por eso acepté entrar en este proyecto”, agrega el actor, reconociendo que uno de los atractivos de la ficción es que narra la fuerza interior de una mujer y lo que es capaz de hacer por proteger todo aquello que ha construido… incluso si debe aplicar la famosa y maquiavélica frase de ‘el fin justifica los medios’.

Es la historia de una mujer muy fuerte. Creo que es algo que necesitábamos aquí en Turquía. En el caso de mi personaje, en la vida puede que no todo sea como parece. Él encuentra a una mujer a la que puede ayudar y de la que se enamora. Es precisamente ese afecto lo que cree que puede ayudar a Şebnem a salir de una vida que no es tan agradable como aparenta”, comparte.

“Necesitamos más series con mujeres protagonistas fuertes y poderosas en Turquía”

Onur Tuna es uno de los actores más populares de la industria otomana. Una de sus características más conocidas es su penetrante y felina mirada, que logra mayor intensidad por el cerúleo color de sus ojos. Más allá de los aspectos estéticos, para el actor es “esencial” que las miradas de los personajes conecten para transmitir verdad. “Es la química que todos los actores tenemos que mostrar y para ello hay que trabajar mucho antes y durante el rodaje de la serie”, razona.

“Al final todos somos actores muy experimentados y esas miradas salen naturalmente, es un trabajo en equipo. Al ser intérprete, para mí también es importante serlo en mi vida cotidiana. Caminando por la calle, si veo una ventana abierta, puedo hacer una descripción completa de un lugar. En todo momento puedo recordar lo que he visto en ese lugar y lo que ocurre. Creo que es mi trabajo, recordarlo todo”, prosigue.

Onur Tuna, Hilal Altınbilek y Yiğit Özşener en la presentación de 'Una vida perfecta'.

El fenómeno turco

Las series turcas llevan siendo un fenómeno internacional desde hace años. Para Tuna, tiene lógica que estas producciones causen sensación tanto en España como en países de Hispanoamérica. “[En el caso de España], somos países del Mediterráneo y tenemos similitudes por forma de vivir, cultura y forma de trabajar. Creo que por eso los españoles les gusta tanto”, argumenta.

No obstante, el artista busca no pensar en la recepción internacional de las producciones en las que participa, señalando que él es una pieza más en un proyecto audiovisual. “Mi vida es muy simple: voy al plató a rodar y luego vuelvo a casa. Si no estoy descansando, estoy trabajando y viceversa. Mi existencia se resume en estudiar, crear y actuar. Que luego los proyectos tengan éxito o no, no depende de mí. Eso sí, cuando nos llega que las series turcas se ven por todo el mundo, me da mucha felicidad”, comparte.

“Me enorgullece que las series de mi país triunfen en el extranjero. Pero que tengan éxito o no, no es algo que dependa de mí”

“Por ejemplo, mi novia está aprendiendo español y su profesor le manda continuamente imágenes de mí des las series que participo dobladas al castellano. Obviamente, estoy orgulloso de mi trabajo, de mi equipo y de la industria turca, pero repito, no es mi labor”, continúa, comentando algo muy similar sobre el fenómeno fan que también vive en su Turquía natal.

“Mi oficio es entretener a la gente. Empecé a ser actor cuando no había redes sociales, mi vida personal está muy lejos de ese mundo. Cuando vivimos con un trabajo de cara al público, eso llega a la gente. Eso sí, confieso que no tengo interés en utilizar redes sociales. Por supuesto que valoro que la gente aprecie lo que hago, pero cuando estoy en un proyecto, intento aislarme y concentrarme sólo en lo que hago”, afirma.

Fotograma de la serie ‘Una vida perfecta’.

Mi vida es la interpretación, no me interesa la parte material de la profesión. Yo trabajo y luego tengo mi vida personal con mis cosas, pero cuando hago algo bueno eso tiene resultados en el mundo entero y nos trae felicidad”, continúa, recordando las arduas horas de trabajo que tiene en su profesión. “Hemos estado trabajando y grabando 5 o 6 días a la semana durante 14 o 15 horas”, reconoce, señalando, en tono divertido, que “por ello, hay que ver Una vida perfecta en España”.

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“Adoro también la música”

El actor no descarta atreverse a rodar en otros países, como sus colegas Can Yaman, Kerem Bürsin o Kaan Urgancıoğlu. Es más, se atrevería a participar en algún proyecto en España. “Por supuesto, aunque primero tendría que leer el guion, que es lo más importante. Además, otra cosa imprescindible, aprender a hablar castellano. Me encanta la cultura española. He estado en Barcelona, Madrid y Valencia. Adoro su arquitectura gótica, su industria artística y su similitud con Esmirna. Quizás le pida ayuda a mi pareja, que además de estudiar español habla otros cuatro idiomas”, revela.

“Si no me dedicase a la actuación, sería músico. Me encanta la música, pero no me considero profesional en esa disciplina… todavía”

Licenciado en Economía por la Universidad de Dokuz Eylül de Esmirna, Onur Tuna revela que no se dedicaría a ello si no fuese actor. Entre sus otras pasiones artísticas, está la música, en la que ya ha hecho sus pinitos, como pudo verse en Pecado original, en la que cantó y tocó el piano. “Toco la guitarra desde que tengo 14 años y el piano desde los 21. Soy actor, sí, pero la música es mi otra verdadera pasión”, confiesa.

“Tengo un estudio de música en mi casa en Estambul donde compongo, canto. A veces, me meto allí con un amigo y creamos canciones. Tengo que decir que soy actor profesional, pero no soy músico profesional, aún”, señala, descartando, eso sí, participar en un reality show, como hizo su colega Aras Şenol, ganador de la edición 2024 de la versión italiana de Supervivientes. “No me apetece. Mucha gente lo hace, pero no es para mí, no necesito dinero, la parte material no me interesa”, concluye.

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