“Esta es la historia de un nostálgico, que no creía más que en Dios, en Franco, y en don Santiago Bernabéu”. Así arrancaba, allá por 1993, la serie Lleno, por favor. Uno de los primeros grandes éxitos en la ficción de Antena 3, con permiso de Farmacia de Guardia. Llegó a superar los siete millones de espectadores, y su último episodio superó el 42% de cuota de pantalla.
Alfredo Landa era su protagonista, y él encarnaba a don Pepe, el protagonista, ese señor chapado a la antigua usanza que apelaba a los valores del franquismo cuando veía avanzar al país. El mismo conservador que, cuando se descuidaba, acababa yéndose con dos jovenzuelas a tomar copas a escondidas de la parienta, a las que paseaba en su sidecar a la vez que cantaba a viva voz el himno del Real Madrid.
La acción se desarrolla en un pequeño pueblo donde todos se conocen, donde lo normal es que cualquiera que vaya en coche te acerque allá donde necesites. Pepe regenta una gasolinera, donde pasa lo más granado de la localidad y también del mundo del turisteo. A sus órdenes tiene a Satur (Jesús Cisneros), que vive en su casa y al que tiene acogido desde hace años, y Gasofa (Miki Molina), un joven que ama el rock, que sueña con tener su propio grupo de música y triunfar, y que mientras trabaja escucha grupos de la época como los vascos de El Inquilino Comunista.
Además, en la gasolinera trabaja Trini, la hija de don Pepe, y a la que interpretaba Lydia Bosch. Una joven preocupada por su imagen, que está todo el día haciendo aeróbic, y que donde otros ven dos bricks de leche ella encuentra peso con el que ejercitar sus brazos.
La matriarca de la familia era doña Filo, Beatriz Carvajal. Y aquí encontramos un hecho curioso: Alfredo Landa se llevaba 16 años con su esposa en la ficción. Sin embargo, Beatriz Carvajal solo se llevaba 14 años con su ‘hija’ Lydia Bosch.
La serie está llena de secundarios de lujo. Y ahí hay que destacar el papel de Santiago Ramos, que hacía del hermano de Pepe. En la línea de lo que veríamos años después en Aquí no hay quien viva, Ramos encarnaba a un granuja encantador, que sabe cómo conseguir dinero de debajo de las piedras si es necesario. Un pillo que pone en juego el puesto de los trabajadores de la gasolinera con tal de tener lleno el tanque de su taxi, y que es capaz de jugar con estar al borde de la muerte para trincar un pellizco.
Sin embargo, el secundario que brilla en esta serie es un jovencísimo Antonio de la Torre, que daba vida a Pelopincho, uno de los amigos del gasofa. Otro amante del rock, con gran corazón, aunque muchos piensen lo contrario por su imagen moderna (para la época). Él es el responsable, por ejemplo, de que un vídeo de Pepe agarrándose sus partes nobles ganase un concurso de vídeos domésticos, que tan en auge estaban por aquellos años.
“Me la incestaba”
Resulta interesante ver la serie de aquel momento con los ojos de ahora. Y es que hay cosas que no han cambiado tanto dentro de aquellos que tienen un pensamiento conservador. El espíritu de Pepe sigue muy vigente, y, de hecho, eso de llamar nostálgicos a los defensores de Franco es algo que se ha oído muchas veces en los informativos en los últimos tiempos.
A pesar de todo, hay diálogos que sí que chocan. Como un momento en el que el Gasofa, hablando de una chica de buen ver, es capaz de decir “si fuese mi hermana, me la incestaba”.
Donde ver ‘Lleno, por favor’
Aunque tuvo alguna que otra reposición (sobre todo en verano, época de poca inversión en televisión), se trata de una producción que ha caído en el olvido. Sin embargo, se puede encontrar en el catálogo de atresplayer, donde está al completo sus 13 episodios. Toda una suerte, teniendo en cuenta que en esta plataforma hay muchas series, como Menudo es mi padre, o Nada es para siempre, de las que solo hay algunos capítulos sueltos.