Por supuesto, la magia de los programas en directo es que surgen momentos espontáneos que no se pueden cambiar. Es lo que se ha vivido este pasado viernes 30 de agosto en Y ahora, Sonsoles, cuando la presentadora ha vivido un breve momento de incertidumbre y pánico al sonar la alarma de incendios del plató.
En plena discusión sobre la conciliación familiar, al hablar sobre la saturación de algunos padres al tener que hacerse cargo de los hijos durante las vacaciones de verano, el debate fue interrumpido al sonar un fuerte y desagradable pitido que provocó el desconcierto. “¿Qué pasa?”, saltó la presentadora, preguntado directamente a la dirección del programa.
Dado que no había una respuesta, la periodista se quejaba públicamente. “Fuera de bromas, yo así no puedo trabajar”, expresaba. El sonido era evidente y podía intuirse que era mucho más fuerte en el plató. Ante la falta de indicaciones, la presentadora pensó que podría tratarse de una mofa de mal gusto. “¿Es una broma esto? ¿Qué hacemos?”, preguntaba la conductora con cara preocupada.
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Para mantener la calma, dado que la presentadora ya comenzaba a mostrar cara de preocupación, Cruz Sánchez de Lara, vicepresidenta ejecutiva de EL ESPAÑOL, comentó: “te va tan bien la audiencia que ya no saben qué hacer”. Una referencia directa a la ‘guerra de audiencias’ que se está viviendo entre Y ahora, Sonsoles desde Antena 3 y TardeAR desde Telecinco.
“¿Molesta en las casas este pitido? Es que aquí, no podemos ni hablar”, cuestionaba Ónega. Efectivamente, el sonido resultaba de lo más insoportable, haciendo muy difícil la continuación del debate. “Me dicen que está molestando muchísimo”, expresaba la conductora, dado que se lo había confirmado la dirección del formato.
A pesar de calmar brevemente los nervios, Ónega quiso proseguir con el programa, pero podía escucharse que la alarma sonaba mucho más fuerte. La presentadora llegó a temer que fuese un incendio real, dado que la alarma no dejaba de sonar. “Se corta la emisión de Antena 3 porque hay un incendio. Pero es que, si hay un incendio, morimos”, exclamó la periodista visiblemente inquieta.
Por supuesto, este comentario arrancó una carcajada entre el público, calmando así los ánimos. “Todos por cumplir con el trabajo, vamos a morir aquí”, añadía Ónega. Por supuesto, todo el mundo terminó manteniendo la calma, dado que la alarma no había saltado por motivo de un incendio. Finalmente, el sonido cesó, logrando el aplauso del público presente en el plató.
Una falsa alarma que provocó una breve interrupción del programa. Antonio Naranjo pidió a la presentadora que explicase el contexto para el público que estuviera viendo el magacín o sintonizase recién con la cadena. “Este pitido era la alarma de incendio. Lo estamos comprobando. Ahora bien, veo que ustedes son muy disciplinados. Porque lo normal era reaccionar de otra forma”, expresaba la periodista.
Por supuesto, de haber sido algo real, la dirección del programa hubiera avisado rápidamente a la conductora y se hubiera producido el desalojo del plató. Un susto que quedó como una de las anécdotas del día.