La undécima temporada de La Voz ha cumplido, al darle el liderazgo a Antena 3 del prime time del viernes 13 de septiembre. Las primeras audiciones del talent show han firmado un correcto 15% de cuota y 1.226.000 espectadores. Una edición que no sólo vuelve con mucho talento, sino con historias muy emotivas que han sabido tocar el corazón tanto de los coaches del formato, como al público.
Ha sido el caso de Pablo Galiñanes. Procedente de Villagarcía de Arosa, la misma villa de donde proceden los queridos Mozos de Arousa de Reacción en cadena, este joven pontevedrés de 20 años ha dado una lección de superación. El chaval nació con un glaucoma congénito, una enfermedad degenerativa que afecta al nervio óptico. Como el propio Pablo comentaba en su vídeo de presentación, a los 14 años perdió completamente la visión.
“No existen las limitaciones si quieres conseguir algo”, expresaba Pablo al inicio del vídeo. “Siempre quise no depender de nadie para poder hacer lo que yo quisiera”, agregaba. “A los 14 años dejé de ver por completo, pero como fue poco a poco, no me impactó. Estaba preparado desde que nací. Llevo toda la vida aprendiendo técnicas de la vida cotidiana. Cosas que cuando no ves, aprender es difícil, como atarte los cordones. Tengo amigos que no ven y no lo saben hacer”, confesaba.
“Mi gusto por la música es adquirido. Desde pequeño me gustó mucho y lo tengo interiorizado. Estudio guitarra en el conservatorio y grabo covers para las redes sociales. Me gusta hacer cosas como todo el mundo. Mi novia siempre me apoya y me hace mucha ilusión que esté aquí. Ella me da ánimo y a que luche por mis sueños”, seguía.
“Siempre intento hacer lo que quiera, sin preocuparme lo que digan o las limitaciones. Me gustaría que la gente se fijara cómo transmito en el escenario y que no sea sólo mi ceguera. Soy más que una persona invidente”, concluía en su vídeo antes de entrar en el plató. “No creo que tenga que demostrarle nada a nadie. Puedo hacer lo que quiera y dedicarme a lo que me apasiona, sin importarme las limitaciones que puedo tener”, dijo en off antes de cantar El sitio de mi recreo, del emblemático Antonio Vega.
Una versión que cautivó completamente a los cuatro coaches, que no dudaron en girarse. El primero en hablar fue Antonio Orozco, que quiso darle las gracias. “Has elegido una de las canciones más bonitas que se han escrito nunca”, expresaba. “Los cuatro te queremos”, añadió el barcelonés, provocando que Pablo se emocionase, dado que no sabía que había convencido a los cuatro cantantes profesionales.
“Gracias por traernos esta belleza esta noche aquí”, añadía Malú. “Gracias por venir, porque justo necesitábamos esto: algo muy puro, muy auténtico, muy sutil y muy real”, agregaba Luis Fonsi. “Esa manera de crear universos pequeños, tú lo has conseguido. Enhorabuena”, expresaba Pablo López. Tras esas palabras de cariño, el joven de Arousa optó por integrarse en el equipo del cantante malagueño.