La muerte de Julián Muñoz ha recibido una gran cobertura a través de la televisión, y no podía ser de otra manera. El que fuese alcalde de Marbella, que ha muerto a los 76 años como consecuencia de un cáncer de pulmón, tuvo durante mucho tiempo un gran interés mediático, especialmente, por los programas de corazón.
Julián se hizo especialmente conocido después de desvelarse su relación, estando todavía casado, con la tonadillera Isabel Pantoja. No había cámara que no siguiese a la pareja mientras lucía sus “dientes, dientes”, y él también se animó a entrar en algún que otro programa, siendo el punto álgido aquel Salsa Rosa en el que se dijo de todo con Jesús Gil.
Tanto interés recibió Julián que, incluso, parte de su vida fue adaptada a la televisión. Y es que Isabel Pantoja centró dos miniseries, una de Antena 3, y otra de Telecinco, en las que Julián tuvo un papel destacado.
La primera en estrenarse fue Hoy quiero confesar, de Antena 3, en 2011. Allí, Belén López encarnaba a la intérprete de Marinero de Luces, y Julián estuvo interpretado por Luis Fernando Alvés. La serie se basaba en la vida de Isabel, pero con sutileza, hasta el punto de que se intentaban omitir todo tipo de nombres, o de apellidos. Esto queda muy bien reflejado en los momentos en los que se ven revistas del corazón con titulares como “la folclórica y el torero”, en vez de llamar a la Pantoja por su nombre.
Es más, en la sinopsis de atresplayer, dice que Hoy quiero confesar “recoge la biografía de Julia, una cantante de copla que luchará durante toda su vida por cumplir la promesa que un día se hizo cuando era sólo una niña: su familia no volvería a pasar hambre”. Es decir, que a la protagonista, ni siquiera, la llaman Isabel.
Aquí, el alter ego de Julián Muñoz aparece por primera vez para enseñar una casa a Julia/Isabel en Marbella, aunque ella se ofende porque no haya sido el propio Jesús Gil quien se la muestre. Y él haría, más adelante, de puente entre el Ayuntamiento de Marbella y la cantante.
En el tramo final de la ficción es cuando este personaje que interpretó Luis Fernando Alvés tiene peso, celebrando su amor hacia la cantante, a la que le dice “yo solo he nacido para hacerte feliz, mi gitana”. No faltó detalle para que todo el mundo tuviese claro que él era Julián, y eso incluía sus pantalones subidos bastante por encima de la cintura. No faltó escena de cama, y diálogos como “Yo solo he querido a dos hombres, a Paco y a ti”.
El Julián hiriente de 'Mi gitana'
Hoy quiero confesar tenía cierto morbo, pero no era una serie que iba a hacer daño. Y mucho menos, al nivel de Mi gitana, estrenada en Telecinco en 2012. Una ficción que en agosto de 2018 el Tribunal de Primera Instancia de Alcobendas ordenaba retirar de la web de Telecinco y prohibía su comercialización en formato doméstico al dar la razón a Isabel Pantoja en la denuncia de 2012 en la que se enfrentaba Telecinco y a Producciones Mandarina por "intromisión ilegítima en el derecho a la intimidad y a la propia imagen".
Aníbal Soto fue el Julián Muñoz de esta producción, que se centraba en la vida desde Isabel Pantoja desde los años 90 hasta que fue detenida en la Operación Malaya. Y se nos dibujó un Julián torpe, al que lo primero que vemos es cómo se tira una copa encima.
Sí que se dieron pinceladas sobre su trayectoria, recordándose que Jesús Gil a quien quería como concelaja de festejos de Marbella era a Mayte Zaldívar y no a él, o cómo fue el encargado de darle un ramo de flores a la Pantoja en un concierto en Marbella.
Este Julián no era buen padre, pues era incapaz de saber qué estudiaban sus hijas, ni buen marido, pues se inventaba excusas para estar cerca de Isabel Pantoja, aunque ello supusiese tirar por tierra los planes de la familia.
La inteligencia que se plasmaba en este Julián era la justa: fue dibujado como un pelele al que manejaban desde su partido político, cuyas ideas no eran tomadas en serio, y que se creyó con más poder del que realmente podía abarcar para hacer y deshacer en Marbella.
No faltaron las escenas de cama entre Julián e Isabel Pantoja, aquí encarnada por Eva Marciel. Y se dedicaron piropos que resultaban francamente sonrojantes, como aquello de “hueles a campo y a hembra”. Un hombre al que Isabel no amó como hombre, sino como primer edil, y por ello no paró de repetirle una y otra vez que lo que tenía era que recuperar la alcaldía de Marbella.