Atresplayer sigue en su empeño, como han señalado sus responsables en varias ocasiones, de erigirse como el "héroe local" de un mercado nacional de ficción cada vez más saturado. De momento, cumple con la misión. La plataforma de Atresmedia es especialista en poner el foco en historias tan, tan nuestras, que puedan generar interés entre el público español.
Con su última apuesta, El gran salto, quiere hacer honor a su título y no quedarse solo en territorio español. Primer paso: presentarla en el festival de cine más importante de España, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
La biopic de la subida a los cielos y la bajada a los infiernos del campeón olímpico Gervasio Deferr, interpretado por Óscar Casas, muestra sus cartas desde el minuto uno: vamos a verlo todo de 'Gervi'. Las luces y las sombras.
Ya en los primeros compases del primer episodio, que BLUPER pudo ver en el citado evento, se ve a Casas dando vida al Deferr del 2017, narrando cómo entró en el mundo de la noche y las drogas. Cómo las adicciones le alejaron de los suyos y hasta de sí mismo cuando estaba en la cúspide del deporte.
La crudeza del relato queda bien plasmada en pantalla gracias a la implicación máxima de Óscar, para quien la serie de Diagonal TV puede ser su verdadera consolidación como actor. Desde luego, el hermano de Mario Casas ha puesto toda la carne en el asador. El joven sometió a su cuerpo a profundos cambios físicos y hasta pidió realizar algunas escenas de gimnasia.
Eso sí, probablemente, lo que más salte a la vista es la manera en que Casas ha absorbido la expresión corporal y la gestualidad cercana al histrionismo del 'Gervi' de hace siete años, el que entró en un centro de desintoxicación. "Me veo en ti, me oigo en ti", confesaba Gervasio a Óscar en la rueda de prensa. Objetivo conseguido, entonces.
De aquellos polvos...
"Esto es España y cuando uno sube están deseando bajarlo". Quedan muchas costuras al aire con esta frase. La pronuncia el protagonista frente a su hermano Pablo, cuando el gimnasta está recién llegado de los Juegos de Sídney, tras su primer oro olímpico. Es el año 2000, Gervasio Deferr apenas tiene 20 años y está dispuesto a comerse el mundo en una disciplina
Entre diálogo y diálogo, El gran salto deja al descubierto esa doble realidad de un chico que bromea con su colegas de equipo sobre ir a unas Olimpiadas a ligar y convertirse en un deportista de élite. La del niño que tuvo que hacerse adulto rápido y sin herramientas.
Y, como subtexto, la nula gestión del fracaso deportivo que quizá luego pasó factura a Deferr en años posteriores. "El éxito es como un péndulo. A veces va y a veces viene", le comenta sabiamente uno de sus primeros entrenadores. Por supuesto, el joven 'Gervi' hizo oídos sordos. El catalán ya estaba inmerso en esa espiral de autodestrucción de la que tanto le costó salir.
El positivo en cannabis del barcelonés en 2002 marca el final de un primer capítulo que quiere mostrar mucho en 50 minutos, con intensos saltos temporales que pueden sobrepasar al espectador en ciertos momentos. Y es que los cinco episodios que componen El gran salto se antojan hasta insuficientes para condensar un relato de vida tan fascinante, disponible por extenso en la novela autobiográfica homónima de Deferr.