Giro radical de Mediaset con su anuncio de Navidad: homenaje a la generación de cristal por la DANA y sin rostros de cadena
- El grupo apela a la emoción con un spot que plasma valores como la unión, la solidaridad, el coraje y el trabajo en equipo.
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Son tiempos de cambios en Mediaset España. El grupo de Fuencarral sigue remando incansable por recuperar la corona que perdió hace tres años. Y para recuperar la confianza de la audiencia, soberana, son necesarios actos como el que protagoniza el anuncio de Navidad de este año.
Lanzado en simulcast en los siete canales de Mediaset a las 23:00 horas de este martes, la compañía ha decidido prescindir de los rostros de la cadena para rendir homenaje a los voluntarios de la DANA de Valencia. "Los protagonistas son ellos", ha dicho Sandra Fernández, directora de comunicación del grupo en la presentación, a la que ha acudido BLUPER.
"Ha sido un ejercicio de responsabilidad como medio audiovisual. Teníamos que aportar nuestro granito de arena, destacar el valor de la solidaridad y subrayar el papel de los jóvenes, que fueron los primeros en coger una escoba, irse a Valencia y dejar las redes", ha añadido.
"Queríamos lanzar un mensaje de solidaridad y unidad. Cuando nos unimos, las cosas salen mejor. Es un homenaje a la generación de cristal que nos ha dado muchas lecciones estos días", ha señalado Javier López Cuenllas, director de Antena de Mediaset España.
Desarrollada por la agencia creativa LLYC y producida por PRIMO Content, la compañía ha querido jugar sobre seguro al contar con la realizadora valenciana Joana Colomar y la ganadora de un Goya Daniela Cajías al frente de la dirección de fotografía.
"Ha sido un ejercicio de responsabilidad como medio audiovisual"
El spot apela a la emotividad y fue grabado en la localidad madrileña de Torrelaguna con voluntarios reales de la DANA y actores. Como decimos, Mediaset cede todo el protagonismo a los jóvenes, y no es hasta el final cuando aparece la marca, bajo el claim Juntos.
Cuenta Julio Alonso, director creativo del anuncio junto a Rafa Antón, que estudiaron varias posibilidades en este proceso "exprés" para plasmar todos estos conceptos. "Al final optamos por un único joven que llegaba a dar luz en la oscuridad. Su acto inspira a todo un pueblo".
Así es el spot
Durante la noche, el árbol centenario de la plaza del pueblo, el que cada año se adorna con dedicación y esmero para celebrar la Navidad, ha quedado reducido a cenizas.
Las llamas provocadas por un cortocircuito han acabado con cada rama, con cada brizna, con cada bola y espumillón... y con las ilusiones y esperanzas de todos. Ahí se alza al amanecer, ennegrecido y humeante, ante la mirada entre incrédula y apesadumbrada de los vecinos más madrugadores.
Tras contemplar el desastre, una mujer entra en casa y su mirada se encuentra con la de su hijo adolescente. Apoltronado en el sofá, el joven mira la pantalla de su móvil con indiferencia. No se ha enterado del incendio; o si lo ha hecho, ni se ha conmovido. Su madre lo observa y amaga con hacerle partícipe, pero se va sin hacerlo, resignada y consciente de que su atención está secuestrada por unas redes de las que le resulta imposible escapar. Como siempre. Él alza la vista, pero calla.
Mirando por la ventana, el joven observa el árbol calcinado con cierta apatía. La gente deambula por la plaza y lo mira, con el ánimo tan ceniciento como su maltrecho esqueleto. Una pena, la verdad. Pero, ¿qué puede hacer él? ¿Qué puede hacer nadie? Las cosas pasan y punto. Aunque… ¿hay que aceptarlas como vienen? ¿Es el destino tan implacable que no se le puede plantar cara? Quizá sí... o quizá no.
Armado con cables y alargadores, el joven sale a la calle como guerrero que va a la batalla. Con decisión y coraje comienza a tirarlos alrededor del árbol y enrosca una primera bombilla. Otros jóvenes le observan y en sus ojos empieza a brillar la esperanza. Contagiados por su energía e inspirados por su determinación, estos y otros vecinos se unen a la tarea.
Cada uno aporta lo que puede a la improvisada restauración del árbol: el faro de una moto, el neón de un negocio, un flexo, un globo terráqueo, una vieja lámpara de salón. Aupada por su padre, una niña cuelga sus zapatillas luminosas; una joven deja encendido el móvil, su bien más preciado. Todo el pueblo trabaja unido y emocionado.
Al caer la noche, todos se reúnen entusiasmados para contemplar el encendido. El árbol vuelve a brillar, pero aún brillan más los corazones de los allí presentes. Y las miradas, como la que cruzan el joven que ha hecho posible la magia y su madre orgullosa.
Pequeños y mayores se han rebelado contra la adversidad y han hecho posible lo que parecía imposible. Y lo han logrado como solo era posible hacerlo. Juntos.