La nueva temporada de La que se avecina lleva ya ofrecidos seis de sus nuevos episodios en Prime Video. Una etapa que ha supuesto la vuelta de Sergio Arias, el actor de culebrones al que interpretó Adrià Collado en las temporadas uno y dos, y que tuvo un hijo con Maite, Amador Junior, también conocido como Ojos de Pollo.
Aunque ya no viven en Mirador de Montepinar, sino en Contubernio, Sergio ha regresado a la vida de los que fueron sus vecinos a través de la interpretación. Y es que tiene un nuevo proyecto entre manos: la serie Zorreo en el recreo, en la que interpreta a un jefe de estudio. Y Lola Reynolds, a la que da vida Macarena Gómez, es la madre de uno de sus alumnos.
En una de las escenas que tenían juntos, pues el hijo de ella está liado con la mujer de él, que además, es profesora del joven. Tras la grabación, el director corta muy enfadado, y recrimina a Lola que diga “oh” cuando no viene en el guion. Ella se justifica: como se sorprende, exclama eso. Por su parte, el director le hace un reproche a Sergio por su interpretación: “¿Y tú, por qué no estás agobiado? Aquí pone entre paréntesis ‘Eduardo: agobiado’”.
“Es que tacho las acotaciones. Me gusta hacer mío el personaje”, le responde Sergio. Y esto hace al director alterarse aún más: “Es que no es tuyo. Di tus pu*** frases y lee las pu*** acotaciones, que nos quedan 40 pu*** páginas”.
El tema de las acotaciones no queda ahí. Más adelante, Lola ensaya en su casa una escena con su hijo, y como siente atracción por el joven, acaba besándole en la boca. El muchacho le pregunta qué hace, se enfada y se marcha. Al día siguiente, el director tiene unas palabras con ella por haber cruzado esa línea, y ella se justifica: “La acotación pone: Amparo le besa, pues le beso”. Un beso que le acabaría costando su salida de Zorreo en el recreo.
El tachar las acotaciones, y el destacar que un personaje no es de un actor, sino del guionista, supone un dardo hacia un actor, Hovik Keuchkerian. Hace unos meses participó en el festival Serializados,y allí explicó su método trabajo.
“Ni tono ni ostias. 'Michael entra triste al bar y se dirige a Muruzabal'. ¿Bueno y por qué coj*nes entra triste? Entonces tacho. Porque yo no sé qué pasa en ese bar, lo voy a saber a medida que vaya trabajando”, declaraba. “El guionista ha hecho un grandísimo trabajo hasta que suelta el guion. Y le llega al director y le llega al actor. El guion que está leyendo el 6 de junio no es el mismo guion en el que está trabajando el 26 de junio. Y definitivamente no es el mismo guion que está trabajando cuando ha pasado el ecuador del rodaje. Por lo tanto, no. El personaje no está. El personaje se construye”.
Sus palabras levantaron ampollas dentro de la industria, y numerosos guionistas criticaron su actitud. Entre ellos el propioo Alberto Caballero, cocreador de La que se avecina, que tuiteó: “Hovik, si quieres hacer tuyo un guion, escríbelo. Y las acotaciones no se tachan, se leen. Ya sé que da pereza, pero no veas cómo ayudan a interpretar”.