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El mundo de la interpretación en España está de luto. Marisa Paredes ha fallecido a los 78 años, dejando tras de sí un amplio currículo, especialmente, en el universo cinematográfico. Ella se caracterizó por hacer personajes que tenían un pie en la fortaleza y otro en la debilidad. Mujeres como aquellas de las cintas de Pedro Almodóvar, a las que excepto beber todo les resultaba difícil, a las que no poder quitarse los botines les podía suponer un drama. Chicas que pueden cambiarle sus pendientes a una transformista a cambio de una teta, o que pueden tener experiencias religiosas cocinando tartas en pleno subidón de LSD.

Todo el mundo de la cultura llora a Marisa, quien en el séptimo arte estuvo a las órdenes de Guillermo del Toro, el mencionado Almodóvar, de Jaime Chávarri, de Manuel Gómez Pereira, de Trueba y de Jaime de Armiñán, entre tantos otros cineastas. Pero, además, fue una actriz que también pisó los escenarios con más de una decena de montajes, y que se coló muchas veces en nuestros hogares como actriz de televisión.

Como las grandes, Marisa podía presumir de haber hecho televisión de todas las épocas. Desde aquella TVE en blanco y negro que retransmitía teatro en sus emblemáticos hasta la llegada de las privadas, y más recientemente, saltando a las plataformas de streaming. Eso sí, con personajes generalmente de reparto. Nunca llegó a encabezar una serie semana a semana (o día a día).

Goya, Novela, Historias para no dormir, Cuentos y leyendas o Cervantes son algunos de los títulos en los que participó en la pequeña pantalla. Su gran papel en televisión, quizá, no le llegó hasta el año 2010, cuando se metió, ni más ni menos, que en la piel de Sofía de Grecia, la entonces reina de España, y madre del actual monarca Felipe VI. Y lo hizo en la miniserie, de dos episodios, Felipe y Letizia. Deberer y querer, emitida por Telecinco.

Marisa siempre se caracterizó por tener una voz grave, pero para hacer de la reina Sofía tuvo que jugar mucho con su forma de hablar, con su dicción. Y es que intentando emular a la forma en la que hablaba la emérita arrastraba ges y erres donde no las habría, o, al menos, muy marcadas.

Felipe y Letizia, dirigida por Joaquín Oristrell, podría catalogarse como una comedia romántica. Un cuento de hadas en el que la chica de la calle conoce a un príncipe y salvan obstáculos y al final se casan y son felices. Pero todo buen cuento tiene una bruja, o una villana, y ahí ese papel lo representó Marisa Paredes. Su Sofía era el principal escollo en la relación entre los tortolitos, y pedía informes para seguir los pasos de la última conquista de Felipe, y leía la cartilla a su nuera ya en la primera noche en cuanto se pudieron quedar a solas.

Marisa Paredes en 'Felipe y Letizia'.

Felipe y Letizia. Deber y querer se estrenó el 25 de octubre de 2010, y anotó en su estreno un 20,9% de cuota de pantalla, con 4,2 millones de espectadores, un dato que hoy resulta inimaginable. Y su segundo episodio, que acabó en momentos antes de la boda, subió hasta los 5 millones con un 24,6% de share. En la actualidad, está disponible para abonados de Mitele Plus.

Y de la máxima representante de la monarquía española, Marisa Paredes pasó a ser la República en su siguiente gran trabajo en la televisión. No la República de España como personaje, sino una mujer a la que su entorno llamaba la República. La vimos en Vestidas de azul, la segunda parte del universo de Veneno que llegó a atresplayer hace ahora un año.

Marisa Paredes en Felipe y Letizia

República era una mujer que, como casi todas las protagonistas de la serie, hacía la calle allá en los años 80. Ella no era transexual como sus compañeras, pero se intentaba hacer pasar por una de ellas, quizá pensando que así tendría una mejor cuota de clientela que si competía con otras chicas como ella. De hecho, cuando se descubre que es una mujer cisgénero acaba saltando una importante liebre, y también se dibuja como una suerte de villana.

Marisa Paredes dio vida a República en su edad adulta, en la actualidad. Y mostraba a una mujer serena, que ahora entendía la historia, con la experiencia que da la vida y el cumplir años. Y que se había alzado como aliada del colectivo LGTBIQ+, no solo porque conoció lo que es la precariedad profesional a la que se ven desterradas muchas mujeres trans, sino porque fue madre de una persona no binaria. “Es chique”, decía con orgullo en el negocio que acabó regentando, con su mismo nombre de guerra.

Con este pequeño papel, Marisa se despedía de la pequeña pantalla, aunque fuese en su modalidad de pago. Y se coló en nuestros hogares por última vez como invitada de Marc Giró en La 2, hace solo unos meses, en junio. Una entrevista que hoy volverá a emitirse en su recuerdo, tras un nuevo pase de Todo sobre mi madre, en La 2. En esta cinta, su personaje se llamaba Huma Rojo, y explicaba que eligió ese nombre artístico porque humo es todo lo que había tenido en su vida. Y aunque también había tenido buenas experiencias, el éxito no tiene sabor ni olor, y cuando te acostumbras a él, es como si no existiera. Ahora es al cine español al que le toca acostumbrarse del vacío que Paredes ha dejado.