Aunque José Carlos Montoya se está llevando todos los focos después de quitarse la camisa una y otra vez y salir a la carrera por la orilla de la playa a la luz de la luna, el éxito de La isla de las tentaciones es, también, gracias a Sandra Barneda.
La presentadora -no nos olvidemos que el "¡Montoya, por favor!" sale de su boca- no sólo es una pieza clave en la mecánica del programa, sino que también es un pilar para los concursantes, quienes viven a flor de piel lo que ocurre en República Dominicana.
La catalana no se lo pensó dos veces en tirarse al suelo a llorar con Andrea, que se desmoronó por completo tras ver a Joel, su chico, dándose un beso y "guarreando" con Nataly. Los lagrimones caían por la cara de la joven, mientras sus compañeras avivaban el fuego: "¡Míralo, para que no se te olvide en tu vida!".
"Yo me voy, te lo juro", decía entre sollozos Andrea, que no llegaba a comprender por qué su pareja había sucumbido en la tentación. Hay que decir, eso sí, que ella sólo vio las imágenes del beso, no así el arrepentimiento posterior de Joel por lo que había hecho.
"Me ha tenido engañada todo este tiempo. No le importo. Sabe que lo voy a ver y que me va a doler. Solo veo guarreo, ni conexión ni nada. Se va a arrepentir, cuando me vea llorar, se le va a caer el mundo al suelo. Se está dejando llevar por el guarreo que tienen todos", añadía resignada.
Al ver su dolor, Sandra Barneda intentó animarla: "Tienes que seguir siendo fuerte. Es una aventura para ti misma, estás descubriendo una Andrea distinta. Por favor, aguanta, estás aprendiendo mucho".
Pero sus palabras no fueron suficientes y una Andrea devastada pidió abandonar el set de la hoguera para ldesahogarse del disgusto. Tal fue el shock (y la decepción) que se llevó, que Sandra fue tras ella para calmar su ansiedad.
"Tranquila. Tienes que seguir confiando. Esto será bueno, pase lo que pase, para ti. Si le podrás perdonar lo decidirás tú al final, pero sigue abriéndote emocionalmente", le decía Sandra, que no paró de abrazar a Andrea. "No puedo, te juro que confiaba en él. No sé si le voy a poder perdonar", lloraba ella.