Desirée de Fez
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Fuck tha Police. Que se joda la Policía. No es tan raro que con esta canción/actitud ante la vida, el biopic de N.W.A. -una banda de gangsta rap- rompa la taquilla estadounidense. De hecho, lo raro es que no se le hubiera ocurrido antes a alguien explorar un filón que va a traer cola. Por mil razones. La primera y más simple, la evidencia de que ese estilo musical es muy popular en EEUU. La segunda, la actualidad de la historia que cuenta.

Por desgracia, la letra de esa canción tiene hoy el mismo sentido y la misma fuerza que cuando fue escrita. Puede ilustrar perfectamente el estado de ánimo y las protestas en Baltimore por la muerte del joven afroamericano Freddie Gray, una de las víctimas más recientes de casos de violencia y de abuso policial.

El filme pasa por alto algunas de las entradas más duras de la biografía de sus personajes

La tercera, el hecho de que tanto N.W.A. como otras bandas y músicos de gangsta rap hayan firmado y firmen en sus letras, narraciones —más o menos inflamadas, más o menos adornadas—de una realidad muy compleja (marginalidad, delincuencia, racismo, injusticias, drogas), una crónica alternativa potentísima de los Estados Unidos de las últimas tres décadas.

No es mainstream

Sería absurdo que no tuviera interés algo así para los estadounidenses, sean blancos o negros. Lo tiene, y es normal que Straight Outta Compton haya arrasado. El tema es increíble y no se había hecho antes nada igual. Tal vez lo más parecido fueran 8 Millas (2002) y Get Rich or Die Tryin’ (2005), inspiradas respectivamente en las historias de Eminem y 50 Cent, pero no eran exactamente lo mismo.

Ahora, ¿arrasará aquí? Pues no creo. Su mezcla no puede ser más comercial y explosiva: música, drama social y criminalidad. Pero, aunque haya gente que controle mucho del tema, es obvio que el gangsta rap aquí no es precisamente mainstream.

Corey Hawkins interpreta a Dr. Dre en la película UPI Spain

Dicho esto, al margen de su importancia, ¿es una buena película? No exactamente. Pero sus aciertos compensan sus defectos. Straight Outta Compton corre pocos riesgos en el terreno del biopic, su narrativa es convencional y sus soluciones, poco sorprendentes. Y se pierde en su ambición. Todo fluiría mejor si se centrara en la historia de N.W.A., en concreto en la relación entre Ice Cube, Dr. Dre y Eazy-E, sus tres componentes más destacados.

Straight Outta Compton cae ocasionalmente en la saturación de datos, la dispersión y cierto desorden

Pero Gray persigue una película más ambiciosa, quiere abrazar demasiadas cosas en su crónica de la década que va de la formación de la banda a la muerte de Eazy-E. Y abarca mucho y no siempre aprieta. Straight Outta Compton cae ocasionalmente en la saturación de datos (el iniciado disfrutará con las referencias, el que no, puede perderse), la dispersión y cierto desorden.

Quizá sea porque se ha sacrificado mucho en montaje y el trabajo de síntesis no es del todo bueno: la película parece a ratos la versión para el cine de una serie de televisión. De ahí que subtramas enunciadas con entusiasmo queden en el aire, que los personajes femeninos estén diluidos pese a su importancia o que leyendas como 2pac, Snoop Dogg o The D.O.C. apenas salgan unos segundos. También, obviamente por haber sido producida por Ice Cube y Dr. Dre, el filme pasa por alto algunas de las entradas más duras de la biografía de sus personajes (como los conocidos maltratos a mujeres por parte de Dr. Dre) y le pone un poco de ficción (casi de ciencia-ficción) a la reconciliación del trío protagonista.

Estilazo musical

Aún así, Straight Outta Compton tiene hallazgos muy potentes. Gray debutó en el cine con Friday (1995), película clave de la comedia afroamericana que fue producida, escrita e interpretada por Ice Cube y el productor DJ Pooh, y ha dirigido videoclips y piezas para músicos y bandas como R. Kelly, Babyface, OutKast, Jay Z y los propios Ice Cube y Dr. Dre. Se mueve en un terreno que conoce bien, y eso se nota en varias cosas. Se nota en la energía de la película, en su descripción verosímil y contundente de escenarios y situaciones y en el preciso dibujo de los personajes principales, catalizadores de un estilo musical y de vida. También en el estilazo en la selección y disposición de las canciones de la banda sonora y, sobre todo, en sus magníficas escenas de actuaciones musicales. 

Straight Outta Compton tiene toda la pinta de abrir la veda a producciones similares, tanto en un terreno comercial como en productos más autorales como lo próximo de Harmony Korine: ¿han visto la foto que circula por ahí de su visita en prisión a Gucci Mane?

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