Salvador Martínez Mas (Berlín)
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No sólo las salas de cine se están abarrotando estos días con motivo de la fiebre desatada por el estreno de El despertar de la fuerza, el último capítulo de la saga de La guerra de las galaxias. En Berlín, la Iglesia Evangélica de Sion ofreció el domingo una misa con el universo de George Lucas como leitmotiv, invitando a los fans de las películas de Han Solo, la princesa Leia, Luke Skywalker, Darth Vader y compañía a escuchar un sermón inspirado en las películas de las que más se habla actualmente en todo el mundo.

En la misa dominical no suele haber más de medio centenar de personas en la imponente Iglesia Evangélica de Sion, una construcción de arquitectura neorromántica levantada a finales del siglo XIX. Este domingo, sin embargo, el lleno es total. Algo más de medio millar de personas se han congregado aquí para asistir a un servicio religioso muy particular. Los pastores Lucas Ludewig, de 30 años, y Ulrike Garve, de 29 primaveras, han fundido su pasión por La guerra de las galaxias con el mensaje cristiano al que se dedican en cuerpo y alma.

Vencer al mal

Desde hace unos días han publicitado la misa, con carteles inspirados en los prólogos de las guerras de las galaxias. A su cita le han puesto el título “vencer el mal con el bien”. En vista de lo abarrotada que está la iglesia, difícilmente se puede pensar en cómo pudiera haber sido mayor su capacidad de convocatoria.

Eso sí, esta mañana no sólo han venido los practicantes habituales. Abundantes cristianos que también son fans de Star Wars se han desplazado desde otras partes de la ciudad a esta histórica iglesia del céntrico distrito de Mitte con la intención de ver cómo comulgan religión y séptimo arte. Así Jochen, un trabajador de 58 años del sector inmobiliario en el norte de Berlín, ha venido disfrazado de Darth Vader. En la puerta del templo, también llama la atención otro disfraz de Darth Vader, pero de niño. También hay un joven vestido como el cazarrecompensas Boba Fett que posa ante la abundante prensa. Parece estar dando la bienvenida al templo a los congregados poco antes de las diez de la mañana.

Un parroquiano, como Darth Vader, a las puertas de la iglesia Salvador Martínez Mas

En el austero interior de la iglesia, donde no se hacen esfuerzos para ocultar las desconchadas paredes y la heterogeneidad de materiales que componen el suelo reconstruido tras la devastación sufrida en la Segunda Guerra Mundial, se pasea otro joven vestido de amenazante jawa. Con todo, el aspecto del público es mayoritariamente normal. Abundan las familias. “Creo que es una muy buena idea utilizar La guerra de las galaxias para hablar de religión y de valores”, dice Hans, actor de cine y televisión de 51 años, acompañado de sus hijos de 7 y 9 años. “Mis hijos, por ejemplo, no conocen las películas, pero sí de qué van, porque todo el mundo lo sabe, como pasa con muchas de las historias de la Biblia”, agrega, antes de que comience la misa. A su lado está Claudia, de 46 años. También ha venido sola con sus dos hijos Leo y Magdalena, de 11 y 4 años, respectivamente. “No vamos nunca a misa, pero Leo insistió en que viniéramos para esta ocasión”, explica esta experta en marketing.

Comienza la ceremonia con la interpretación del tema principal de La guerra de las galaxias, compuesto por John Williams, a cargo del organista de la iglesia. Pasados unos 20 minutos se puede ver el mayor atractivo que tiene la misa para los más pequeños y los fanáticos de la saga del cineasta estadounidense George Lucas. A saber, la proyección en una improvisada pantalla de unos dos metros de alto y otros casi dos de ancho de varios extractos de El Retorno del Jedi, el sexto episodio de la saga. El primero de los fragmentos elegidos por Ludewig y Garve es la escena en la que Vader y Skywalker hablan sabiéndose padre e hijo y en la que el joven jedi le asegura que “percibe” el conflicto interno entre el bien y el mal de quien se llamara Anakin antes de pasar al lado oscuro. En este punto, Ludewig y Garve hacen un paralelismo entre las figura de Jesucristo y Luke Skywalker. En ese cara a cara, “Luke es claridad frente a Darth Vader que representa la oscuridad”, según Garve.

'Los movimientos no violentos pueden ser más poderosos que los violentos, como la revolución pacífica que acabó con la República Democrática de Alemania', destaca Garve

Poco después se proyecta la escena de “El retorno del jedi” en la que Luke Skywalker y Darth Vader se miden con espadas láser en el combate final donde el hijo decide no acabar con la vida de su progenitor porque, según dice a Sheev Palpatine, que “nunca” pasará “al lado oscuro”. Este fragmento de la película sirve a los pastores de la iglesia de Sion para hacer ver que, frente a la violencia, hay que elegir una repuesta, con más violencia o prescindiendo de ella.

“Hemos conocido capítulos de nuestra historia en los que ya se ha visto que los movimientos no violentos pueden ser más poderosos que los violentos, por ejemplo la revolución pacífica que acabó con la República Democrática de Alemania”, destaca Garve, aportando a los fieles una elocuente nota histórica local.

Rey, como la Virgen María

Junto a esas dos escenas de El retorno del jedi, se proyecta un fragmento del tráiler de El despertar de la fuerza en el que aparece la joven Rey diciendo “no soy nadie”. Esto sirve a Garve para señalar que “nadie es nadie en nuestro planeta” y que “cualquiera puede ser muy importante”. En su interpretación cristiana del capítulo más reciente de Star Wars, Rey es comparable a la Virgen María, mujer central en la fe cristiana originaria de una modesta familia de Nazaret.

Después de las proyecciones se produce, sin duda, uno de los momentos más curiosos de la ceremonia. Los pastores sacan cuatro espadas láser de juguete. Son como la que utiliza Kylo Ren, el principal antagonista en El despertar de la fuerza. En un macetero alargado, esas espadas se invierten y quedan fijadas en la tierra para convertirse en cruces cristianas, un gesto con el que dar la espalda a las diferentes formas de violencia, ya sea “el terrorismo”, “la xenofobia” o el “miedo a los refugiados”, según los pastores.

“Con iniciativas así, utilizando la cultura popular, el mensaje religioso puede llegar mejor a los más pequeños”, dice a la salida Hans, un actor que ha acudido a la misa

“Qué la fuerza del señor esté con vosotros”, dice Garve a los presentes antes de que la misa termine entre aplausos. Tras la celebración, en la puerta de la Iglesia, Ludewig y Garve dan la mano a los congregados y les desean felices fiestas. Hoy, ante todo – incluso antes de celebrar el reciente estreno de El despertar de la fuerza– se festeja el cuarto domingo del Adviento, ese tiempo del año litúrgico cristiano en el que se prepara la fiesta del nacimiento de Cristo. “Ha sido maravilloso, hemos estado preparando esta misa durante un mes”, explica Ludewig tras la ceremonia. Su rostro, y el de muchos fieles, muestra una particular satisfacción.

“Con iniciativas así, utilizando la cultura popular, está claro que el mensaje religioso puede llegar mejor a los más pequeños”, dice mientras abandona el templo Hans, el actor. “Ha estado muy bien, sobre todo por el vínculo que se ha hecho para distinguir entre el bien y el mal”, resume Claudia, la experta en marketing. “Ha sido genial, genial, genial, porque La guerra de las galaxias es una historia muy bonita y que se puede disfrutar, al igual que ocurre con los pasajes de la Biblia”, destaca entusiasmado Jochen, el trabajador del sector inmobiliario vestido de Darth Vader. “Desde que Darwin explicó la evolución de las especies hemos tenido una historia muy aburrida”, añade este hombre de mediana edad. El domingo lo pasó como un niño en misa, gracias a la fe y a la fuerza.

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