¿Por qué ya no vamos al cine?
Los éxitos de hoy lo habrían sido menos hace décadas. La clave se llama "transmedialidad".
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Star Wars: el despertar de la fuerza avanza por la taquilla internacional como las huestes del Imperio: nada se le resiste. Ya ha conquistado galaxias como ser la película más vista de 2015 o situarse como la tercera cinta con mayor recaudación de la historia con sus 1.751 millones de dólares obtenidos en todo el mundo, según la web Box Office Mojo -1.733 a día 10 de enero, según la consultora Rentrak-. Sólo la superan Avatar (2.788 millones) y Titanic (2.186). La cifra, previsiblemente, seguirá creciendo, pues acaba de aterrizar en el enorme mercado chino, el de mayor crecimiento del momento (48% aproximadamente el año pasado), donde se juega ser o no ser realmente una película de récord histórico.
Pero, como corrobora el historiador del cine Román Gubern, “estas listas son muy poco científicas, porque la moneda se va apreciando o depreciando por ciclos. Cuando se estrena Lo que el viento se llevó es al final de la Gran Depresión. Habría que ponderar el valor de la moneda para ser científicos”.
Cuando ajustamos las cifras para comparar estrenos de diferentes épocas a un precio constante, el filme de J.J. Abrams baja hasta el puesto número 15 de las películas más vistas en EEUU en la historia, según la tabla elaborada por Rentrak -no hay una similar para todo el mundo, pero los datos, si no idénticos, son probablemente similares-. Otro estreno de tronío de 2015, Jurassic World, ocupa el puesto número 4 en la lista a precios corrientes, pero cae hasta el 22 cuando lo sometemos a la lupa de los precios constantes.
En ese ránking destacan un puñado de películas de los años 60 y 70, con La Guerra de las Galaxias (1977) en un destacado segundo lugar. Sólo los dos grandes éxitos de James Cameron, ambos de los años 90 en adelante, resisten entre los 14 primeros. Por eso conviene también poner en cuarentena cifras como la del récord total de recaudación global del cine en 2015, que con 34.955 millones de euros superó el récord del año anterior, 33.759 millones.
La siguiente tabla muestra las primeras 15 películas del ránking de EEUU con su recaudación ajustada a inflación. Ha sido elaborada por Rentrak con la estimación de espectadores de cada película y un precio de taquilla medio de 8,61 dólares.
Título | Año | Recaudación (Ajustada) |
1. Lo que el viento se llevó | 1939 | 1.739.604.200 |
2. La Guerra de las Galaxias | 1977 | 1.533.609.700 |
3. Sonrisas y lagrimas | 1965 | 1.226.196.400 |
4. E. T. | 1982 | 1.221.365.800 |
5. Titanic | 1997 | 1.166.435.200 |
6. Los diez mandamientos | 1956 | 1.127.910.000 |
7. Tiburón | 1975 | 1.102.758.600 |
8. Doctor Zhivago | 1965 | 1.068.806.300 |
9. El exorcista | 1973 | 952.258.800 |
10. Blancanieves y los siete enanitos | 1937 | 938.490.000 |
11. 101 dálmatas | 1961 | 860.287.500 |
12. El Imperio contraataca | 1980 | 845.335.300 |
13. Ben-Hur | 1959 | 843.780.000 |
14. Avatar | 2009 | 837.367.900 |
15. Star Wars: el despertar de la fuerza | 2015 | 822.802.900 |
Para Gubern, “estamos en un ciclo de la cultura multipantallas. Por una parte, se ha introducido la piratería, que es una sangría tremenda de robo a los derechos de autor y a las empresas, que todo el mundo practica”. Por otro, prosigue el estudioso, “el invento de las multisalas y minicines se hace para rentabilizar mejor las películas, porque un proyeccionista, una taquillera, pueden atender a 5 salas… y luego si una cinta va muy mal puede cambiarla por otra. Es una formula para garantizar al empresario la rentabilidad”.
Todo esto ha llevado a “una revolución en la forma de consumo de estas películas. Es verdad que, pese a la enorme piratería de internet, la red también hace publicidad para que la gente vaya al cine, sobre todo las películas como Star Wars, ideales para ser vistas en grandes pantallas”.
En el mapa de la industria audiovisual “se ha producido una revolución en la forma de consumo de las películas", tiene claro Gubern. "También una contaminación: una película como El señor de los anillos o Harry Potter en seguida sale en DVD, que es otra 'ventana', como se las llama en la jerga cinematográfica. Luego en televisión, otra ventana más… El ciclo termina en los videojuegos, el segmento más rentable. O viceversa: estamos viendo películas cuyo recorrido comienza en estos, como las películas de Lara Croft”. Este año tendremos una buena dosis de esto último: llegan Warcraft: el origen, Assassin's Creed, Angry Birds, la película… “Hay una trasmedialidad o intermedialidad que hace que las cifras de taquilla sean sólo uno de los afluentes de la rentabilidad global del producto”, deja claro el historiador.
Sólo en EEUU, el entretenimiento en el hogar (Home Entertainment), un término que engloba alquiler y compra de DVD, vídeo bajo demanda (VOD), descargas de pago, streaming y otros conceptos supuso en 2015, según un reciente informe de The Digital Entertainmet Group, 4.688 millones de dólares, una cifra similar a la de 2014, con un ligero incremento del 0,9%. La cifra alcanza el 42% de lo que lograron en el mismo país las salas de cine, unos 11.000 millones de dólares.
Dieta mediática
Carlos Alberto Scolari es profesor de Comunicación en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y un experto en este concepto, la transmedialidad. "En la década de los 70-80, con la llegada de las antenas satelitales y la TV por cable se comenzó a hablar de 'fragmentación' de las audiencias debido a la multiplicación de los canales -explica Scolari-. Desde la llegada de la web y la explosión de decenas de nuevos medios, plataformas y experiencias de comunicación, podemos hablar directamente de 'atomización' de audiencias. Algunos investigadores incluso cuestionan la validez del concepto de 'audiencia' en la nueva ecología mediática".
Esto no implica, prosigue Scolari, "la desaparición del broadcasting o la existencia de best sellers o películas blockbuster: solo que su presencia mediática se produce en un contexto atomizado donde los usuarios tienden a consumir muchos contenidos en diferentes medios y de diversas maneras. Podría decirse que la 'dieta mediática' hoy es mucho más rica y variada, por lo que cualquier 'alimento' debe competir con otros".
'Hoy no tiene sentido hablar ya sólo de sala de cine. Es un reduccionismo no científico. Los que producen tienen ya el mapa de las diferentes ventanas de exhibición', explica Román Gubern
Scolari habla del concepto de la Long tail en el ámbito de la comunicación -introducido por el redactor jefe de la revista Wired Chris Anderson-: los mercados no sólo se basan en los best seller sino que cada vez más incluyen nichos pequeños pero altamente rentables. "Star Wars es obviamente un blockbuster y su actuación es impresionante en un contexto de atomización de consumo. Disney sabe cómo hacerlo, tiene mucha experiencia".
Gubern señala un fenómeno parecido: “Nunca hubo en la historia una fragmentación tan grande entre el cine de mercado y de autor”. No todo es el gran taquillazo, las producciones europeas medianas, incluso las pequeñas, también cuentan. "Hay un mercado para el cine de autor, militante, con películas suecas, coreanas, danersas… lo que se llamaba antes cine de arte y ensayo". Lo define como un "paisaje transamediático con múltiples contaminaciones". Por no hablar de que Hollywood no es el mayor mercado del planeta, sino Bollywood. Y faltan en casi todas las listas industrias como la china o la coreana, con centenares de títulos al año.
Público de 14 años
Gubern tiene claro que “hoy día no tiene sentido hablar ya sólo de sala de cine. Es un reduccionismo no científico. Los que producen tienen ya el mapa de las diferentes ventanas de exhibición”. Ya nadie piensa en la salas, por no hablar de las de barrio, que han desaparecido. Los cines se concentran en las afueras de las ciudades y el público al que están dirigidas las películas que deben ser rentables tiene 14 años. Muchos de estos jóvenes las verán en casa, en ordenadores.
Lo decía el propio Pedro Almodóvar en una master class en el Círculo de Bellas Artes el pasado 13 de enero: “Cada vez es menor la posibilidad de ver películas que te impacten en un sala sala. Ahora sigo viéndolas en la zona VIP de mi casa”.
Si Darwin viviera hoy, puede que estuviera de acuerdo con Scolari, que se define también como experto en "ecología mediática". La ley del más fuerte, o del más hábil, se impone en los mercados. Una adaptación natural. "Las viejas especies [mediáticas] deben luchar para adaptarse, buscar su propio lugar entre las nuevas reglas del juego. El cine ya sobrevivió a la llegada de la TV, un verdadero T-Rex mediático en los años 1960 que se comía todo...y lo hizo bastante bien", explica el profesor de comunicación.
Scolari explica que hoy el cine y la televisión, en Hollywood al menos, "funcionan en sintonía y deben hacer frente a otras especies 'depredadoras': los nuevos medios interactivos (por ejemplo los videojuegos) o las redes sociales". Cada vez más la sociedad dedica menos tiempo a la lectura de libros, pero también a ver películas e incluso televisión de forma "tradicional". "Si repasamos la evolución de los medios y los efectos de las diferentes disrrupciones (la llegada de la radio, la televisión, etc.) siempre encontraremos adaptaciones, remedos e incluso el nacimiento de productos híbridos. Obviamente, la última palabra la tendrán los consumidores", añade.
La conclusión de Scolari sobre el futuro del cine es prudente -"habrá cambios, adaptaciones y alianzas", dice tras advertir de lo complejo que resulta hacer predicciones- pero a la vez esperanzadora: "Cada día consumimos más contenidos audiovisuales y muchos de ellos tienen un origen cinematográfico, así que por este lado podemos ser bastante optimistas".