Javier Zurro
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La imagen del latino seductor, lo que comúnmente se conoce como 'latin lover' es uno de los topicazos que triunfa en EEUU. Ese emigrante moreno y de sangre caliente hace las delicias de la clase media norteamericana, que se rinde a sus pies. Que se lo digan a Antonio Banderas, cuyos primeros papeles en Hollywood (El mariachi o Los reyes del mambo) estuvieron ligados a ese estereotipo o incluso a Julio Iglesias, que con sus grititos y su mano pegada al pecho vendió discos como churros al otro lado del charco, además de arrasar entre todas las mujeres que se encontraba en sus interminables giras. Pero mucho antes de ellos ya hubo un español que marcó las pautas de lo que significaba ser un 'latin lover', alguien que abrió las puertas a la música latina y que fue la banda sonora de infinidad de películas: Xavier Cugat (1900 - 1990)

Olvidado en la actualidad, Cugat es el único español que tiene cuatro estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood y fue toda una celebridad durante décadas. Sólo por nombrar algunas de sus hazañas: puso su nombre artístico a Rita Hayworth -además de tener un romance con ella-, se pegaban por él para dirigir las orquestas de cualquier película y evento, inauguró varios casinos en Las Vegas y descubrió a nombres como Woody Allen o Jerry Lewis, además de ser íntimo amigo de Frank Sinatra (este le escribió el prólogo de su biografía).

Con cuatro años salió para la Habana desde Gerona. Un trayecto en barco que duraría 48 días y en el que dormiría en el suelo. Ni siquiera tenían camarote. Ya en la ciudad cubana destacó como violinista en la orquesta sinfónica y decidió ir a ganarse la vida a Nueva York. Después de diez días viviendo en un banco en Central Park empezó a amenizar reuniones de salones, hasta que su don de gentes le hicieron popular en el mundillo de las orquestas y acabó teniendo la más importante del país.

Ahora un documental de Diego Mas Trelles recupera la increíble historia de este pionero español en Hollywood, que gracias a explotar los tópicos latinos se convirtió en una celebridad. Sexo, maracas y chihuahuas, que se ha presentado en el Festival de Málaga y se estrenará en junio, está lejos de ser una hagiografía, es más, recupera gracias a testimonios de historiadores cinematográficos y gente cercana al músico, los aspectos más turbios de aquel risueño hombre de bigotito que siempre portaba un perro mientras dirigía las orquestas.

Xavier Cugat tuvo cuatro estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood, cinco mujeres millones de dólares y hasta relación con Al Capone

El director ha contado EL ESPAÑOL que siempre le intrigó ese personaje tan famoso, pero que incluso le costaba encontrar discos en España. Investigando descubrió aspectos que pocos habían recordado, como su relación con la mafia, su gusto por las chicas jóvenes o que fuera el violinista de Los cuatro jinetes del apocalipsis. “Es un personaje políticamente incorrecto en todos los sentidos”, explica Mas Trelles, que se ha enfrentado a un infierno para conseguir los derechos de las películas y canciones de Cugat. Hasta alguna de sus exmujeres, como Charo Baeza, le pedían 50.000 euros para conceder una entrevista.

Mafia, turrones y chihuahuas

El encanto de Cugat residía en la sencillez con la que contaba hasta los hechos más escabrosos. El documental recupera gran parte del archivo de entrevistas que le realizaron y allí aparece él, bautizando a sus chihuahuas con tequila, presumiendo de mujeres jóvenes a su alrededor y reconociendo abiertamente que para triunfar en la música en EEUU había que estar apadrinado por el mafioso de turno. “Los que controlan a los artistas son los de la mafia, vas a sus casinos y te dicen: no te pases de una hora y 15 minutos que tienen que ir a la mesa a jugar, no a escucharte, calculan lo que ganan por minuto, y cada minuto que ven al artista pierden dinero”, contaba como si fuera lo más normal del mundo y después de reconocer que los cheques se los llegó a dar el mismísimo Al Capone mientras comían espaguetis.

Con este documental se quiere luchar contra “la desmemoria que hay en España, no con Cugat, sino con todo”. Una película que parece una comedia delirante de no ser porque sabemos que todo en ella es real.

Xavier Cugat rodeado de chicas en un rodaje. Generalitat de Cataluña

Uno de los centros de la vida del músico fueron las mujeres. Hasta en cinco ocasiones se casó, y por ellas se arruinó. A todas las compró una casa de lujo y todos los caprichos. Ellas le abandonaban una tras otra. “Ellas se aprovecharon de mí, pero yo me aproveché de ellas”, decía el que Isabel Coixet califica en el documental como el Hugh Hefner español. Y es que eran famosas las leyendas urbanas que hablaban de las orgías en su casa, de su gusto por las menores o del famoso cristal que había en su mansión a través del que miraba al resto, como recuerda Román Gubern en la película antes de calificarle como un “oportunista”. Hasta sus últimos días quiso estar acompañado por chicas más jóvenes, e incluso se le fotografió en varios clubes de striptease y se le atribuyó un romance con la cantante Nina, a la que descubrió antes de que esta entrara en la academia de Operación Triunfo.

Tampoco como empresario triunfó. Mientras que creó en su figura el mejor producto, no fue capaz de sacar adelante negocios tan delirantes como su vida: fábrica de turrones, venta de chihuahuas, de camisas… todo para seguir ampliando su fortuna y gastársela con sus chicas. “Me gusta coleccionar dinero”, dice en el documental.

¿Un genio o un jeta?

A pesar de haber participado en infinidad de películas, grabado decenas de discos e incluso servir de ayuda a Cole Porter cuando se atascaba con una melodía, muchos se han planteado si Xavier Cugat fue fruto del talento o de unas grandes dotes de relaciones públicas.

Para Diego Mas Trelles no hay duda de que tenía “un talento indudable como músico”, pero en EEUU no valía con tenerlo, había que saber venderlo y él supo venderse a sí mismo dentro del “cliché de la música latina”, que él introdujo aunque también “la convirtió en un show”. “Vio que empezaba a triunfar el perfil de 'latin lover' y que gustaba el tango, y dijo: este es mi nicho, y llegó y se vendió como latino”, recuerda el realizador.

Si existe la reencarnación quiero volver a ser exactamente lo que he sido

Fuera como fuere, hay una cosa indudable, y es que Xavier Cugat vendió 48 millones de discos y fue uno de los pioneros que se fueron a EEUU con una mano delante y otra detrás pero consiguieron triunfar. Muchos querrían haber tenido su vida y su éxito, incluso él mismo: “Si existe la reencarnación quiero volver a ser exactamente lo que he sido”.

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