Javier Zurro
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En EEUU lo tienen claro. Si una película muestra cien muertes, sangre a borbotones y violencia a raudales no pasa nada, pero ni se te ocurra mostrar un pecho o una escena de sexo. Las alarmas moralistas se encienden rápidamente, te calzan una calificación para que sólo la puedan ver los mayores de 18 años y si te descuidas se cargan la carrera del director de turno. Trabajar en Hollywood significa aceptar unas convenciones sociales que, en muchas ocasiones, limitan la libertad creativa. Que se lo digan a Paul Verhoeven, que a finales de los noventa se jugó su futuro encandenando dos películas tan provocadoras como incomprendidas: Starship Troopers y Showgirls.

Las críticas recibidas fueron demoledoras y no sólo atacaron la película. Pedían la cabeza del realizador holandés, que tras triunfar en su país dio el salto a Los Ángeles con Robocop y fue el responsable de otros títulos míticos como Desafío Total e Instinto Básico, que revolucionó el thriller erótico con el cruce de piernas más famoso de la historia. Desde entonces ha vuelto a su tierra natal con El libro negro y, ahora, ha sido apadrinado en Francia donde ha producido Elle, otro thriller erótico con Isabelle Huppert como protagonista que se estrenará el 30 de septiembre en España. El director ha visitado el Festival de Cine de San Sebastián para presentar una película sobre una mujer violada que busca a su agresor y que supone una de las propuestas más provocadoras del año.

Isabelle Huppert en un fotograma de la película Elle.

Hollywood no se arriesga

La idea original era producirla en EEUU, pero cuando leían el arriesgado guion las puertas se cerraban. “Cuando pusimos el libreto en la mesa a los productores y a las actrices todo el mundo decía que no. No había ninguna posibilidad. Fui demasiado naif pensando que lo podía producir allí, no estaba preparado para ese rechazo de todo el mundo, por eso decidimos volver a París y a Isabelle Huppert”, cuenta el director a EL ESPAÑOL.

A sus 78 años Verhoeven desprende energía y una verborrea que cautiva. Sus palabras son tan atrevidas como su cine, y no teme atacar a la industria que le condenó. “Showgirls fue criticada por el tema del desnudo y Starship Troopers porque hablaba del ascenso del fascismo, y eso es insoportable para las audiencias norteamericanas del momento. Ambas fueron criticadas por la sociedad de EEUU. Showgirls no sólo hablaba del mercado del sexo, también del capitalismo y de cómo se usa el sexo como moneda de cambio”, dice inclinando su cuerpo hacia adelante y poniéndose serio.

"Yo no veo mi película de género. No es un thriller sobre encontrar al violador, hubiera sido una película más dura", afirma Verhoeven

Recuerda cómo hasta los periódicos más importantes del país entraron al juego y le atacaron e insultaron por estos filmes. “Con Showgirls tuve la sensación de que muchas críticas recibidas eran casi xenófobas, en el New York Times, el crítico más importante de la sección decía en su reseña que yo nunca entendería a EEUU. En Starship Troopers no sé si fue el Washigton Post, pero un periódico muy importante, dijo que estaba escrita por un neonazi y dirigida por un fascista, ellos odiaron la película. Starship Troopers estaba hablando de las posibilidades del ascenso del fascismo en EEUU, y mira ahora lo que ha pasado, algo que es visible en los periódicos después del 11 de septiembre y más cuando uno ve al señor Trump. Así que estas películas han probado después de los años que el fascismo que mostraban no sólo estaba en los personajes del filme la película, sino del país. Nos reíamos de una situación imaginaria y hemos visto que se podía hacer realidad”, dice Verhoeven que durante un momento se queda pensativo y pone cara de pillo para añadir: “Es increíble que pudiera hacer Starship Troopers en EEUU”.

Paul Verhoeven e Isabelle Huppert durante el rodaje de Elle.

Humor negro y enfermizo

Uno de los elementos de Elle que más ha sorprendido es su humor negro y hasta enfermizo, algo que Verhoeven reconoce que ya estaba en la novela, pero que decidió incrementar en la película, ya que cuando veía los ensayos y que todos se reían tuvo claro que había potenciarlo. “Yo no veo mi película de género. No es un thriller sobre encontrar al violador, hubiera sido una película más dura. No la veo como una película de género, al menos no sólo de uno, sino que puede tener hasta cuatro o cinco.

Este ha sido el segundo gran personaje de Isabelle Huppert en la edición de este año del Festival de Cine de San Sebastián, también es la estrella de El porvenir, y Paul Verhoeven se muestra encantado con ella, una actriz de la que “fácilmente me enamoraría, pero no de su personaje, es antipático y duro. Quizás podría ser interesante tener sexo con esa mujer si te gusta el sadomasoquismo, pero enamorarse es muy difícil. Aunque enamorarse de cualquier persona puede ser un gran error. No lo veo. Pero bueno, tampoco pasa nada por entrar en el terreno del sadomasoquismo, mucha gente lo practica, igual hasta conocéis gente que lo hace, luego depende de hasta dónde te lo lleves. En Belle de Jour el personaje de Catherine Deneuve también tenía ese punto sadomasoquista”, explica Paul Verhoeven sobre su protagonista. Otra mujer fuerte, decidida y polémica, que forma un gran tridente con sus otras dos antiheroínas: Catherine Tramell y Nomi Malone.

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