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“Una Guerra Civil no es una guerra, es una enfermedad, porque el enemigo está dentro”. Las palabras las dijo Antoine de Saint-Exupéry. Hablaba de España, de esa enfermedad que desde julio de 1936 a 1939 nos consumió por dentro. Una enfermedad que provocó 300.000 muertos, medio millón de prisioneros y otro medio millón de exiliados. Por si fuera poco la enfermedad se convirtió en degenerativa, y una vez acabado el conflicto provocó una dictadura que mermó el país durante otros 40 años. Las heridas y cicatrices de la Guerra Civil siguen doliendo. Unos no quieren curarlas, otros prefieren mirar a otro lado y algunos quieren recordar para nunca repetir los errores del pasado.

ESPAÑA EN DOS TRINCHERAS: LA GUERRA CIVIL EN COLOR - Tráiler en HD

Se cumplen 80 años de una batalla cruel en la que los muertos se amontonaban en las cunetas. La sangre corría por las calles, pero, ¿de qué color era la sangre de la Guerra Civil? Las imágenes que siempre se han visto eran en blanco y negro, veladas. La muerte encontraba una coartada en la oscuridad de las fotografías y vídeos que se conservan. Aquellos que no lo vivieron observan todos esos documentos con una frialdad histórica, como quien estudia la caída de la armada invencible. En un mundo que ha crecido con el color, su ausencia les distancia. Por ello hacía falta ver que la sangre de los muertos en la Guerra Civil es roja, como la de todos, y por ello ahora se muestran, por primera vez, imágenes de la barbarie a color.

Los responsables son Francesc Escribano y Luis Carrizo, que con guion de Manuel Lucas han dirigido España en dos trincheras: la Guerra Civil en color, un documental estrenado en la SEMINCI y que ha reconstruido la historia minuciosamente para colorear todos los documentos grabados de la época. A través de las nuevas técnicas digitales y con un equipo de 50 expertos, la película usa el material original almacenado en las diferentes Filmotecas, que ha sido digitalizado, restaurado y coloreado para apreciar cada detalle de una forma distinta.

Sus directores explicaban en el estreno del filme que buscaban “acercarse a la realidad de una forma nueva, pero a la vez tomar la distancia que nos da el paso de los años”. Por si acaso alguien pensaba que estaría el topicazo de que todos fuimos culpables, el director del Festival de Cine de Valladolid, Javier Ángulo, lo aclaró: “unos más que otros, ya que esto comenzó con un golpe de estado a un Gobierno elegido democráticamente”. Más de 450 títulos y 150.000 fotogramas han sido tratados para un producto que, si bien no ofrece un nuevo acercamiento cinematográfico, sí cumple al dedillo la minuciosidad que se puede pedir a un documental de estas características. El guion repasa cada acontecimiento, desde los meses previos al comienzo de la guerra hasta la declaración de su final. Una obra que debería ser puesto en todas las escuelas de este país para ver a todo color lo que ocurrió.

Fotograma de España en dos trincheras: la Guerra Civil en color. Minoría Absoluta

Colorear la realidad

Las imágenes que se utilizan en España en dos trincheras: la Guerra Civil en color pertenecen a las grabaciones propagandísticas de ambos bandos, así que abundan los planos de soldados disparando, mirando a cámara y en las trincheras, o los movimientos ciudadanos de apoyo en las ciudades, pero entre todo ello se cuela la barbarie y ahí es cuando uno ve imágenes que ya conocía como si fueran nuevas.

Los muertos sangran por primera vez, el humo que desprenden sus cuerpos bombardeados se aprecia cuando antes no lo hacía y sus miradas tienen un brillo perdido. Las largas filas de personas amontonadas intentando llegar a la frontera para el exilio, las madres saliendo con sus bebés a los hombros de Málaga tras la caída de la ciudad, los cuerpos amontonados, los prisioneros en fila para ser fusilados… todo adquiere una nueva dimensión.

Franco, a todo color, en un fotograma del documental.

Nuestro cerebro ya no tiene que completar los colores que conocían y que inconscientemente rellenaba. En las banderas republicanas se observa por fin el morado, y en las nazis se ve un rojo brillante que sigue dando miedo, igual que lo hace un Adolf Hitler en color, secundario de lujo del documental, que cuenta cómo el apoyo fascista alemán e italiano -saltándose la norma impuesta por la Unión Europea de no intervenir- fueron fundamentales a la hora de decantar la balanza de la contienda.

También el sonido ha sido restaurado, dando lugar a uno de los momentos más escalofriantes de la película, aquel en el que Franco pide a su hija que diga algo para los niños alemanes, a lo que Carmencita responde lo siguiente: “Pido a Dios que todos los niños del mundo no conozcan los sufrimientos y las tristezas que tienen los niños que están aún en poder de los enemigos de mi patria. Yo deseo que todos los niños españoles tengan una casa alegre con cariño y con juguetes... Y, por eso, envío un beso a todos los niños del mundo”. Propaganda que ahora se escucha con la voz aguda del dictador más clara que nunca mientras se ve cómo mueve los labios repitiendo lo que dice su hija como si fuera un ventrílocuo.

El dolor de Guernica, la masacre de la Batalla del Ebro, las penurias de la contienda en Teruel, los bombardeos de la Legión Cóndor, la solidaridad de las Brigadas Internacionales… todo está y reluce más que nunca para que sigamos recordando lo que pasó.

Las calles animaban a las tropas con el famoso No pasarán. Minoría Absoluta

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