José Pérez Quintero
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Hoy nos hemos levantado con dos noticias que han corrido como la pólvora. La primera, que Donald Trump ha ganado las elecciones. Y la segunda, que Los Simpson ya predijeron la victoria de Trump, y no fue en un capítulo especial de Halloween. Se trataba de un capítulo titulado Bart to the future, emitido allá por el año 2000, donde Bart observaba su futuro, uno en el que Lisa llegaba a la presidencia de un país hundido por el mandato de Donald Trump. Según su guionista, Dan Greaney, se trataba de una advertencia a Estados Unidos.

Esta afirmación puede parecer pretenciosa viniendo de un guionista de una serie de dibujos, pero hay que tener en cuenta que en Estados Unidos no todo el mundo es guionista, y mucho menos de la serie más exitosa de todos los tiempos. Entre sus filas se encuentran científicos, graduados de Harvard y parte de la élite americana. No es de extrañar que la serie sepa anticiparse unos años en el futuro, gracias al análisis certero y en tono de humor de esas mentes pensantes.

Por supuesto, no es la primera vez que los Simpsons adivinan el futuro. Es más. Existe la creencia de que todo lo que pueda pasarte en la vida, ya ha sido reflejado antes en un capítulo de la serie protagonizada por Homer Simpson. Si nos ponemos a repasar los capítulos, da miedo pensar en todo lo que se nos podría venir encima. Ya acertaron al hablarnos del espionaje de la agencia nacional de inteligencia (NSA), o con la invención y posterior fracaso del iwatch. Tal vez en un futuro asistamos a la creación del Tomaco, mitad tomate mitad tabaco, nutritivo o adictivo. No sería de extrañar, viendo la poca ética que emplean las grandes multinacionales de la alimentación.

Pero no se acaba aquí la cosa. La serie también predijo un elemento aún más importante, algo que se ha cumplido y con creces en estas elecciones: que el americano medio sería tan cazurro y descerebrado como su protagonista, como Homer, un reflejo del fracaso educativo americano, un ente capaz de votar en base a proclamas y panfletos, y no en base a una sincera reflexión sobre su situación actual.

La serie también predijo un elemento aún más importante, algo que se ha cumplido y con creces en estas elecciones: que el americano medio sería tan cazurro y descerebrado como su protagonista

Por cierto, y sin abandonar la política, Los Simpson también nos hablaron en un capítulo de Halloween de la invasión extraterrestre de Kodos y Phobos, dos alienígenas que suplantaban a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos. En un momento concreto su farsa era desvelada pero, como sucede en las elecciones americanas, este escándalo no alteraba lo más mínimo la intención de voto. Es lo mismo que ha sucedido con Trump: sus comentarios xenófobos, sus desfalcos a hacienda, las grabaciones sobre sus delitos sexuales… nada ha afectado al votante medio. Al final del capítulo de Halloween, ambos alienígenas se presentaban a las elecciones: uno por el bando republicano, y otro por el bando demócrata. Uno de los dos ganaba, algo que daba igual, ya que la humanidad acababa esclavizada sí o sí. En una brillante reflexión final, Marge lanzaba una mirada inculpatoria a Homer, quien se defendía diciendo “a mí no me mires, yo voté al otro”.

Aunque todo esto resulte tremendamente inquietante, no se trata de la primera serie que adivina cómo será el futuro, ese que se convierte en nuestro presente. La ciencia ficción es un jardín perfecto para que florezcan este tipo de ideas. Star Trek ya predijo allá por los años sesenta el móvil, los comandos de voz de Siri, las tablets y la ropa hortera. Al ver estos ejemplos, y al levantarnos hoy con Trump como presidente de una súper potencia nuclear, nos asalta una duda: ¿son las series las que adivinan el futuro o es la sociedad la que se inspira en las series?

Lisa como presidenta de los EEUU.

¿Es posible que en realidad sean las series las que alimentan con ideas a las personas, instalando en sus mentes futuras semillas que acabarán floreciendo? No es la primera vez que escuchamos a un científico contar que de pequeño veía series de ciencia ficción, y eso le llevó a querer recrear los elementos que había visto en ellas. Si esto es cierto… ¿Es posible que Donald Trump viese aquel día el capítulo de Los Simpson titulado Bart to the future y se le encendiese una lucecita en su cabeza? ¿Es posible que los Simpsons le diesen la idea para presentarse a la presidencia de Estados Unidos? Es probable que al bueno de Donald jamás se le hubiese pasado por la cabeza algo tan descabellado de no ser por la mítica serie de animación. Tal vez, y solo tal vez, Los Simpson sean los responsables de que Trump tenga ahora en sus manos el botón rojo de los silos nucleares. Tal vez, y solo tal vez, sean los responsables de la aniquilación de la especie humana.

O tal vez sea la evolución natural de un personajillo que ansía los focos y la atención de las cámaras. Con Trump asistimos al segundo presidente mediático que ostenta el cargo. El primero fue Ronald Reagan, icono del western, y ahora tenemos a Donald, surgido del programa de televisión El Aprendiz. Quién sabe si en un futuro nos encontraremos a otros presidentes mediáticos. Quién sabe si tal vez, en el futuro, Homer Simpson llegará a ostentar el cargo. Encajaría perfectamente en el perfil.

Es posible que en España sigamos el ejemplo. Tal vez en un futuro veamos a un ente mediático jurando el cargo de presidente de gobierno. Tal vez ese personaje sea Chicote

Es posible que en España sigamos el ejemplo. Tal vez en un futuro veamos a un ente mediático jurando el cargo de presidente de gobierno. Tal vez ese personaje sea Chicote. Al fin y al cabo Pesadilla en la cocina y el gobierno de España tienen mucho en común: en ambos se encontrará con una gestión pésima, unos trabajadores desastrosos y mucha mierda escondida.

Yo, por si acaso, y para relajarme un poco, voy a prepararme una deliciosa y nutritiva ensalada de Tomaco mientras me veo un capítulo de Los Simpson. Y lo voy a hacer con un bloc de notas al lado.

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