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¿Para qué sirve el cine? La pregunta podría llevar a un debate de horas de duración en el que no se sacara ninguna conclusión en firme. Algunos dirían que sólo para entretener. Otros añadirían que, como arte que es, el cine debe removernos por dentro. Habría quien apostaría por la función moral de las películas, que promuevan valores para la sociedad. Luego estarían esos locos que apostarían por el centro como lugar ideal para su discurso, esos que intentaran explicar que hay autores y obras que conjugan esos tres elementos: lo ocioso, lo artístico y lo educativo.

Títulos que, de forma inconsciente, han marcado un mundo en el que cada semana se estrenan 20 películas y en el que es difícil destacar. Más cuando se hace con una industria mastodóntica como la de Hollywood, que casi siempre apuesta por la idiotización del espectador con decenas de secuelas, reboots, remakes, comedietas adolescentes y películas de superhéroes.

El cine es un arma muy poderosa, también para educar, y aunque los libros sigan siendo lo más usado en las escuelas, las películas ya son una herramienta que completa la labor de profesores y padres

El cine es un arma muy poderosa, también para educar, y aunque los libros sigan siendo lo más usado en las escuelas, las películas ya son una herramienta que completa la labor de profesores y padres, que pueden ayudar a esa función docente con algo tan fácil como dar al Play del reproductor del DVD. Para maestros, familias y cualquier cinéfilo se ha publicado Películas para la educación. Aprender viendo cine, aprender a ver cine (editorial Cátedra), una selección de 42 películas divididas en siete apartados: relaciones personales, socialización, la moral, los derechos humanos, la política, la vida biológica y la posmodernidad.

“Puede considerarse que buena parte de los principios y valores que reigen nuestra percepción de la realidad los hemos adquirido por la vía narrativa y hoy en día la modalidad narrativa que se ha impuesto es la narración audiovisual”, dicen los autores -siete expertos en la materia entre los que se incluyen nombres como Íñigo Marzábal y Carmen Arocena, también editores- en la introducción del libro. Gracias a su obra podríamos elegir cinco películas claves, entre las muchas que incluyen, para explicar a nuestros hijos el mundo en el que se mueven y las cosas importantes de la vida como el sexo, la política o el sentido de la justicia.

El sexo en 'Kids' (Larry Clark,1995)

Fotograma de Kids, la película más conocida de Larry Clark.

Larry Clark es un provocador, pero también uno de los cronistas más desprejuiciados de las nuevas generaciones. Esa jornada de verano a través de la vida de cuatro jóvenes de un barrio marginal de Nueva York es una radiografía del colectivo denominado como White Trash, al que Clark ya le había dedicado varias trabajos fotográficos.

Chavales de familias desestructuradas para los que el sexo es una parte central de su agitada rutina. El director se acerca a ellos con un estilo casi documental en el que muestra las consecuencias de la marginalidad y de la falta de educación -también la sexual-, ya que el SIDA es uno de los temas centrales del filme. Kids sería una elección perfecta para mostrar y explicar las consecuencias que puede tener el sexo sin protección a los jóvenes.

La justicia en 'Mystic River' (Clint Eastwood, 2003)

Sean Penn ganó el Oscar al Mejor actor por Mystic River.

Entender las normas que rigen la convivencia en sociedad y la necesidad de un marco que la garantice es el centro de uno de los capítulos del libro, que recurre a la obra maestra de Clint Eastwood para hablar de la justicia y de cómo la supuesta igualdad ante la ley se ve socavada por la desigualdad social.

Eastwood, a través de una novela de Dennis Lehane, habla de esa sensación de hacer justicia, de cerrar heridas, y de hacerlo sin tener en cuenta a las leyes. El ojo por ojo enfrentado al sistema, pero también las consecuencias de aplicar la Ley de Talión y la imposibilidad de dar marcha atrás. La norma frente a la venganza, cara y cruz del orden social, como bien explica el texto del libro

La igualdad y la discriminación en 'El hombre elefante' (David Lynch, 1980)

Fotograma de El hombre elefante.

En una época en la que el bullying se encuentra en la esquina de cada aula, es fundamental educar en igualdad y en contra de la discriminación. Una de las obras que Películas para la educación propone para ello es El hombre elefante, una de los grandes trabajos de David Lynch en el que se aleja de su mundo onírico, sin renunciar a su personal estilo.

La película se basa en un caso real, el de Joseph Merrick, un joven británico que a finales del siglo XIX sufrió la marginación por sus malformaciones. Lynch se valió de un molde real del cuerpo de Merrick, conservado en el museo privado del Royal Hospital de Londres para dar verosimilitud a su historia, que critica la crueldad de la mirada al diferente, porque ¿quién es más monstruoso, el hombre elefante o aquellos que le han tratado con desprecio e incluso vejado?.

El poder y la corrupción en 'Election' (Alexander Payne, 1999)

Reese Witherspoon y Mathew Broderick en Election.

Todos los días sale una noticia sobre la corrupción en nuestro país. Políticos vaciando las arcas públicas, concesiones a colegas, financiaciones en B… por ello es importante explicar a los jóvenes qué y cómo se crean los corruptos. Un proceso que a veces viene de lejos, desde las mismas aulas del instituto y motivado por las ansias de poder, como ocurría en Election, la joyita de Alexander Payne en la que la empollona de clase, Tracy Flick (una estupenda Reese Witherspoon), es capaz de todo para ser elegida presidenta del Consejo de Estudiantes.

Una metáfora del poder y cómo su ansia transforma todo lo que toca. La traición, el egoísmo, los intereses propios o la envidia son el motor de nuestras acciones, y así lo muestra un filme que también plantea el dilema de la fina línea que separa lo ético de lo moral y de cómo lo moralmente correcto se usa para justificar acciones que no tienen nada que ver con ello.

La violencia en 'La naranja mecánica' (Stanley Kubrick, 1971)

La naranja mecánica, una de las películas más provocadoras de Kubrick.

El uso de la fuerza como forma de obtener lo deseado es una constante en el cine, pero pocas veces se han mostrado mejor sus consecuencias que en la mítica película de Stanley Kubrick. La violencia limita la libertad de los afectados y puede tornarse contra quien la ejerce, pero también hay que entenderla dentro del contexto social en el que se desarrolla para poder valorar si existe alguna legitimidad en su uso, tal como explica Películas para la educación.

Kubrick muestra un futuro distópico en el que los valores no existen y la violencia es algo normal, pero también lo usa para reflexionar sobre los distintos tipos de violencia. Al ver el filme muchos podrán pensar aquello de que el hombre es un lobo para el hombre, pero las consecuencias de intentar domesticar a ese lobo pueden ser incluso peores. La libertad de elección Vs un sistema que deshumaniza en una de las películas más complejas para su análisis.

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