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Muere a los 95 años el cineasta Gil Parrondo

Se trata del único cineasta español que ha conseguido dos premios Oscar. Además, obtuvo cuatro Goya.

E.E.
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El director artístico Manuel Gil Parrondo y Rico, ganador de dos Oscar por su trabajo en "Patton" (1970) y "Nicolas y Alejandra" (1971) y conocido por participar en películas como "El Cid" o "Doctor Zhivago", ha fallecido este sçabado en Madrid a los 95 años, según han informado a EFE fuentes de la Academia de Cine.

Su sobrino Óscar ha explicado que Gil Parrondo (Luarca, Asturias) ha fallecido en torno a las tres de la tarde en su domicilio, en el que vivía junto a su mujer, Gabi Insúa. "No tenía otra enfermedad que la de ser mayor. Este año hemos estado rodando, a partir de una novela de Sánchez Piñol, una película -"Cold Skin", aún sin estrenar- y seguía en activo", ha detallado su familiar.

Con Carlos Saura estaba preparando desde hace tiempo un proyecto sobre Picasso y lo último que había estrenado era la película de José Luis Garci "Holmes & Watson. Madrid Days" (2012), ha explicado.

La capilla ardiente de Gil Parrondo, padre de cuatro hijos, se instalará esta tarde en el tanatorio de la M-30 y su deseo era ser enterrado en su localidad natal, de la que era Hijo Predilecto (1994).

Nacido el 17 de junio en 1921 comenzó a trabajar como ayudante de decoración en 1939, con Amalio Martínez Gari, y en 1951 asumió la dirección artística de la película "Día tras día", de Antonio del Amo, e inicia una etapa prolífica para luego empezar a trabajar en diversas producciones estadounidenses que se ruedan en España.

Era el responsable de decorados tan "impresionantes" como los de "Lawrence de Arabia" O "Espartaco" y trabajó con directores como George Cukor, Stanley Kubrick, Orson Welles o Anthony Mann.

Fue el encargado de la dirección artística de casi todas las películas de José Luis Garci, desde "Volver a empezar", y ha trabajado con otros directores españoles como Jaime Chávarri o Pilar Miró, además de en series de televisión de Mario Camus, Pedro Masó o Fernando Méndez Leite.

Películas "ni buenas ni malas"

Aseguraba que él no había hecho películas "ni buenas ni malas" y achacaba su participación en películas como "El retorno de los mosqueteros", de Richard Lester, y a su trabajo con actores de la talla de John Huston, Ava Gadner y Charlon Heston a su "buena suerte además de algo de trabajo".

El cine, decía, había sufrido un "gran cambio" en los últimos años lo que había supuesto "ganar algunas cosas y perder otras" como, citaba, "trabajar sobre un plató vacío y hacer en él tu propia montaña o tu selva" y no hacerlo todo mediante tecnología digital.

Apostaba por el cine español,"a la altura de cualquier cine internacional", y aseguraba que cuando él había comenzado en el mundo del cine "era impensable que las producciones españolas estuviesen donde están ahora".

"Más decorador que director artístico"

Su trayectoria estaba marcada por dos Óscar de la especialidad que obtuvo con las películas de Franklin Shaffner "Patton" y "Nicolás y Alejandra" además del cuarteto de premios Goya por las películas de José Luis Garci: "Canción de cuna" (1994), "You' re the one/Una historia de entonces" (2001), "Tiovivo c.1950" (2005) y "Ninette" (2006).

No tenía ninguna película preferida entre las que había hecho pero sí le hacía mucha ilusión haber trabajado tanto, y con tanto éxito, en el cine español, según explicaba.

Siempre se sintió decorador de cine más que director artístico y decía que eso, a pesar de "las máquinas diabólicas", como él se refería a la tecnología digital, no había variado.

Le gustaba recordar la etapa de su trabajo con Sigfrido Burgmann, un hombre que le enseñó "todo" y con el que trabajó 14 años.

Aquella, la de la célebre Cifesa, decía, fue una época dorada porque "se hacían muchas películas a la vez" y había que crear desde castillos medievales a ciudades enteras, aunque su ídolo era Cedric Gibbons, el director artístico de la Metro.

El realismo en el decorado era su seña de identidad ya que creía que la función del decorado era "copiar a la naturaleza" y que lo "falso" pasara "inadvertido" y a ello permaneció fiel toda la vida, como lo fue a su querido Real Madrid, al que iba a ver todos los domingos acompañado de su íntimo amigo Julián Mateos.