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En el cine no todo van a ser obras maestras. Películas densas de más de dos horas de duración y planos eternos. Como en todo, se necesitan pequeños placeres culpables para desengrasar entre tanta seriedad y gravedad. Un poco de humor y pocos prejuicios para volverse locos y hacer filmes que desafíen cualquier lógica, norma o canon establecido. Para ello nada como la la serie Z -aquella que deja la B en pañales- y el exploitation, que con sus dosis de gore, vísceras, humor involuntario y efectos cutres conquistan el corazón de todos.

Cada año llegan títulos con méritos suficientes para entrar en esa lista que debería llamarse 'grandes malas películas', pero pocas trascienden y consiguen un lugar en la historia. Son esas que de malas se hacen entrañables, mágicas, tan delirantes que sólo un genio loco puede haberlas creado. En las listas de las peores películas de la historia siempre hay títulos que se repiten, como las de Ed Wood, pero en los últimos años una nueva obra maestra del cine basura se ha alzado sobre los demás. Se trata de Troll 2, dirigida por Claudio Fragasso. Una propuesta que mezcla criaturas fantásticas, el cine de zombies y en el que la sangre se cambia por clorofila. Su escena en la que un actor nefasto ve cómo devoran a una persona y grita un eterno “Oh my gooood” mientras una mosca se posa sobre su frente es inigualable.

A Scene From Troll 2

La película es indescriptible desde su propio nombre, ya que las criaturas que salen son Goblins y no trolls, pero los productores quisieron venderla como una secuela de otro título anterior de serie Z y le cambiaron el título. Tantas desdichas la han convertido en una cinta de culto que este año ha sido reivindicada por la sexta edición de la CutreCon, el festival de cine que rescata este tipo de joyas y que ha dado su premio honorífico Jess Franco a Fragasso.

El director ha acudido a recoger su premio y en “itagnolo” -como ha definido su mezcla de español e italiano- ha contado anécdotas del filme. Entre ellas la sorpresa que le supuso ver cómo este título, en el que no confiaba nada, se convirtió en una película venerada por miles de fanáticos. “Rodamos la película con esa idea de que fuera una película de miedo pero cómica, mi guionista -Rossella Drudi, que también estaba presente- y yo volvimos a Italia y pensábamos que no iba a tener ninguna repercusión. Más tarde me llamó el actor principal, bueno la primera vez que me llamó me dijo que era una mierda total, pero un año o dos después me contó que en EEUU todo el mundo decía que era la mejor película del mundo, y yo decía: pero cómo puede una mierda así gustar tanto”, ha explicado entre risas.

Un hombre planta en Troll 2.

Antes de Troll 2 Fragasso ya tenía ese aura de autor de culto cutre por haber sido colaborador de Bruno Mattei, cineasta venerado por sus filmes exploitation, y por dirigir otras locuras como como Monster Dog (1984) -con la presencia del cantante Alice Cooper -, o Año 225 después del holocausto (1984). Pero su consagración fue esta vuelta de tuerca al cine de muertos vivientes originada por una exigencia de los productores para hacer el filme accesible para todos los públicos.

“La productora siempre nos dijo que había que hacer una película de terror sin sangre, y pensábamos que eso no se podía hacer, entonces la guionista tuvo la idea de hacer una película en contra de los veganos. La idea era hacer ese pueblo de trolls que se podían convertir en hombres o mujeres, que eran caníbales pero vegetarianos, entonces las personas tenían que comer algo de esa cocina vegana y se convertían en plantas y se les comían”, ha explicado sobre el origen del proyecto. Hombres plantas, druidas, vísceras verdes y, a su manera, sangre, ya que como explica la guionista, si no querían sangre a cambio les dieron una buena dosis de clorofila que hacía el mismo efecto. “La falta de dinero nos hacía tener más ingenio”, aseguraban los creadores. Que nadie del Ministerio de Cultura les oiga.

A pesar de que sabían que el resultado estaba siendo un desastre confiesan que “fue muy divertido rodarla”. “Todo el mundo se divertía todo el tiempo. Los actores de EEUU ni siquiera eran actores, el protagonista es un dentista. Todo era muy extraño”, recuerdan con humor. Ahora Troll 2 ha sido motivo de análisis y veneración. Hasta tiene su propio documental: Best Worst Movie (2009) y todos los años se proyecta en salas americanas y se realizan fiestas temáticas en su honor.

La gente me paraba y me decía que le había cambiado la vida mi película. ¿Pero qué tipo de persona era esa?

Los creadores han contado cómo acudieron a un pase del filme en un ciclo que el viernes proyectaba Rocky Horror Picture Show y el sábado Troll 2. “La gente me paraba y me decía que le había cambiado la vida mi película. ¿Pero qué tipo de persona era esa? Dentro del cine, durante la proyección, en la escena de las palomitas la gente tiraba las suyas, cantaban las canciones, yo sólo pensaba que los americanos están locos. Hacen hasta fiestas temáticas, una cosa increíble", explica con cachondeo.

Desde hace años abandonó el cine de serie B y junto a su guionista en el clásico del terror cómico comenzó una carrera más centrada en el thriller con toques de denuncia social, género con el que ha conseguido las mejores críticas de su carrera, pero no tanto reconocimiento como con sus zombies veganos. Pero no se preocupen, sus trolls volverán, ya le han ofrecido una secuela que se llamaría Troll 2, Parte 2. Con ella quieren que la gente piense durante un tiempo que “es una mierda y después sea un gran éxito”. De momento ya tiene alguna escena pensada, y sí es tan loca como la original: una hamburguesa devorando humanos.

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