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Análisis rápido de las nominadas a los Goya a la Mejor película: de las cinco candidatas, tres (Tarde para la ira, Que dios nos perdone y El hombre de las mil caras) son thrillers. El género se confirma como el favorito de los académicos. Desde hace años suele colarse un filme de suspense entre los finalistas, y en ocasiones -véase casos como No habrá paz para los malvados o La isla mínima- arrasa con todo. La capacidad del thriller de hablar de nosotros, del lado oscuro de la sociedad española y de hacerlo con un envoltorio trepidante y sofisticado le convierten en un bombón para los premios.

Todos esos títulos están cortados por el mismo patrón, y responden a unas pautas que este año se han hecho más evidentes por acumulación. Estas películas están protagonizadas por hombres que desprenden testosterona, muy machos. Sus compañeros de viaje son, cómo no, hombres. Sus enemigos o antagonistas también son figuras masculinas. En este caso hasta sus directores son hombres. ¿Dónde está la mujer en el thriller español? Por lo pronto no están ni en los carteles de la película. Sólo en el de Tarde para la ira se deja ver a Ruth Díaz -la única actriz nominada por una de ellas-, en el resto no aparecen.

Antonio de la Torre y Luis Callejo, los dos protagonistas de Tarde para la ira.

En las tres películas nominadas a los Goya existen personajes femeninos, pero siempre como secundarias y en la sombra. Intereses amorosos de los protagonistas, parejas apocadas o meras espectadoras de una espiral de venganza. Raúl Arévalo, Rodrigo Sorogoyen y Alberto Rodríguez han hablado con EL ESPAÑOL sobre el thriller y sobre esa ausencia de mujeres en sus películas y en el thriller español. Para Arévalo, el favorito de esta edición por su thriller de venganza, el problema pasa por ellos mismos y entona el 'mea culpa'. “Es cierto y hay que cambiarlo, tenemos que cambiarlo. Parece que el thriller, como está hecho por hombres, pues sí que tiene algo de testosterona que parece que no se puede evitar, pero es un paso que hay que dar, tiene que haber cada vez más personajes interesantes para mujeres y que haya thrillers protagonizados por mujeres”, cuenta a este periódico.

Es un paso que hay que dar, tiene que haber cada vez más personajes interesantes para mujeres y que haya thrillers protagonizados por mujeres

Para el director este género es perfecto “para contar lo que ocurre aquí”, y cree que esa es la clave, “la identidad”. “Estos últimos años lo hemos visto con La isla mínima, Que dios nos perdone… son grandes thrillers pero muy españoles. Cuentan una realidad, un momento y unos personajes muy nuestros, y eso es auténtico y lo que engancha a la gente. Si queremos hacer un thriller a la americana, con personajes que parecen americanos, pero hablan en español y hasta se llama William, pues no funcionaría. Lo que mola es ver a Javier Gutiérrez y a Antonio Álamo”, apunta Arévalo que termina con un deseo: ver una película “con dos policías, como La isla mínima pero con dos mujeres en otra época. Sería igual de interesante, bueno seguro que más”.

¿Thriller misógino?

La película que más ha estado en el ojo del huracán ha sido Que dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen. Tras sus primeros pases llegaron las acusaciones de misoginia. La escena por la que más le criticaron mostraba a Antonio de la Torre forzando a su limpiadora, que se zafaba y se golpeaba la cabeza con un mueble. Un día después la joven volvía a casa del protagonista con un gazpacho de reconciliación y comenzaban una relación.

Sorogoyen reconoce que no se esperaba una acusación así sobre el filme. “Me sorprendió muchísimo, no me gustó leerlo, no porque fuera mentira, pero fue una sorpresa desagradable. Isabel -la coguionista- y yo lo hemos analizado”, cuenta a este periódico y comenta el resultado de este análisis de género posterior. “Hablando del guion, y lo diré por mí, creo que hay una trama específica, que es la de Antonio con la limpiadora, que la intención no es que fuera misógina, pero que está mal contada. Creo que lo demás no lo es, pero que se retroalimentó todo”, argumenta.

Fotograma de El hombre de las mil caras.

Para el realizador, que ya prepara un nuevo thriller “sin pistolas” sobre un político corrupto, “hay una deuda con estos personajes, igual que el cine y la sociedad tienen una deuda con la mujer”. Reincide en el género en su próxima obra, y lo hace porque cree que es el más útil “para contar estas sociedades y estos sistemas oscuros” y ahora en España “le estamos pillando el punto, antes era más difícil hacer un buen thriller.

El experto en el género de esta década es Alberto Rodríguez. Con sus tres últimos filmes, Grupo 7, La Isla mínima y El hombre de las mil caras se ha ganado la etiqueta de cronista de nuestra historia, aunque él subraya que “estoy aquí por casualidad”. “Sigo pensándolo, porque la primera la enfocamos así para contar una historia concreta en la Sevilla de la Expo' 92 y ahora ya van tres películas, y con la serie -empieza a rodar La peste, otro thriller- cuatro. Soy un especialista de forma azarosa”, analiza.

No se por qué, pero es verdad que mis historias se han enfocado siempre a protagonistas masculinos, ha sido de forma inconsciente

Lo que se repite en todas ellas es la ausencia de personajes femeninos protagonistas. Siempre están en un segundo plano, como parejas de los protagonistas. “Es cierto lo que comentas, la verdad. En nuestro caso la historia fue así. Es verdad que podía haberla enfocado de otra forma pero los personajes principales fueron hombres. No se por qué, pero es verdad que mis historias se han enfocado siempre a protagonistas masculinos, pero ha sido de forma inconsciente”, explica Rodríguez que cree que sí sería capaz de escribir personajes femeninos, aunque sea una asignatura pendiente en su cine.

El thriller ha arrasado este año, y parece que también ha abierto los ojos a los directores para que pierda testosterona y ayude a que esa sociedad que retrata sea un poco menos machista.

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