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El cine español mira constantemente a la actualidad. No puede evitarlo. Nuestras películas son el resultado de lo que ocurre en las calles y los directores beben de la realidad para alimentar sus ficciones. Algunas de ellas parecen más un documental que una historia inventada por la mente de un creador. Que la crisis, la corrupción y la desconfianza en el sistema político han cambiado la forma de pensar de la sociedad está claro, que ha influido en las películas que se ruedan también.

Sólo hay que echar un vistazo al Festival de Málaga que comienza mañana para darse cuenta. El certamen de cine español -que este año se abre al cine iberoamericano- inaugura con El Bar, de Álex de la Iglesia, cuyo local ficticio tiene mucho de España. El director vasco mete dentro a la España de 2017. El hipster, la pija, el corrupto, el policía facha, y todos ellos se tiran de los pelos. El día a día. Entre los platos fuertes de la Sección Oficial se encuentra Selfie, un falso documental sobre el hijo de un ministro del PP al que meten en la cárcel por corrupción. Nada que no hayamos visto. Sólo que Víctor García León -que vuelve al cine español tras un parón de once años desde que presentara Vete de mí en San Sebastián- utiliza a esta especie de Willy Bárcenas para hacer un retrato de la España del momento, un selfie a una sociedad que ya no tolera que se lleven su dinero.

El equipo de Selfie en la presentación del festival. EFE

El propio García León tiene un poco de ese “chico protegido lanzado a la intemperie”. Ha pasado de no tener problemas para rodar a tener que convencer a unos amigos para levantar este proyecto. La necesidad de contar historias ha hecho que se ponga el mundo por montera para trazar “un retrato de este chico de clase alta”. Ese fue el germen, pero “también esa ilusión que había, que como todos los actos ilusionantes acaban en desilusión”. “Había una marea en la que se hablaba tanto de política que pensé que podíamos hacer una especie de Nanni Moretti y hacer una película del momento. A veces la vida es el mejor decorado y esta película es una foto de 2016, esa es su virtud y es su defecto”, cuenta García-León a EL ESPAÑOL.

El director atiza a los corruptos, a sus familias, a la izquierda bobalicona llena de ideales vacíos y a todo lo que pasa por su lado. Un guion en el que ha influido mucho el marido de la infanta Cristina. “He pensado mucho en Iñaki Urdangarín haciendo la película. Me le imagino en las cenas de nochebuena con sus suegros y cuñados diciéndole: 'pero no seas gilipollas, qué vas a hacer, poner una tienda de deportes… que eres el marido de la infanta, espabila o no te integras'. Yo creo que hacía lo que hacían todos, y nuestra moral depende de los demás, no sólo de nosotros mismos”, cuenta el director.

Ahora están mal cosas que hace cinco años parecían maravillosas. Este chaval se preguntará, ¿por qué mi padre ha pasado de ser un tío triunfador y querido a un ser lamentable?

“Ahora están mal cosas que hace cinco años parecían maravillosas. Este chaval se preguntará, ¿por qué mi padre ha pasado de ser un tío triunfador y querido a un ser lamentable?, ¿cómo es que nadie se daba cuenta? Yo creo que había un pacto tácito de que esto se podía hacer y que se ha roto porque ya no hay para repartir. Hay una parte del corrupto que a mí me enternece, esa que dice: '¿por qué soy el malo si todos habéis cobrados sobres, porque uno sí y otro no, en qué sitio se parte la baraja?, y siempre se parte por el más débil. La ley de financiación de los partidos políticos nunca se ha limpiado, es una cochinada, una ley publica que se ha debatido en el parlamento”, añade.

Su Bosco -el personaje protagonista que al verse desahuciado llegará a un Lavapiés desconocido para él- tiene mucho de Urdangarín, pero sobre todo de Willy Bárcenas, el hijo del extesorero del PP que se ha convertido en ídolo pop gracias a su grupo Taburete. El hijo del corrupto convertido en fenómeno de masas. Berlanga se relamería de gusto.

Taburete tiene esa cosa de que encierran a mi padre y yo lo aprovecho para hacer promoción en Punto Pelota. Es la sensación de que vivimos en una realidad subnormal. Es retratar la vacuidad

“Taburete tiene esa cosa de que encierran a mi padre y yo lo aprovecho para hacer promoción en Punto Pelota. Es la sensación de que vivimos en una realidad subnormal. Es retratar la vacuidad. En Selfie el personaje principal no termina ninguna frase porque no tiene nada que decir. Es el hijo de Bárcenas, pero lejos de ser un problema le aúpa al éxito, y no sólo lo permitimos, es que nos hace gracia, nos gusta. Yo creo que lo del Esperpento de Valle-Inclán es que lo empujábamos nosotros. Nos gusta un país exagerado. Nos divierte. Somos todos como valencianos, nos gusta quemarlos todo. España es un país autodestructivo”, cuenta García-León.

Selfie plasma el descontento de la sociedad y la irrupción de Podemos en el panorama político español, algo que el realizador considera “una cuestión generacional”. “La gente de 30 o 40 años no queremos arrastrar los errores de nuestros padres, queremos cometer los nuestros. Eso no quiere decir que creamos en nadie, pero el PSOE y el PP ya nos han puesto el culo como un tomate, así que al menos que nos lo ponga otro”, añade con ironía.

Bosco, el protagonista de Selfie, interpretado por Santiago Alverú.

Su película también cuenta la extraña amistad entre una chica ciega “con un tonto de izquierdas y un tonto de derechas”, una relación que no todo el mundo entiende, “yo lo entiendo porque aquí se habla de fútbol, no se habla de política”. “Nadie habla de ideas políticas, hablan de ser del Barça o del Madrid. Eres de los míos o de los otros, y yo veré penalti y tú nunca lo verás, y se acabó la discusión política. La gente que dice que no podría ser amigo de alguien de derechas es porque no sabe lo que votan sus amigos, al final todos somos gente normal que compra por la mañana”, zanja.

La película, levantada a pulso por cuatro francotiradores, ha encontrado el respaldo de Apaches, la productora de Enrique López Lavigne que le ha dado una nueva dimensión. Su carrera comienza el sábado en Málaga, ahora queda ver si Bosco tiene tanto éxito como Willy Bárcenas y termina el certamen con alguna Biznaga en su poder.

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