Sexo y celos en la edad del pavo: así se crea una relación tóxica
El nominado al Oscar Esteban Crespo presenta en el certamen su ópera prima, 'Amar', un drama sobre el primer amor adolescente.
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Con 17 años uno cree que todo lo que le ocurre es importantísimo, trascendental. Da igual que hayan despedido al padre de un compañero o que un amigo haya suspendido siete asignaturas, siempre se encuentra un drama para pasarlo mal. Así es la adolescencia, intensa, tonta y hasta entrañable Con el paso del tiempo uno mira todo eso con un punto de vergüenza ajena sin saber bien cómo en ese momento uno pudo actuar de cierta forma o pensar aquello.
Esto se empeora cuando de lo que se habla es del primer amor. Un amor que siempre llega de forma torrencial, desbarrada y sin control. Los primeros amantes se quieren comer el mundo a besos y a bocados. Dicen las frases más horteras, pero ellos piensan que son las más bonitas. Venden su amor por las cuatro esquinas aunque las probabilidades de que funcione son mínimas y buscan cualquier rincón escondido para soltar las hormonas y hacer el amor como si el mundo se acabara el día siguiente.
Ya en esas edades uno observa comportamientos insanos, de apropiación del otro, de considerar que la persona que dices querer es de tu propiedad. Da igual que estés amargando la vida a la persona de al lado, siempre se actúa en nombre de algo tan abstracto como el amor, y los adolescentes saben que el amor es lo más importante. Al menos en esos años de confusión. Los primeros amores tóxicos nacen pronto. A veces uno se da cuenta de los errores cometidos y cambia, otras se perpetúan y terminan convertidos en vampiros emocionales de adultos.
De todo ello habla Esteban Crespo en Amar, su debut en el largometraje tras ganar todos los premios del mundo y estar nominado al Oscar por su corto Aquel no era yo. Él mismo reconoce desde el Festival de Málaga que sin aquella candidatura no hubiera podido levantar este proyecto. “Hubiera tenido que hacer una comedia, o un thriller, algo más convencional. Reconozco que es un debut arriesgado, pero si no arriesgamos… yo podía permitirme ese lujo, no lujo porque a lo mejor no hago una película más, pero la nominación ha permitido hacer una peli y que haya gente involucrada con riesgo”, explica a EL ESPAÑOL.
Es un amor absolutamente tóxico que al final intenta tener una esperanza. Luego reflexionarán y harán que evolucione
La segunda ya seguirá otros derroteros más industriales, pero se sentía en la obligación de dar un doble mortal con su ópera prima. La adolescencia es un tema que ya trató en varios de sus cortometrajes. “No sólo es el primer amor, la película habla también de ese instante en el que pasamos a madurar, pero es que ese primer amor es arrebatador, parece que no hay otra cosa en la vida, que se te va el alma. Esa pasión… tenía mucho interés en crear esas sensaciones en el espectador, si en algún momento se ve reflejado, o piensa qué idiotas éramos pero qué bonito haberlo vivido será un éxito”, añade.
Rechaza de lleno que sea una película adolescente, y cree que su “reflexión y su mirada con un toque melancólico es de adulto”. “La vas a disfrutar más si has pasado por eso y sabes que no se repite y cambia. El adolescente va a tener una mirada distinta, pero la mirada desde el que lo ha pasado es lo más interesante”, opina Esteban Crespo que no tiene ninguna duda de que todas las generaciones “éramos así de estúpidas” como las que salen en la pantalla. “En mi entorno y la gente que he entrevistado, porque con los años los recuerdos los tergiversas, y ves las barbaridades que hiciste pero también la forma en la que amé”, dice con un tono casi melancólico y reconociendo que ese primer romance nunca funciona, pero gracias a él mejoraremos.
No es amor, es una obsesión
Ya lo decía un éxito de la música latina discotequera de los últimos años: 'No es amor, lo que tu sientes se llama obsesión'. Algo que Esteban Crespo deja claro en Amar. Sus adolescentes se controlan hasta un punto enfermizo y él termina por confundir sus sentimientos con las ganas de poseer y encerrar. “A esas edades se suele ser posesivo, pero aquí hay una posesión distinta. La inseguridad es la que te hace ser posesivo y él está lleno de miedo. Es un amor absolutamente tóxico que al final intenta tener una esperanza. Luego reflexionarán y harán que evolucione, y cuando maduren tendrán otro tipo de amor y no volverán a repetir esos errores”, opina el realizador.
Para este amor loco adolescente ha confiado en la debutante María Pedraza y Pol Monen. En sus interpretaciones -y en sus propias experiencias y sentimientos que incorporaron al rodaje- confía esta relación tan especial como obsesiva que no termina con un final cerrado, sino con un interrogante para que los espectadores cierren la historia. ¿Serán capaces de desengancharse de la espiral de celos o seguirán adictos a un amor mal entendido?