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Cuando Juego de Tronos viene a España a todo el mundo se le llena la boca. La producción de HBO es una abonada a los rodajes en nuestras localidades. Girona, Sevilla… todas han tenido a Khaleesi y compañía en sus monumentos. Como suele ocurrir en estos casos, el árbol no deja ver el bosque de las producciones internacionales en España, una asignatura pendiente de nuestro Ministerio de Hacienda, y también del de Cultura por no presionar para conseguir lo que demanda toda la industria y todos los productores.

La serie basada en los libros de George R.R. Martin se puede permitir el lujo de venir aquí porque le gusten los escenarios que ofrecen las provincias españolas, pero el 99% de las producciones internacionales buscan un sitio donde los incentivos fiscales sean beneficiosos. En casi todos los países se devuelve a los productores una parte del gasto realizado para alentarles a traer aquí los rodajes y que vuelvan con los siguientes, por lo que hay que tener un porcentaje de deducción competitivo para que no se vayan a otros lugares.

Julio Medem en el rodaje de Ma Ma.

En España esos incentivos se incluyeron en la reforma fiscal de 2013, pero decepcionaron a todos, incluida a la entonces directora del ICAA, Susana de la Sierra, que pocos meses después presentaba su dimisión. Tras luchar con Hacienda el porcentaje de deducción para rodajes internacionales se quedó en un 15% hasta un máximo de 2,5 millones de devolución. Siempre se ha dicho que en comparación con otros países era bajo, pero ahora esa afirmación se ha confirmado en un informe de la Spanish Film Commission, asociación sin ánimo de lucro que trabaja en colaboración con instituciones españolas audiovisuales, comerciales y turísticas para facilitar a los productores la gestión de rodajes, además de asesorar en la financiación, localizaciones, gestiones administrativas y servicios de todo tipo.

En este documento se analizan los beneficios de estas políticas, así como las debilidades de la deducción española, que definen como “el menor incentivo fiscal de Europa Occidental”, que además “no se enmarca dentro de las Directrices europeas de ayuda estatal a las obras cinematográficas y otras producciones del sector audiovisual". Por si fuera poco consideran que hay “inseguridad jurídica en la aplicación del incentivo” y que existen unos “costes laborales superiores a algunos países competidores”. También señalan la carencia “infraestructuras similares a las de otros países con los que se compite”.

El de España es el menor incentivo fiscal de Europa Occidental y no se enmarca dentro de las Directrices europeas de ayuda estatal a las obras cinematográficas y otras producciones del sector

Todo un tirón de orejas de la Spanish Film Commission, que no sólo se limita a decir las cosas malas, sino que estudia otros casos de países vecinos y da una serie de recomendaciones a nuestras autoridades, entre ellas “incrementar el incentivo a los rodajes internacionales al 30%”. También reducir la inversión mínima y elevar el máximo de devolución por proyecto a 20 millones de euros -ahora está en 2,5 millones-. El estudio presenta un mala de Europa que no deja lugar a dudas, somos el país con el incentivo menos atractivo para los rodajes internacionales, sólo se salvan las excepciones de Navarra y Canarias, que por la insularidad y la foralidad ofrecen una deducción veinte puntos mayor (35%).

Beneficio para el estado

“Los rodajes cinematográficos y audiovisuales de todo tipo generan un extraordinario impacto en la economía de los territorios que los acogen. Tienen importantes efectos sobre sectores económicos muy diversos: industria audiovisual, turismo y servicios de variada índole y por tanto, sobre el empleo, la economía y la riqueza de un país, además de contribuir a la difusión de su marca y a la atracción de visitantes. España goza de inmejorables localizaciones, de una buena oferta de profesionales y servicios técnicos y de modernas infraestructuras de transporte y hostelería, pero necesita tener un marco fiscal atractivo para poder competir en igualdad de condiciones con otros países y no perder oportunidades”, dice el estudio.

En Francia, por cada euro invertido en el incentivo fiscal, las producciones generan un gasto directo de 7 euros y se produce un retorno de 2,7 euros de recaudación fiscal

Por si acaso alguien viene con el tópico que es dinero caído en saca rota, la Spanish Film Commision añade dos datos rotundos de nuestros vecinos. Según Francia por cada euro invertido en el incentivo fiscal, las producciones generan un gasto directo de 7 euros y se produce un retorno de 2,7 euros de recaudación fiscal. Reino Unido, por su parte, ha calculado que por cada libra invertida en el incentivo fiscal, las producciones generan un valor añadido bruto de 12,49 libras y se produce un retorno de 3,74 libras de recaudación fiscal.

También pide que este estudio de rentabilidad se pueda hacer de forma fiable en España, y por ello piden la “realización de informes anuales de impacto directo, indirecto e inducido del incentivo, y su efecto en la recaudación fiscal en colaboración con Spain Film Commission y las asociaciones de productores”. Una forma de acabar con los falsos mitos que rodean al cine español y para atraer rodajes a España cuando acabe Juego de Tronos.

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