La peor pesadilla de Wonder Woman se llama Elena Anaya
La española es la villana del filme que llega mañana a los cines españoles y que ha hecho historia en el resto del mundo al ser el título más taquillero dirigido por una mujer.
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Wonder Woman es casi invencible. Una amazona con una fuerza sobrehumana, un entrenamiento militar y sangre divina en sus venas. Nadie puede con ella, o casi nadie, porque de repente una actriz española, con aspecto frágil, voz suave y ojos expresivos le ha plantado cara. Elena Anaya es una de las villanas de la película de la que todo el mundo habla, la adaptación cinematográfica del clásico de DC Cómics que llega mañana a los cines españoles después de reventar la taquilla de todo el mundo y hacer historia: es el filme dirigido por una mujer que más éxito ha tenido.
Ella interpreta a la Doctora Maru, una toxicóloga que investiga durante la Primera Guerra Mundial para obtener el gas más venenoso y asesino de la historia. Con una máscara que cubre su cara, ella es el polo opuesto a Diana Prince, la superheroína que intentará evitarlo. En una superproducción llena de rostros hollywoodienses conocidos como Gal Gadot, Chris Pine o Robin Wright, sorprende que un papel relevante haya ido a parar a una actriz española, pero fue Patty Jenkins, la directora del filme la que lo tuvo claro desde el principio.
“Me había visto en alguna película y dijo: quiero que esa chica sea la villana. Cuando me llamó yo le dije que soy muy pequeñita, y ella me dijo 'quiero que sea así de pequeñita, y quiero que tenga tus ojos, y además quiero desfigurarte el rostro, ¿te parece bien?', y yo le dije que me parecía extraordinario”, cuenta la actriz a EL ESPAÑOL mientras agradece el “honor y el privilegio” de haber participado en una superproducción que ha arrasado por donde ha pasado.
Wonder Woman es un producto sorprendente en Hollywood, en donde las productoras no apuestan por directoras para sus grandes blockbusters, ni por actrices para protagonizarlas. En este caso ha ocurrido lo opuesto, Warner y DC han apostado por la mujer en todos los ámbitos, algo que para Elena Anaya es “una cosa muy rara, desafortunadamente, pero es una rareza preciosa”. “La película ha roto todas las previsiones de taquilla, ha sorprendido a todo el mundo, y como decía Patty el otro día: yo soy cineasta, no mujer cineasta. A un hombre no se le dice que es hombre-cineasta”, explica la ganadora del Goya por La piel que habito bajo las órdenes de Pedro Almodóvar.
"Cuando me llamó Patty Jenkins para ser la villana, yo le dije que soy muy pequeñita, y ella me dijo 'quiero que sea así de pequeñita, y quiero que tenga tus ojos'"
Lo que hay que ver si rompe Wonder Woman es el techo de cristal que impide el ascenso de las mujeres en la industria cinematográfica, un “techo que nunca tenía que haber existido”. “Hay que luchar por la igualdad más allá de movimientos o etiquetas y de ponerle a la película la categoría de 'una película feminista'. Que una película dirigida por una mujer bata récords es maravilloso, que una película vaya bien en taquilla también. No lo es más por ser mujer, pero si eso sirve para romper techos de cristal, o de hormigón, porque a veces son de hormigón, y convencer a los productores para que no tarden otros 75 años en apostar por un proyecto como este, pues ojalá que abra puertas para que la gente pueda dirigir sus proyectos sin que importe su sexo”, añade la actriz.
Feminismo 'mainstream'
El mundo de los cómics también ha estado tradicionalmente dominado por los hombres, así que sus adaptaciones cinematográficas sólo han acrecentado lo que ya existía. Marvel todavía no ha dedicado ninguna de sus películas dedicadas a un personaje concreto a una mujer. DC lo intentó con la Catwoman de Halle Berry y el resultado fue desastroso. En vez de pensar que el culpable fue la calidad del filme, se consideró que las superheroínas eran veneno para la taquilla.
Hasta ahora, que ha llegado Wonder Woman para demostrar que se equivocaban y que es posible introducir feminismo para todos los públicos en una superproducción. En un momento del filme, la heroína pregunta qué es una secretaria, y cuando se lo explican ella responde que eso, en su pueblo, se llama “esclavitud”. Píldoras que la diferencian de Batman, Iron Man y compañía. Pese a ello, Anaya considera que “esta película no habla de feminismo”. “Es un personaje inocente y bondadoso que hace cosas inesperadas sin esperar nada a cambio, y eso no está vinculado a un género. Creo que nuestra sociedad vive sumida en una crisis en la que los valores se pierden a pasos agigantados, y de repente llega una película de entretenimiento que emocione y nos hace reflexionar sobre la clave de nuestra posición en el mundo. Todos tenemos que hacer algo porque las cosas cambien. El mundo se está destruyendo y no queda tanto tiempo para salvarlo y hacer frente a nuestros gobernantes y decirles que así no puede ser”, opina.
"Ojalá 'Wonder Woman' sirva para romper techos de cristal, o de hormigón, porque a veces son de hormigón, y convencer a los productores para que apuesten por proyectos como este"
No sabe si estará en la secuela de Wonder Woman, aunque por contrato está vinculada a la saga. “Cuando te llaman para una película así, tienes que decir prácticamente sí quiero para toda la vida, es como un matrimonio para siempre”, dice con humor. De momento salta de producciones pequeñas en España a grandes eventos como el filme de Patty Jenkins, en el que “las roulottes son enormes y los equipos inmensos”. Aunque hay algo que es igual en todos los sitios: “No importa la gente que haya detrás, o los millones que cueste. Cuando dicen acción, desaparece la claqueta y la cámara escucha cada uno de tus pensamientos eso no importa”.